Crecen las agresiones contra los activistas hondureños que luchan por los derechos de los trabajadores

Crecen las agresiones contra los activistas hondureños que luchan por los derechos de los trabajadores

En 2016, en San Pedro Sula (Honduras), los trabajadores y sindicalistas del sector textil exigieron que se derogaran las leyes laborales en contra de los trabajadores, se pusiera fin a la violencia contra los defensores de los derechos humanos y se aumentara el salario mínimo. Su mensaje principal fue: “Sí al sindicato”.

(Stephen Wishart/Solidarity Center)

Según la Red Nacional contra la Violencia Antisindical y otros grupos de la sociedad civil de Honduras, está aumentando la escalada de violencia que tiene como objetivo a los activistas que luchan por los derechos de los trabajadores. El último ejemplo fue la brutal agresión a un líder sindical y su hermano.

Moisés Sánchez, secretario general de la sección de exportación de melones del Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria y Similares (STAS), así como su hermano y sindicalista Misael Sánchez, aseguran que a mediados de abril seis hombres les atacaron con machetes cuando salían de las oficinas del sindicato en la localidad meridional de Choluteca, una zona en la que los trabajadores de la agroindustria cultivan melones y otros productos para la exportación.

Misael resultó gravemente herido; los agresores le desfiguraron la cara con un machete. A Moisés le golpearon durante casi una hora y le amenazaron de muerte si seguía ayudando a los trabajadores del sector melonero a obtener sus derechos a través del sindicato. Misael salió del hospital el 17 de abril y se espera que sobreviva.

El año pasado fueron asesinados o amenazados alrededor de 20 sindicalistas hondureños por intentar ayudar a los trabajadores a mejorar sus duras condiciones laborales.

En las últimas semanas han aumentado las agresiones y amenazas contra los sindicalistas.

Isela Juárez Jiménez, presidenta del sindicato de funcionarios públicos SITRASEMCA, denunció que hace poco le intentaron secuestrar. En 2015 empezó a recibir amenazas de muerte y en septiembre un Toyota blanco que llevaba días siguiéndole embistió su motocicleta.

Otros dos líderes sindicales, Nelson Núñez de la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria (FESTAGRO) y Miguel Ángel López, del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE), afirmaron que últimamente les habían estado siguiendo. López denunció que un hombre hizo el gesto de sacar una pistola después de parar junto a la ventana de su coche.

Tanto Núñez como López recibieron amenazas de muerte el año pasado por su trabajo de sindicalización de trabajadores en Honduras. Asimismo, las últimas amenazas que ha recibido Núñez hacen referencia a sus intentos de organizar a los trabajadores en Choluteca. Patricia Riera, otra organizadora sindical de FESTAGRO, fue la primera sindicalista en recibir amenazas de muerte por los intentos de organización de un sindicato de trabajadores del melón en Choluteca.

Aunque el año pasado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Gobierno hondureño que protegiera a los miembros de sindicatos amenazados, Honduras no ha hecho nada. La Red contra la Violencia en Honduras y su homóloga en Guatemala están exigiendo al Gobierno hondureño que preste servicios de seguridad privada a los activistas que reciben amenazas de muerte.

Asimismo, las redes exigen al Gobierno que investigue todos los asesinatos y lleve a sus responsables ante la justicia, tanto a los que cometieron los delitos como a los que los planificaron.

Acoso y despidos

Los trabajadores del sector melonero de la región de Choluteca llevan tiempo sufriendo la violación de sus derechos. Después de intentar mejorar sus condiciones laborales formando sindicatos en 2016 con el STAS (un sindicato afiliado a la FESTAGRO), numerosos empleados fueron intimidados y despedidos ilegalmente por sus empleadores, aunque la legislación hondureña y los convenios internacionales establecen que es ilegal tomar represalias contra los trabajadores que organicen sindicatos para proteger sus derechos en el lugar de trabajo.

Según la FESTAGRO, los dueños de las plantaciones obligaron a los primeros cuatro líderes sindicales a renunciar al sindicato, despidieron a 21 miembros de la organización sindical durante la temporada de siembra en primavera de 2016 y se negaron a reincorporar a 35 trabajadores sindicalizados para la cosecha de otoño.

Asimismo, una plantación despidió a 47 trabajadores encargados de la seguridad que se unieron al sindicato en marzo.

A pesar de los tan cacareados avances para cumplir el Plan de Monitoreo y Acción elaborado junto al Gobierno de EEUU para abordar las violaciones de los derechos laborales, aún persisten las agresiones antisindicales constantes y las represalias contra los trabajadores que intentan sindicalizarse.

El Plan de Monitoreo y Acción se creó después de que la central sindical estadounidense AFL-CIO y 26 sindicatos hondureños presentaran en 2012 un informeante el Departamento de Trabajo de Estados Unidos sobre el incumplimiento por parte del gobierno hondureño de su legislación laboral en el marco del capítulo laboral del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Centroamérica y la República Dominicana (DR-CAFTA, en sus siglas en inglés). El informe citaba ejemplos de 17 lugares de trabajo que abarcaban sectores tan dispares como el manufacturero, el agrícola y el portuario.

En un informe público de 2015 sobre la queja de 2012 relacionada con el capítulo laboral del DR-CAFTA, la Oficina para Asuntos Comerciales y Laborales de Estados Unidos reveló las constantes violaciones de los derechos laborales básicos que se estaban dando en esas mismas plantaciones exportadoras, incluidos el impago de los salarios mínimos y las prestaciones legales, el robo de salarios, el trabajo infantil y el uso de agentes químicos peligrosos por parte de niños y el incumplimiento de proporcionar agua potable, la inscripción en la seguridad social y días de descanso.

El presente artículo se publicó por primera vez en inglés en la página web de la organización Solidarity Center.

Este artículo ha sido traducido del inglés.