Claves para entender –desde fuera– qué se cuece en España

Tras más de 10 meses de Gobierno en funciones, el pasado día 29 de octubre Mariano Rajoy (del conservador Partido Popular, PP), presidente desde 2011, consiguió ser investido presidente para un segundo mandato gracias a la abstención de su mayor rival, el Partido Socialista (PSOE).

Esta decisión del PSOE evitó unas terceras elecciones generales en menos de un año (tras las de diciembre de 2015 y junio de 2016). El bloqueo institucional ha sido el enésimo elemento de la tormenta perfecta a la que se enfrenta el quinto país más poblado de la Unión Europea desde el comienzo de la crisis financiera de 2008.

El PP, que comienza a gobernar en minoría, deberá buscar apoyos para sacar adelante todas sus propuestas, empezando por los Presupuestos Generales del Estado.

España era la octava mayor economía del mundo a finales de 2007. En 2015, tras siete años de crisis, ocupó el puesto 14 del ranking. El país creció un 3,8% aquel lejano 2007, y solo dos años después tocó fondo con una contracción del 3,6%. Las previsiones de crecimiento para este año se sitúan entre el 2 y el 3%, en una lenta recuperación del PIB que comenzó en 2014. La deuda pública, que en 2007 suponía el 36,3% del PIB (una de las más bajas de Europa), ahora supera el 100%. La tasa de paro en 2007 era del 8,2%, en 2015 se situaba en un 22,1%. Hoy, la tercera fuerza política en el Parlamento es Podemos, un partido fundado hace dos años. Estas son las principales claves para entender qué está pasando en España:

 

1. Los años felices del ladrillo y el hormigón

España crecía en 2007 con una economía sustentada en un sector inmobiliario desbocado. La burbuja había ido inflándose desde comienzos de este siglo. En un país con un paro estructural muy elevado, se creaba empleo con niveles nunca vistos antes. Los bancos, ya en 2006, concedían el 60% de sus créditos a la construcción y compra de vivienda.

Cuando la burbuja reventó con el estallido de la crisis financiera mundial, todo se vino abajo. Se llevó por delante las cajas de ahorros (de titularidad pública), repletas de créditos irrecuperables. Esto provocó un terremoto financiero que llevó en 2012 a un rescate bancario por parte de la Unión Europea de más de 41.000 millones de euros.

El pago del rescate y sus intereses han supuesto en los últimos cuatro años un lastre terrible para la deuda pública, que se ha disparado hasta superar el 100% del PIB, algo que no ocurría desde 1909.

El otro frente abierto es el control del déficit fiscal impuesto por la UE, con el que España, de momento, no ha podido cumplir.

 

2. Desempleo español: llueve sobre mojado

La tasa española de desempleo fue de un 22,1% en 2015, solo superada por Grecia. La tasa de paro juvenil (menores de 25 años) alcanzó un 46,24%. Según la OCDE, el 22,8% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja, un porcentaje solo superado en la Unión Europea por Grecia e Italia. Según datos del Instituto Nacional de Estadística recogidos por el think tank FEDEA, entre 2008 y 2014 desaparecieron más de 300.000 empresas en España. La falta de oportunidades ha llevado a una emigración continua y al alza en los últimos cuatro años. En 2015 la cifra ya alcanzó las 98.934 personas.

Luis (nombre ficticio) es un ecuatoriano nacionalizado español que llegó a España en 2004 con 18 años. Su padre, también nacionalizado, tuvo dos empresas en la construcción, pero la crisis acabó con todo. Sus padres regresaron a Ecuador y Luis, después de trabajos temporales en Estados Unidos y Francia, acabó tomando la decisión, hace unos meses, de emigrar a Alemania con su esposa y sus dos hijos. “España es mi casa, siempre me ha acogido bien, pero la crisis y los malos gobiernos nos obligaron a salir”, explica a Equal Times. Ahora trabaja en un restaurante y trata de aprender el idioma local.

Un recién retornado desde Londres es Alberto Fraile, técnico de sonido, que decidió marcharse de España en 2010, con 25 años.

