¿Dónde están las mujeres en la política nigeriana?

Atreverse a entrar en el mundo de la política nigeriana dominado por los hombres fue una decisión difícil para Ladi Mamman Watila, particularmente en el conservador estado nororiental de Borno. Sin embargo, en 2003, Watila se postuló para un escaño en la Cámara de Representantes (la cámara baja de la Asamblea Nacional de Nigeria) en nombre del ANPP (Partido Popular de toda Nigeria). La mayoría de sus oponentes eran hombres que pensaban que su lugar estaba en la cocina y no en la rudeza de la política nacional.

"Me llamaron prostituta", relata a Equal Times. "La aceptación fue un problema importante porque, en el norte de Nigeria, las mujeres deben ser vistas pero no escuchadas".

Como cabía esperar, perdió las elecciones ante el hijo de un gobernante tradicional. Eso fue hace 15 años, pero la situación no ha cambiado mucho para mujeres como Watila, que luchan por la igualdad de representación y participación en la esfera política.

Se han celebrado cinco elecciones nacionales en Nigeria desde 1999, cuando el país reanudó la gobernabilidad democrática después de años de gobierno militar. No obstante, solo un ínfimo número de mujeres ha ocupado cargos públicos en este período de tiempo. Solo el 3% de las personas elegidas para un cargo público en 2003 fueron mujeres. En 2007, esta cifra aumentó en torno al 7%, pero en 2015, los números disminuyeron una vez más, situándose en un 5,6%.

Actualmente, solo siete de los 109 legisladores en el Senado (la cámara alta de la Asamblea) son mujeres. Una mujer nunca ha sido elegida gobernadora en ninguno de los 36 estados de Nigeria desde que el país declaró su independencia del dominio colonial británico en 1960.

Es una situación extraña dado que Nigeria es el país más poblado de África y en el resto del continente se han logrado importantes avances en este campo. Por ejemplo, cuatro de los 10 principales países del mundo en términos de representación política de las mujeres en el parlamento pueden encontrarse en África subsahariana (Ruanda, Seychelles, Senegal y Sudáfrica), de acuerdo con un informe reciente sobre la representación política de las mujeres en Nigeria (Women’s Political Representation in Nigeria) realizado por el PLAC, el centro de defensa política y jurídica de Nigeria. Y, pese a ello, los esfuerzos para aumentar la participación de las mujeres en la política, en la vida pública y en la formulación de políticas han producido hasta ahora resultados insignificantes a escala local, estatal y federal.

Las razones de esta infrarrepresentación

Los motivos de la escasa representación de las mujeres en la política nigeriana son numerosos. A pesar de que las mujeres nigerianas han logrado avances significativos en términos sociales y económicos, las restricciones patriarcales todavía impiden el avance del discurso feminista y el avance de las mujeres. Este aspecto es particularmente notable a través del prisma de la religión. Nigeria es un Estado multirreligioso con casi el mismo número de cristianos y musulmanes entre los 198 millones de habitantes que forman su población. Sin embargo, las interpretaciones conservadoras de ambas religiones hacen que en Nigeria, las mujeres políticas deban luchar contra los obstáculos culturales y religiosos para llegar a las esferas del poder.

Una mujer política del estado de Kano en el norte de Nigeria, Aminat Aji, tuvo que desafiar esta barrera religiosa cuando presentó su candidatura al senado en nombre del Partido Democrático del Pueblo (PDP) en 2003. Aji fue asistente de la fallecida Kudirat Abiola, una prominente activista por los derechos de las mujeres y esposa de MKO Abiola, el ganador de las infamantes elecciones presidenciales anuladas del 12 de junio de 1993.

Aji dice que a pesar de contar con el respaldo de su familia, tuvo que hacer frente a una fuerte oposición por parte de los políticos varones. "Dijeron que una mujer musulmana no tiene nada que hacer en política. Traté de corregir el malentendido. Les expliqué que solo deseaba representarles, pero retiraron los carteles de mi campaña. Perdí las elecciones".

