Cuando Venezuela acude a las urnas

 

Con una nueva elección a las puertas y la expectativa de que sea Nicolás Maduro, el sucesor elegido por el fallecido presidente Hugo Chávez, quien gane en las urnas, el legado de Chávez plantea un gran debate.

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Un partidario sostiene un retrato del extinto Presidente de Venezuela Hugo Chávez en un acto de campaña del candidato del partido en el poder y presidente interino Nicolás Maduro, quien compite por la presidencia con el candidato opositor Henrique Capriles en las elecciones del domingo 14 de abril (AP Photo/Ramón Espinosa)

 

 

 

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Los principales elementos en el candelero son sus políticas económicas, su historial con respecto a las libertades civiles y lo que ha dejado como legado a los venezolanos y venezolanas de a pie.

Como suele suceder en estos casos, las opiniones están divididas ideológicamente. No cabe duda alguna de que Chávez invirtió mucho en programas sociales para los pobres, lo que le valió la adulación de muchos sectores de la sociedad.

La pobreza se ha reducido sustancialmente, la salud se ha hecho más accesible y los índices educativos son más altos.

La cuestión de saber si pueden sostenerse los beneficios obtenidos de seguir con las políticas económicas de Chávez es objeto de un reñido debate. Al mismo tiempo, Venezuela sigue batallando con una grave escasez de viviendas y una tasa de criminalidad excepcionalmente alta.

De hecho, en las votaciones del año pasado, los ciudadanos indicaron que la criminalidad era, con mucho, el problema más importante que aqueja al país, seguido por el alto desempleo.

Asimismo, cabe tener en cuenta que Chávez fue acremente criticado por suprimir la disidencia, al tiempo que dominaba y politizaba los demás poderes del Gobierno.

Si va a continuarse con esta línea es algo que también depende de la elección del domingo.

Dado que el resultado va a afectar enormemente las futuras condiciones económicas y sociales de Venezuela, es importante entender el mecanismo de estas elecciones.

La forma en que actúan los candidatos, los funcionarios gubernamentales y los votantes dentro de la estructura de un marco electoral puede darnos indicios sobre las actitudes más generales que adoptarán más adelante con respecto a la democracia y a la libertad.

En Venezuela, la elección se lleva a cabo en una sola jornada y el voto no es obligatorio como sucede en algunos otros países de la región.

El registro electoral será el mismo que el establecido hace casi un año. Sin embargo, esta cuestión no parece plantear un problema importante, ya que el Consejo Nacional Electoral indica que ha registrado un extraordinario 96,5 por ciento de la población que cumple con los requisitos para votar.

Esta cifra da a Venezuela uno de los porcentajes más altos del mundo en materia de padrón electoral, un logro que se debe esencialmente a los grandes esfuerzos de la administración Chávez por llegar a los ciudadanos, por proporcionar documentos de identidad que permitan votar y buscar la participación de todos los estratos de la sociedad, ya sea por razones políticas u otras.

 

La mecánica

Las normas técnicas de la elección serán casi las mismas que las utilizadas el pasado mes de octubre.

La innovación más importante y más controvertida de las elecciones de 2012, que también se utilizará este domingo, es el uso del sistema de autenticación automatizado, un proceso biométrico que certifica la identidad del votante en la máquina de votación mediante la introducción de su número de identificación y la captación de sus huellas dactilares.

Si el/la votante lo hace con precisión y puede verificarse su identidad, la máquina se activa para introducir el voto.

Después de votar en el sistema informatizado, el votante recibe un comprobante de papel con las opciones que indicó, las cuales se introducen en una urna por separado.

Una preocupación constante de este sistema es que si las máquinas son capaces de registrar las huellas dactilares, el Gobierno tenga la posibilidad de conocer el voto de las personas y utilizar esa información en su contra, como se ha indicado que se ha hecho (y sigue haciéndose) al revelarse la lista filtrada de 2004 de los partidarios de la revocación del Presidente Chávez.

Aun cuando en realidad sería técnicamente difícil adjudicar un voto a un determinado votante, el hecho de adjuntar la información biométrica personal a la emisión de la boleta de voto ha dado pie a sospechas, lo cual es comprensible.

El que este temor pueda existir es otro legado de Chávez.

Los miembros de la mesa de votación son designados por sorteo, y cada candidato tiene derecho a un observador electoral por centro de votación.

Una vez concluido el sufragio se selecciona por sorteo un determinado número de centros de votación, los cuales serán sometidos a una auditoría conocida como “verificación ciudadana”.

Los recibos de papel se verifican dos veces con las máquinas. Los resultados de cada mesa de votación se publican en el sitio web del Consejo Nacional Electoral, a modo de una tercera comprobación del recuento.

 

El mejor del mundo”

El sistema electoral venezolano tiene mucho que admirar. No sin razón el ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter calificó al sistema venezolano como “el mejor del mundo”.

Tal vez el aspecto más impresionante es el nivel de participación de los ciudadanos y ciudadanas de todos los sectores de la sociedad, lo que no se ve en la mayoría de los países.

La tasa de empadronamiento es posiblemente la más alta a la que puede aspirarse, y la tasa de participación también es muy buena. En octubre superó el 80 por ciento.