“La crisis tuvo bastante que ver en la decisión, de decir: ‘aquí no estoy haciendo nada, no estoy aprovechado (mi tiempo y conocimientos)’”, relata a Equal Times. Comenzó lavando platos en un restaurante y tras un año aprendiendo inglés y estudiando, encontró trabajo en su sector. Hace unos meses regresó a España para quedarse con su familia.

“El 90% de los españoles que he conocido allí quieren volver”, asegura, sin embargo, no es fácil, algunos incluso pagan la hipoteca de su casa española con lo que ganan en Londres, explica.

Para los que se quedan en España, los datos sobre el papel pueden parecer alentadores, el paro baja lentamente: este verano fue la primera vez en seis años que bajó del 20%, hasta situarse en un 18,91%. Sin embargo, España es el país de la Eurozona con la mayor temporalidad, uno de cada cuatro contratos es temporal.

 

3. Recortes y más recortes... y su respuesta social

Según otro informe de FEDEA, el recorte en el gasto en el Estado del bienestar fue del 12,3% solo entre 2011 y 2014 (contando con la inflación). El gasto de las Comunidades Autónomas (que tienen transferidas la mayor parte de las competencias sociales) se redujo un 10% en Sanidad, un 19,4% en educación y un 13% en protección social en ese periodo.

La pérdida masiva de empleos, los recortes, las reformas laborales y educativa –condenadas por buena parte de la sociedad– y la percepción de ineficacia en la clase dirigente, llevó a la movilización de algunos sectores, ya en los primeros momentos de la crisis. El movimiento 15M, con su acampada en la Puerta del Sol de Madrid en 2011, de la que nacieron asambleas ciudadanas y se exigió democracia real, inspiró a otros movimientos como Occupy Wall Street en Estados Unidos.

Además, han surgido las llamadas mareas, en defensa de diferentes derechos o servicios, de las que las más representativas son la marea blanca (formada por profesionales de la sanidad que luchan, por ejemplo, contra el copago introducido en 2012) y la marea verde (profesorado y alumnos enfrentados con el Gobierno por la ley educativa). Especial relevancia tomó la PAH, plataforma de ayuda a aquellos en riesgo de perder su casa por no poder pagar la hipoteca, otra de las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Una de sus fundadoras y portavoz, Ada Colau, es ahora alcaldesa de Barcelona.

 

4. Corrupción

Las llamadas a la austeridad y los recortes en servicios básicos contrastan con el goteo constante de casos de corrupción (con sentencia firme o por juzgar).

España ocupa el puesto 36 (de 168) en el Índice de Percepción de Corrupción elaborado por Transparencia Internacional, con uno de los niveles más altos de corrupción percibida en la zona Euro.

Los mayores escándalos implican a destacados miembros de los dos partidos que se alternan en el poder desde 1982, PSOE y PP (e incluso al mismísimo Partido Popular –como persona jurídica–). Pero también a referentes políticos como el nacionalista catalán Jordi Pujol (junto a su mujer y gran parte de su descendencia) o al exdirector del FMI, Rodrigo Rato. A estos hay que sumar los casos de corrupción en ayuntamientos, muchos de ellos ligados a adjudicaciones inmobiliarias.

Tampoco se salvan de las imputaciones en casos de corrupción los sindicatos (UGT y CCOO) ni la Casa Real (por la imputación de la infanta Cristina de Borbón en el ‘caso Nóos’).

 

5. Los nuevos partidos políticos

El descontento con los partidos tradicionales no ha dejado de crecer desde el inicio de la crisis. La desconfianza ha hecho que los votantes, especialmente los jóvenes, buscaran nuevas alternativas. Así ha surgido, a la izquierda del Partido Socialista, Podemos, un partido cocinado al calor de las protestas sociales. Fue fundado en marzo de 2014 y ya es la tercera fuerza política del país en el parlamento (y, con la crisis interna del PSOE, la segunda en intención de voto).