No todas las mujeres políticas consideran la religión como una barrera. En 1992, Sarah Jubril se convirtió en la primera mujer en presentarse a la presidencia bajo el estandarte del Partido Social Demócrata, pero quedó en cuarto lugar. En 1998, volvió a presentarse, esta vez por el PDP, pero perdió ante el ex dirigente militar Olusegun Obasanjo, ante quien también había perdido en 2003.

Para Jubril, es el desigual, a menudo nepotista y violento panorama político en Nigeria, lo que frena a las mujeres, no necesariamente la religión. "En el Corán [por ejemplo], el profeta Mahoma habla de hacer justicia a las mujeres. Por lo tanto, es una muestra de desconocimiento general decir que el islam está en contra de que las mujeres participen en la política".

Para Najatu Mohammed, también del estado de Kano, presentarse para ocupar un escaño en el Senado en la plataforma del Partido Democrático de Nigeria (DPN) durante el régimen militar de Sani Abacha en 1998, le mostró lo duro que tienen que trabajar y cuánta persistencia y valentía necesitan las mujeres para tener éxito en política. Mohammed afirma que muchas mujeres se desaniman y no participan en las elecciones no solamente debido a la hostilidad ambiente, sino porque tienen muchas responsabilidades respecto al cuidado del hogar. "El costo financiero es muy elevado y la violencia también está presente en la política. Sin embargo, tenemos que pensar en el cuidado de nuestros hijos. Este es nuestro papel principal", afirma.

Figuras ejemplares

A pesar de todas las dificultades, Nigeria cuenta con varias mujeres políticas y líderes proderechos de la mujer ejemplares que se han distinguido en la escena nacional e internacional. Funmilayo Ransome-Kuti, miembro de la Cámara de Representantes y fundadora de la Unión de Mujeres Abeokuta y madre del fallecido ícono musical, Fela Anikulapo-Kuti, es considerada como una de las pioneras feministas de Nigeria, así como una figura destacada del movimiento anticolonialista.

Otras figuras contemporáneas que han dejado su huella en la política nacional e internacional son Amina J. Mohammed, la actual secretaria general adjunta de las Naciones Unidas y exministra de Medio Ambiente de Nigeria; Ngozi Okonjo-Iweala, antigua ministra de Finanzas que se convirtió en la directora gerente del Banco Mundial de 2007 a 2011; Oby Ezekwesili, también exministra de Educación y coordinadora de la campaña Bring Back Our Girls; y la difunta profesora Dora Akunyili, exministra de Información y Comunicación que se hizo famosa como directora general de la Agencia Nacional para la Administración y el Control de Alimentos y Medicamentos (NAFDAC) en su cruzada contra los medicamentos falsificados.

Además, existen varias organizaciones e iniciativas que intentan desafiar el desequilibrio de género en la política nigeriana e incrementar el número de mujeres en puestos de liderazgo. Uno de ellos es el mencionado PLAC, que realiza un proyecto con este fin denominado Expanding Political Participation of Women in Nigeria (Ampliar la participación política de las mujeres en Nigeria) con el apoyo de la Fundación Ford.

PLAC aboga por su inclusión como indicador clave de buena gobernanza y especifica en su sitio web que: "Desde la ratificación de la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer en 1979 y la Plataforma de Acción de Beijing adoptada en la Cuarta Conferencia sobre la Mujer en 1995, ha habido un esfuerzo consciente por sacar a la luz la igualdad y equidad de género al abordar el tema de la participación política de las mujeres".

Otra organización, el proyecto de defensa y asistencia jurídica, Legal Defence and Assistance Project (LEDAP), tiene un programa similar que ayuda a mujeres políticas experimentadas y con éxito a ser mentoras de las más jóvenes. El LEDAP también alienta la participación política de las mujeres a nivel local.