El hecho de haber escogido de forma aleatoria a ciudadanos comunes y corrientes, conocidos por todos los partidos con antelación para hacerse cargo de las urnas, es su propio tipo de control sobre la credibilidad de las elecciones y una forma de inspirar la participación ciudadana.

El elevado número de centros de votación, cuyo número aumentó de 20.202 en 1998 a 38. 239 en 2012, hizo más fácil que los ciudadanos y ciudadanos acudieran a las urnas, especialmente los pobres, ya que muchos de estos centros se ubican en zonas desfavorecidas.

El proceso es también, en varios sentidos, muy transparente, con arreglo a los principios democráticos.

Los diferentes controles del recuento, incluida la presencia de testigos de los distintos partidos con una copia impresa del recuento electrónico de cada máquina y la publicación en línea de los resultados de la votación en cada centro de votación individual es especialmente notable y ha de ser extremadamente eficaz para garantizar la confianza en el resultado.

La auditoría del 53 por ciento de las mesas de votación seleccionadas al azar es particularmente encomiable y un modelo para otros países.

 

Las críticas

El que Venezuela tenga un sistema electoral técnicamente superior no significa, sin embargo, que las elecciones sean totalmente limpias.

La crítica más importante, y también la más reciente, ha sido el extremo abuso de los recursos del Estado por parte del partido en el poder, especialmente el uso de los medios de comunicación estatales y, quizás más preocupante aún, el posible uso de los militares y otros activos del Estado para movilizar a los votantes.

No presagia nada bueno el que, según el diario The Guardian, el Ministro de Defensa del Gobierno dijera explícitamente a los venezolanos, justo después de la muerte de Chávez, que votaran a Maduro para dar a los “fascistas una buena paliza” en las urnas, refiriéndose a la oposición.

Afirmó en la televisión estatal que la “misión” de las fuerzas armadas era instalar a Maduro en la presidencia.

Transparencia Internacional señala que el uso masivo y desproporcionado de los medios de comunicación estatales a favor de Chávez en el año 2012 ha continuado para las elecciones de 2013.

Según numerosos informes de prensa, el Gobierno emite constantemente propaganda a favor de Maduro con toda impunidad.

En 2012, Chávez aprovechó con creces su derecho a emitir discursos presidenciales y anuncios institucionales gubernamentales gratuitos.

Maduro, en su calidad de presidente en funciones (una posición que ocupa con cierta polémica), también ha utilizado los medios de comunicación estatales para desplegar su presencia y difundir su mensaje.

En 2012, también se denunció la utilización de recursos del Estado para movilizar a los votantes, y se teme que esta situación también se repita de nuevo.

Incluso el propio director del CNEdeclaró recientemente que la elección será de una naturaleza “profundamente antidemocrática” debido a que las condiciones entre los candidatos son desiguales.

Otro problema es el propio Consejo Electoral. La oposiciónha señalado su parcialidad, y tiene algunas razones fundadas.

De acuerdo con el Centro Carter, “de sus cinco rectores actuales, cuatro, incluida la presidenta, están vinculados al Gobierno Chávez con un mayor o menor grado de simpatía, y uno está vinculado a la oposición”.

Esta cuestión es particularmente problemática en la medida en que, de conformidad con las normas internacionales, una autoridad electoral fiable e independiente se considera una pieza clave en la defensa de los principios democráticos de las elecciones.

Por último, existe el problema de la ausencia de una amplia observación independiente del proceso electoral. Desde 2007, el Gobierno decidió no permitir la participación de observadores internacionales, sino solamente un “acompañamiento internacional” que se aplica únicamente el mismo día de las elecciones.

Como lo señaló el Centro Carter, estas actividades son meramente simbólicas y contrarias a la Declaración de Principios para la Observación Electoral, firmada por la mayoría de los grupos de observación internacional para garantizar la observación y evaluación constantes y significativas de las elecciones.

De hecho, el Centro Carter se negó a participar en dicho “acompañamiento” en 2012.

Este enfoque consigue solamente dar más pábulo a las críticas que desean cuestionar el sistema. El aspecto positivo de esta situación es que la campaña de la oposición espera poder desplegar suficientes agentes del partido para cubrir la mayoría de los centros de votación.

Aun cuando el sistema electoral de Venezuela es, en cierto modo, un modelo para el resto del mundo, algunos aspectos, sobre todo la práctica de abusar de la maquinaria del Estado para sacar ventaja electoral durante la campaña y la politización del consejo electoral, resultan sumamente inquietantes.

Estas prácticas amenazan con socavar la credibilidad del sistema electoral de Venezuela, del que por otra parte están justificadamente orgullosos.

Los expertos de la Oficina de Washington para América Latina creen que la gran incógnita de esta elección es la participación ciudadana.

Por consiguiente, el día de la elección, con la maquinaria de movilización en marcha a todo régimen, resultará revelador con respecto a la forma en que el probablemente próximo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, abordará el tema de los valores democráticos.

El abuso del poder del Estado fue uno de los aspectos más desafortunados del legado de Hugo Chávez. ¿Perpetuará su partido este proceso antidemocrático el día de las elecciones?

El día de la elección indicará el futuro de las libertades civiles en Venezuela.

Pese a que el desequilibrio en el contexto de la campaña ha dado pie a algunos para cuestionar el sistema de votación de Venezuela, cabe la posibilidad de que este día aporte la esperanza de que el país adhiera a las prácticas democráticas en el futuro.

 

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