Uno de sus miembros, Luis Miguel García, de 41 años, se unió a él ese mismo año: “Me sorprendió que la mayoría de la gente de Podemos no había militado en ningún partido o lo había hecho muchos años atrás. Sin embargo, muchos de ellos participaban activamente en movimientos sociales”, comenta a Equal Times. En su opinión, “Podemos ha sido el síntoma que ha mostrado que nuestra democracia se encontraba en una fase de agotamiento”.

También se ha producido el relanzamiento de Ciudadanos, partido con una década de vida en Cataluña, caracterizado por un fuerte componente anti-independentista, que en los últimos tiempos ha dado el salto al ámbito nacional hasta convertirse en la cuarta fuerza política del país. La entrada de Ciudadanos en el panorama nacional ha hecho que parte del sector de votantes más moderado del PSOE y PP, que ven con gran recelo a Podemos, haya optado por ellos.

 

6. Crisis territorial: la independencia de Cataluña (la cuestión catalana)

El futuro de Cataluña en España (o fuera de ella) es un frente político más en la ya complicada situación política nacional, y una de las razones del bloqueo institucional del país.

El presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, anunció recientemente que el referéndum por la independencia de Cataluña se celebrará, saltándose la constitucionalidad española, en septiembre de 2017.

La coalición Junts Pel Sí (formada por el conservador CDC y los republicanos de izquierdas ERC, principalmente) ganó –no con mayoría absoluta– las últimas elecciones autonómicas. Su principal promesa electoral era comenzar el proceso de independencia. Esta coalición pudo formar Gobierno gracias al apoyo in extremis del grupo antisistema y pro-independencia CUP. Ambas formaciones sumaron un 47,8% de los votos.

La confrontación más reciente con el Gobierno central comenzó en 2006, con la aprobación de un nuevo estatuto de autonomía (texto para la regulación de Cataluña y los márgenes de autogobierno), recurrido por el PP por considerarlo inconstitucional.

La crisis económica y las políticas fiscales del Gobierno central, que los independentistas consideran que perjudican a Cataluña (a pesar de que aportó el 4,53% de su PIB a financiar a otras regiones, en tercera posición, por detrás de Madrid y Baleares), han impulsado igualmente el deseo soberanista de un número creciente de catalanes. [Nota de la editora.- en ese impulso también han contribuido: la financiación del mensaje proindependentista; la politización de la festividad catalana “la Diada”, del idioma regional –catalán–, e incluso del fútbol –FC Barcelona, “más que un club”–; así como la ausencia de un debate sosegado/constructivo entre las partes. Elementos que, por motivos de espacio, no trataremos].

 

7. Bloqueo institucional

El 23 de octubre, el PSOE, con una profunda división interna, decidió abstenerse en la investidura del conservador Mariano Rajoy para permitir que el PP renovara la presidencia del Gobierno. Por el camino quedó su secretario general, Pedro Sánchez, que dimitió después de una rebelión interna del comité federal del partido.

El bloqueo comenzó después de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, que ganó el PP. El reparto de escaños entre PP, PSOE, y los recién llegados Podemos y Ciudadanos, así como el número de diputados obtenido por los partidos independentistas catalanes, hacía muy difícil llegar a un acuerdo de Gobierno.

Las llamadas “líneas rojas” de todos los partidos fueron determinantes en las negociaciones de pactos, sobre todo respecto a Cataluña. Ciudadanos estaba en contra de alianzas con independentistas y Podemos a favor de celebrar una consulta sobre el derecho a la autodeterminación.

El PSOE pactó con Ciudadanos, pero no logró la abstención de Podemos. Seis meses después, en nuevos comicios, el PP volvió a ser el partido más votado. Sin embargo, el reparto de escaños seguía siendo insuficiente para crear Gobierno. Rajoy, tras firmar un pacto con Ciudadanos, pidió la abstención del PSOE y éste se la denegó. Así las cosas, y a punto de agotarse los plazos para la convocatoria de nuevas elecciones, un PSOE profundamente dividido entre sus dirigentes y con parte de la militancia en contra, decidió abstenerse.

Las consecuencias de este movimiento de ficha escribirán el siguiente capítulo de la convulsa política española.