Detroit: cómo la ciudad del motor acabó en bancarrota

 

El 18 de julio de 2013, el gestor de emergencias de Detroit, Kevyn Orr, declaró a la ciudad en bancarrota. El señor Orr fue nombrado por el Gobernador republicano de Michigan: Rick Snyder.

Según las cifras oficiales, Detroit tiene una deuda de 18,5 mil millones de US$, lo que la convierte en la mayor ciudad o condado estadounidense en declararse en bancarrota.

En teoría, debido a dicha declaración, todos los acreedores de la ciudad sufrirán las consecuencias, pues les obligarán a aceptar tan solo una fracción de lo que les deben.

Pero como será un juez de bancarrota el que decidirá quién tendrá que hacer los mayores sacrificios, es muy probable que los principales afectados sean los 9.000 empleados del municipio y los 21.000 jubilados de Detroit.

La bancarrota de Detroit ha tenido precedentes. La ciudad de Stockton (California) se declaró en bancarrota hace dos años.

Mediante una resolución judicial, Stockton obligó este mes a sus 1.100 jubilados a aceptar una suma fija de 5,1 millones de US$ como indemnización por haber cancelado sus seguros médicos previamente garantizados.

Si se distribuye esta suma equitativamente entre todos los jubilados, cada uno recibirá 4.636 US$, lo cual solo les cubrirá el seguro médico durante uno o dos años.

Aunque las ciudades como Stockton y Vallejo en California han utilizado la legislación en materia de bancarrota para conseguir el mismo objetivo, los legisladores de Michigan han ido un poco más lejos.

Cuando en 2011, los republicanos asumieron el control de la asamblea legislativa y del cargo de gobernador de Michigan, aprobaron la ley pública número 4, que otorgaba poderes prácticamente ilimitados a los gestores de emergencias nombrados por el gobernador.

Dichos gestores podían reemplazar a los ayuntamientos, alcaldes, juntas escolares y otros organismos públicos elegidos por los habitantes de Detroit.

A continuación, el recién elegido gobernador Snyder anuló el derecho de negociación colectiva y el estatus de empleados de casi 26.000 trabajadores y trabajadoras dedicados al cuidado infantil que pertenecían al sindicato United Auto Workers y al principal sindicato estadounidense, la American Federation of State, County and Municipal Employees (AFSCME).

Las escuelas en Highland Park y Pontiac (pequeñas poblaciones de Michigan) han tenido tres gestores de emergencias, uno de los cuales fue imputado por malversación de fondos.

En Benton Harbor, también ubicada en Michigan, el gestor de emergencias vendió un estadio que se erigió con 55 millones de US$ de los fondos públicos a un promotor inmobiliario por 583.000 US$. Incluso llegó a impedir que el alcalde accediera a su oficina.

Los votantes se rebelaron y derogaron la ley pública número 4 en las elecciones de 2012.

Aun así, la asamblea legislativa se radicalizó aún más y aprobó una ley que prohíbe los contratos que exigen la afiliación sindical como condición para acceder a un empleo (la llamada ley de "derecho al trabajo ").

En marzo de este año, el gobernador Snyder nombró gestor de emergencias de Detroit al señor Orr; el 18 de julio, éste declaró a la ciudad en bancarrota.

 

La historia de la devastación

Como otras muchas grandes ciudades estadounidenses, a lo largo de los años Detroit ha sufrido la devastación de su base industrial.

Pero si los estragos en Detroit han sido más profundos que en otros casos se debe en parte a su historia como uno de los lugares más industrializados del mundo.

Detroit estaba basada en un solo monocultivo: los automóviles. Además, sus trabajadores se encontraban entre los más especializados del mundo.

En la década de 1930, la fábrica River Rouge de Ford Motors, ubicada en la cercana Dearborn, tenía contratados a más de 100.000 trabajadores/as.

Si se incluye a sus familias, alrededor de 500.000 personas dependían del empleo directo en esa fábrica.

Además, cada puesto de trabajo en la planta de montaje producía cuatro o cinco puestos de trabajo más en fábricas de piezas o negocios que atendían a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras.

Detroit también creció hasta convertirse en una de las ciudades más afroamericanas del país; en una época, incluso compitió con Washington D.C. (también llamada “la ciudad del chocolate”) en lo relativo al tamaño y el peso demográfico de su población negra.

Eso también fue posible debido a la industria automovilística, que junto a las fundiciones siderúrgicas del Medio Oeste, atrajo a los trabajadores del sur en una de las mayores migraciones internas de la época moderna.

Hoy en día, la mayor parte de las fábricas de automóviles de Detroit están cerradas. Como los fabricantes de automóviles trasladaron la producción a países con costos menores, desaparecieron los puestos de trabajo con un salario que permitía a los padres enviar a sus hijos a la universidad.

