Derecho a no migrar y a un desarrollo sustentable

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El fenómeno de la migración, visto desde la perspectiva de los sindicatos de las Américas está estructuralmente condicionado por la falta de oportunidades de desarrollo y de justicia social.

Éste es el sentido de la expresión “derecho a no migrar”, que Víctor Báez, reitera y subraya en su intervención ante el seminario internacional que se ha llevado a cabo en las oficinas de la CSA, en Sao Paulo, los pasados 3 y 4 de septiembre, y que contó con la presencia de sindicatos de Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Paraguay, República Dominicana, Panamá, México, así como representantes de la CGIL de Italia, de la fundación alemana Friedrich Ebert Stiftung (FES) y de la OIT.

Derecho a no migrar y derecho a un desarrollo sustentable es el objetivo a medio plazo pero, mientras tanto, los sindicatos se están organizando para garantizar asistencia y acceso a los derechos fundamentales del trabajo para los migrantes que cruzan las fronteras latinoamericanas en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Bolivianos, paraguayos, peruanos, ecuatorianos, haitianos, nicaragüenses, son millones de trabajadores y trabajadoras que se mueven siguiendo un mercado del trabajo explotador, sin reglas ni respeto hacia los derechos humanos y laborales, en un contexto latinoamericano donde en la mayoría de los países los extranjeros tienen prohibido afiliarse a sindicatos, dejándolos sin protección y sin derecho a la negociación colectiva, en manos de intermediarios, “coyotes”, “rescatiris”, o cualquier criminal que sigue actuando como si siguiésemos en la época de la esclavitud.

“El capital tiene más derechos que las personas”; ésta es la realidad y la contradicción que persiste en el modelo neoliberal de las nuestras sociedades, que profesan el respeto de los derechos humanos universales pero, en la práctica, promueven relaciones económicas y comerciales explotadoras.

Los afectados, en primera instancia, siguen siendo los sectores más pobres y vulnerables, como son los migrantes forzosos, hombres y mujeres que no tiene otra posibilidad que trasladarse; desprotegidos, dispuestos a realizar cualquier trabajo para sobrevivir.

Una realidad, ésta, que quedaría patente en todos los informes presentados por las delegaciones sindicales y que requiere una estrategia política y de acción coordinada entre los sindicatos de países de origen y de destino del flujo migratorio.

Las experiencias de Argentina y de la República Dominicana han parecido ser las experiencias sindicales más avanzadas en la región.

Cabe señalar el lanzamiento del proyecto piloto de asistencia y formación sindical a los migrantes promovido por la CUT Brasil, la CGIL Italia y su servicio de asistencia a los migrantes INCA, en colaboración con la CSA, en la ciudad de Sao Paulo, que empezará a ser operativo en unos meses y vendrá a ofrecer pautas y experiencias al conjunto del movimiento sindical latinoamericano.