¿Cuál es el coste real del salario mínimo en Alemania?

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Con su relativa estabilidad económica durante la crisis del euro y una de las tasas de desempleo más bajas de Europa (del 6,9%), Alemania suele utilizarse como ejemplo de una brillante política macroeconómica.

Sin embargo, gran parte del crecimiento económico de Alemania está directamente vinculado a la expansión de los empleos de baja remuneración y la flexibilidad del mercado laboral durante la última década.

Por tanto, aunque el PIB alemán haya crecido a un ritmo constante, la otra cara de la moneda es que el trabajo precario y la desigualdad social también están aumentando.

Como consecuencia, millones de alemanes no reciben un salario decente.

Para intentar combatir la pobreza de los trabajadores/as en Alemania, el año que viene se aprobará un nuevo salario mínimo de 8,50 €.

Esta medida tan esperada fue una de las demandas principales del Partido Socialdemócrata (SPD) para formar un gobierno de ‘gran coalición’ con el partido de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristiana (CDU).

El nuevo salario mínimo se aplicará gradualmente desde enero de 2015 hasta 2017, para permitir que caduquen los convenios colectivos existentes a nivel regional y sectorial y para negociar las posibles excepciones.

Como era de esperar, la idea de un salario decente ha demostrado ser muy popular entre los alemanes de a pie, pero todavía continúa el debate sobre en qué medida conseguirá realmente proteger a la clase trabajadora alemana, evitar la pérdida de puestos de trabajo y fortalecer el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Sus defensores afirman que el nuevo salario mínimo fomentará el gasto de los consumidores en Alemania, hará que el país dependa menos de las exportaciones y aumentará las inversiones nacionales.

Sus argumentos se ven alimentados por historias terribles sobre empleadores sin escrúpulos que se aprovechan de la ausencia de un mínimo salarial.

En un caso especialmente escandaloso se descubrió que a una camarera de hotel le habían estado pagando 0,26 € por hora.

Sin embargo, otros aseguran que el salario mínimo dañará a la competitividad alemana, provocando una mayor inflación y ofreciendo menos oportunidades a los desempleados/as poco cualificados y de larga duración.

El Deutsche Bank llegó incluso a pronosticar en un reciente estudio que la instauración de un salario mínimo podría significar para Alemania la pérdida de hasta un millón de puestos de trabajo.

 

Trabajadores/as de bajos ingresos

Según el Instituto Alemán de Investigaciones Económicas, en Alemania hay alrededor de seis millones de personas (aproximadamente el 17% de la población activa) que ganan una cantidad inferior al salario mínimo previsto. La mayoría viven en el este del país.

Otro estudio sitúa dicha cifra en bastante más de ocho millones de personas.

“Tenemos a casi 1,4 millones de personas que ganan 4 € o menos por hora”, denuncia Christoph Schmitz, portavoz de Ver.di, el sindicato alemán de servicios públicos.

“En especial la gente procedente del este de Europa se ve obligada a trabajar por salarios muy bajos. Pero cualquier cifra por debajo de los 6 € no es suficiente [para nadie]”.

La mayoría de estos trabajadores de bajos ingresos son mujeres, jóvenes, personas poco cualificadas o inmigrantes.

Según Thomas Rhein, el investigador jefe del Instituto para la Investigación sobre el Empleo, el nuevo salario mínimo por fin les ofrecerá la oportunidad de ganar un salario decente.

“La brecha salarial entre hombres y mujeres en Alemania es una de las más altas de la Unión Europea. Las mujeres podrían ser las que más se beneficien de esta medida, pues muchas de ellas están empleadas en ‘mini-jobs’”.

 

¿El fin de los ‘mini-jobs’?

En 2002, el gobierno de Gerhard Schröder aprobó las reformas Hartz, que tenían como objetivo reactivar la economía alemana.

Gracias a ellas, hoy en día los trabajadores/as desempleados pueden llegar a ganar hasta 450 € al mes sin pagar ningún impuesto. Sin embargo, al no pagar impuestos no reciben ningún tipo de protección social ni seguridad laboral.

A lo largo de los años, este sistema ha ocasionado abusos dramáticos y ha tenido como consecuencia un aumento del número de empleados en ‘mini-jobs’ - 7,5 millones, según la Comisión Europea.

Maria trabaja en una tienda de cosméticos en la ciudad occidental de Aquisgrán y gana una cantidad ligeramente superior a la del salario mínimo previsto. Sin embargo, su marido trabaja solo diez horas como embalador.

“Él gana entre 200 y 250 € al mes”, nos explica Maria. “Es difícil, por lo que los dos vivimos principalmente de mi salario”.

El marido de Maria, como la mayoría de los empleados en ‘mini-jobs’, depende del apoyo de su familia. De no ser así, tendría que cobrar su prestación social.

Para algunos trabajadores/as de bajos ingresos, incluso un pequeño aumento salarial significaría una gran diferencia.

“Gano 8,30 € por hora trabajando en un restaurante”, asegura Roshan, un trabajador de 26 años originario de Sri Lanka.

“El salario mínimo no significará gran cosa para mi empleador, pero sí para mí. Podré enviar más dinero a mi familia. Yo vivo solo aquí y es muy difícil”.

Sin embargo, muchos pequeños empresarios no parecen tan entusiasmados.

Jamel es el propietario de una pequeña tienda de alimentos en Aquisgrán. Sobre el salario mínimo opina: “Si tengo que pagar más a mis empleados, quizá no pueda permitirme sus salarios o mis facturas. ¿Tendré que trabajar por cuenta propia? ¿Más horas? Si aumento los precios, perderé a mis clientes”.

Al igual que Jamel, las organizaciones de empleadores han estado haciendo campaña en contra del salario mínimo nacional, alegando que será perjudicial para la competitividad y que aumentará el desempleo.

Pero Michael Sommer, secretario general de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) y presidente de la Confederación Sindical Internacional (CSI), no está de acuerdo.

Según explicó a Equal Times: “Los estudios más recientes han demostrado que el salario mínimo no tiene ningún efecto negativo sobre los niveles de empleo”.

“El problema del aumento de los niveles de pobreza se aborda en parte gracias al salario mínimo, pero debemos tener en cuenta que los trabajadores que cobran el salario mínimo siguen siendo pobres”.

El hecho de que los empleadores puedan intentar reducir los costes laborales ofreciendo, por ejemplo, contratos más cortos, constituye una razón más por la que los trabajadores/as necesitan medidas de protección como la del salario mínimo nacional.

“Siempre hay empleadores que abusan de las lagunas existentes en la legislación y las normativas. Esa es una de las razones por las que hemos luchado con tanta fuerza para fijar un salario mínimo sin excepciones”, afirma Sommer.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.