Según el censo, en 1950 la población de Detroit alcanzó su apogeo: 1.849.568 personas vivían dentro de los límites de la ciudad, aunque había muchas más en Flint, Dearborn y las otras poblaciones satélites dedicadas a la industria automovilística.

Actualmente, se calcula que la población de Detroit asciende a 772.419 habitantes, menos de la mitad de la cifra en su época de apogeo.

Entre 2000 y 2010, Detroit perdió a 273.500 habitantes; es decir, a un cuarto de su población.

Después de Nueva Orleans, que perdió al 29% de su población tras el huracán Katrina, el 25% de Detroit es la mayor caída porcentual de la historia en cualquier ciudad estadounidense.

 

Cartografía de la pobreza

Como consecuencia de esta crisis, los estadounidenses de origen africano, mexicano o árabe se concentraron en el centro urbano de Detroit, mientras que los residentes blancos más acaudalados se trasladaron a los barrios periféricos de los alrededores.

La mitad de la población negra de Michigan vive actualmente en la ciudad de Detroit.

En los barrios residenciales de las afueras, tan solo el 9,6% de los habitantes son negros.

En octubre de 2009, la Oficina de Estadística Laboral descubrió que la tasa de desempleo de la ciudad ascendía al 27%. Sin embargo, el alcalde de Detroit, Dave Bing, declaró que la verdadera cifra estaba más cerca del 50%, ya que las cifras oficiales no incluían a la gente que había desistido de buscar trabajo ni a la que tenía trabajos a tiempo parcial porque no podía encontrar trabajos a tiempo completo.

A su vez, las altas tasas de desempleo originan una pobreza generalizada.

Michigan tiene una de las tasas de pobreza más altas del país, incluso si se incluyen las comunidades lejos de Detroit que no se han visto tan afectadas por el declive de la industria automovilística.

Detroit ocupa el último puesto en el promedio de ingresos familiares, renta per cápita y número de familias e individuos que viven por debajo del umbral de la pobreza. En la última década, el promedio de ingresos familiares disminuyó en un 31% y en la región alrededor de la ciudad en un 24%.

El sector público se convirtió en el principal empleador ante la falta de industrias.

Más de un cuarto de los trabajadores/as de la ciudad están empleados en los sectores de la salud, la educación y la asistencia social, más del doble de la cifra que en cualquier otro sector profesional.

Sin embargo, dichos puestos de trabajo dependen en gran medida de la base fiscal y son vulnerables a las crisis económicas que reducen los ingresos fiscales.

La disminución de la base fiscal redujo la capacidad de la ciudad para suministrar servicios básicos y ya no puede mantener ni gestionar sus obras públicas, su sistema de agua, sus autobuses ni sus parques.

En la última década, las escuelas públicas de Detroit perdieron a la mitad de sus alumnos, a un ritmo incluso más rápido que el de la pérdida de población general.

Hoy en día, tan solo el 65-70% de los estudiantes del último año de secundaria llegan a graduarse, según la organización Detroit Literacy Coalition.

Alrededor de 66.000 propiedades están desocupadas en Detroit y 78.000 han sido embargadas, lo cual constituye el 30% de la ciudad.

Existen tantos hogares desocupados que se han recibido propuestas para que la ciudad clausure "zonas muertas", tras trasladar a sus escasos habitantes y demoler sus casas, y suministre servicios municipales tan solo a las zonas pobladas restantes.

Mientras tanto, el gestor de emergencias Kevyn Orr ha anunciado planes para vender importantes activos de Detroit, incluidos el Belle Isle Park (el mayor parque público del país situado en una isla) y el enorme Departamento de Aguas y Alcantarillado, así como para reducir el alumbrado público de la ciudad en casi la mitad.

Además, circulan rumores de que el famoso museo de arte de Detroit, que alberga murales de Diego Rivera y cuadros de Pablo Picasso, también está a la venta.

Sin embargo, los ciudadanos de Detroit están contraatacando. Además de impugnar estos planes ante un tribunal, se están extendiendo las manifestaciones y la desobediencia civil.

En abril, cuatro líderes comunitarios fueron detenidos mientras cientos de ciudadanos interrumpían una junta municipal del ayuntamiento, furiosos por los planes que existían para entregar el control de las finanzas de Detroit a un bufete de abogados vinculado a los bancos titulares de los préstamos de la ciudad.

Uno de los detenidos fue Elena Herrada, miembro de la Junta Escolar de Detroit y antigua sindicalista de los trabajadores/as de cafeterías.

"Tenemos que oponernos al gestor de emergencias en cada momento”, afirmó.

"Solo podemos depender de nosotros mismos y para luchar solo contamos con nuestros propios recursos ".