Remi Sonaiya, antigua profesora universitaria de la Universidad Obafemi Awolowo, en Ife, estado de Osun, fue la única aspirante presidencial femenina en las elecciones de 2015 en la plataforma del partido KOWA, de amplia base popular. Hoy es una destacada defensora de la paridad de género en la política nigeriana y comenta a Equal Times que, a pesar de ser miembro de un partido minoritario (la política nigeriana está dominada por el PDP y el APC –Congreso de Todo el Pueblo–), planea presentarse nuevamente al frente del mismo partido.

"No quiero unirme a un partido establecido", indica, "quiero derrocar a los partidos de siempre porque nos han fallado. Esta es la razón por la cual volveré a postularme para presidenta de Nigeria en 2019. Me presento porque tengo la convicción de que debo hacerlo. Una tiene que representar lo que está bien, no se trata solamente de ganar o perder".

Varias mujeres más han expresado sus intenciones de participar en las sumamente reñidas elecciones presidenciales de 2019 contra el actual mandatario, Muhammadu Buhari. Funmilayo Adesanya-Davies proyecta presentarse como candidata del PPD, mientras que Eunice Atuejide, de 39 años y madre de cinco hijos, ha anunciado sus planes para postularse por el partido que creó el año pasado, el Partido de Interés Nacional (NIP).

Para Sonaiya, la ratificación de las cuotas destinadas a las mujeres en política que el Gobierno nigeriano apoyó durante la Conferencia de Pekín de la ONU en 1995 será un paso crucial para apoyar las ambiciones políticas de mujeres como Adesanya-Davies y Atuejide. De ratificarse la ley, el 35% de los ministros deberán ser mujeres así como el 20% de los comisionados de los ministerios estatales.

Impactos negativos del desequilibrio de género

Los resultados del desequilibrio de género en la política de Nigeria adquieren múltiples facetas, pero las más fragrantes consisten en dejar a los hombres discutir y legislar sobre asuntos relacionados con el desarrollo y los medios de subsistencia de las mujeres y las niñas.

Esta situación se puso de manifiesto en marzo de 2016 cuando una senadora del estado sureño de Ekiti, Abiodun Olujimi, presentó un proyecto de ley a favor de la igualdad de género y la autonomía de las mujeres, la protección de los derechos de las mujeres a la tierra, poner fin a la discriminación de género en la educación y el empleo y acabar con la violencia de género. Sin embargo, el Proyecto de ley sobre igualdad de género e igualdad de oportunidades fue rechazado por varios senadores tanto en 2016 como en 2018 por motivos religiosos y culturales.

A principios de este año, en marzo, un legislador nigeriano, Gudaji Kazaure, advirtió a la Cámara de Representantes en contra de la idea de dar demasiado poder a las mujeres, para que los políticos masculinos "no lleguen aquí un día y descubran que las mujeres están en todas partes en esta cámara y se den cuenta de su error", palabras citadas por el sitio web de noticias nigeriano Sahara Reporters.

Para Sonaiya, tales comentarios subrayan la importancia de tener más mujeres en puestos de liderazgo y que influyan en las políticas públicas. "Cuando los hombres dominan el poder, significa que solamente aprovechamos el 50% de nuestra capacidad para tomar decisiones. Los estudios han demostrado que cuando un mayor número de mujeres participa en el gobierno, toda la sociedad se beneficia. Se sabe, por ejemplo, que las mujeres están más preocupadas por los servicios sociales, el estado en que se encuentran los hospitales y las escuelas, etc., porque utilizan estos servicios más que los hombres".

Hoy día, Olujimi concentra sus esfuerzos en luchar por la cuota del 35% de mujeres ministras, además de los planes para volver a presentar el proyecto de ley a pesar de su reiterado rechazo. "El proyecto de ley de igualdad de género e igualdad de oportunidades protegerá los intereses de las mujeres y garantizará que se dé educación a un mayor número de niñas. Las viudas no serán expulsadas del hogar de sus maridos y no se negarán a las mujeres ciertas oportunidades en sus lugares de trabajo debido a su género o estado civil", comentó a Equal Times.

"Los políticos han tratado a las mujeres como peones en un tablero, pero estamos cansadas de ser solo peones. Es inaceptable", concluyó.

Este artículo ha sido traducido del inglés.