¿Puede levantar Nepal una economía sostenible e inclusiva, pensando en sus trabajadores?

¿Puede levantar Nepal una economía sostenible e inclusiva, pensando en sus trabajadores?

Although Nepal has made some progress since the devastating earthquake of April 2015, when it comes to rebuilding the economy, there is still much more that needs to be done.

(CAFOD)
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Dos años después del devastador terremoto de abril de 2015, que se calcula dejó un balance de 8.700 muertos y más de medio millón de casas destruidas, Nepal está luchando para recuperarse. El terremoto se produjo cuando el país se encontraba en medio de una histórica transformación política, lo cual limitó la capacidad del Estado para dirigir las actividades de recuperación. En consecuencia, a día de hoy sigue habiendo mucha gente sin hogar que todavía necesita ayuda humanitaria.

Un nuevo informe de la organización Just Jobs Network y el Solidarity Center sostiene que ahora es el momento propicio para que Nepal, aprovechando el proceso de reconstrucción, desarrolle una mejor economía local y haga también frente a otro desafío cada vez mayor: su excesiva dependencia en las remesas. El dinero que envía a Nepal su extensa población de trabajadores migrantes representa nada menos que el 23% del producto interior bruto (PIB) del país.

Nepal ha sido durante años una de las naciones con mayor movimiento migratorio del mundo. India y Malasia son los principales destinos de los trabajadores nepalíes, a los que siguen varios países de Oriente Medio, en particular Qatar, donde centenares de trabajadores de la construcción nepalíes han perdido la vida edificando la infraestructura para la Copa del Mundo de 2022, pero también Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Estos trabajadores son extremadamente vulnerables, y sus relatos ponen de manifiesto los desafíos a los que muchos trabajadores migrantes nepalíes tienen que enfrentarse a diario.

“El grado de explotación que sufren en el extranjero los trabajadores migrantes puede ser importante, con prácticas que incluyen el robo salarial, abusos físicos, la confiscación del pasaporte y el trabajo forzoso”, explica Greg Randolph, uno de los autores del informe y vicepresidente ejecutivo de la Just Jobs Network.

Según la plataforma United Nations Nepal Information Platform, “las familias utilizan la mayor parte de las remesas por para cubrir sus necesidades de consumo y saldar deudas, en lugar de utilizarlas para invertir en sectores productivos que permitan crear vías para acabar con el ciclo migratorio e incidir en el desarrollo de la economía nepalí”. De hecho, la dependencia en las remesas genera un ciclo de dependencia del que puede resultar muy difícil salir. Así pues, muchos migrantes nepalíes suelen regresar al extranjero porque la falta de oportunidades en su país hace que la migración sea su única opción, aun sabiendo perfectamente los riesgos que ésta conlleva.

La federación sindical nepalí General Federation of Nepalese Trade Unions (GEFONT) considera que esta situación es insostenible. “Las remesas no pueden ser el objetivo para desarrollar un país”, explica el presidente de GEFONT Bishnu Rimal a Equal Times. “Nepal está tratando de salir de un ciclo de caos político y de las cenizas de la destrucción. Ha llegado el momento de trazar una nueva vía de desarrollo”.

La reconstrucción y una nueva economía nepalí

El informe, publicado en abril, hace hincapié en el potencial que tiene el proceso de reconstrucción para transformar la economía de Nepal, sobre todo teniendo en cuenta que el país se encuentra actualmente en mejor situación que hace dos años. No sólo se ha aprobado una nueva Constitución sino que mucha gente también espera que las recientes elecciones locales permitan aumentar la capacidad del Estado para gobernar. No obstante, sigue habiendo mucho por hacer en lo que respecta a la reconstrucción de la economía.

“Conforme el terremoto va quedando más atrás en el tiempo, Nepal ha podido desplazar su atención del auxilio inmediato y la ayuda humanitaria a una labor de reconstrucción a medio y largo plazo”, dice Randolph. “Este cambio ofrece una oportunidad para plantear cuestiones más duras y más profundas acerca del modelo económico de Nepal, que ha sido definido por una dependencia considerable en la migración laboral para hacer frente al desempleo y al subempleo, para aliviar la pobreza y para impulsar el crecimiento económico a través del consumo”.

Nepal se enfrenta actualmente a una serie de importantes retos económicos. El desempleo ronda el 50%, mientras que cerca del 70% de la población trabaja en la agricultura –claros indicadores de la notable carencia de mano de obra cualificada–. El informe sostiene que la creación de empleo y la construcción de infraestructura para apoyar las cadenas de valor locales y nacionales deberían ser el principal foco de las futuras iniciativas de recuperación. Esto abarca igualmente el desarrollo de capacidades para apoyar la sustitución de importaciones, una mejor coordinación política entre los ministerios y los donantes, y una mayor participación local a la hora de formular estrategias de desarrollo local y regional.

“La labor de reconstrucción podría ser parte de un marco más amplio que permita crear una economía más inclusiva en el país”, afirma Randolph.

Rimal está de acuerdo con las principales conclusiones del informe, y cree que Nepal necesita nuevas políticas nacionales que se centren en cuestiones laborales. “Para que Nepal pueda ser un país más sostenible e inclusivo, necesitamos en primer lugar un crecimiento basado en el salario”, apunta Rimal.

“Tenemos que invertir en infraestructura y en energías renovables (sobre todo energía hidroeléctrica), así como en el sector de la construcción y en otros medios de conectividad”.

Esto incluye la creación de nuevos roles para los migrantes retornados. De hecho, un punto clave que se recalca en este informe es que los migrantes retornados pueden ser una valiosa fuente de mano de obra cualificada si se aprovechan convenientemente sus competencias. Además así no tendrán que volver a emigrar para poder mantener a sus familias.

“Nosotros decimos que es preciso combinar una migración segura y unas condiciones de trabajo justas en los países de destino con otro objetivo: el desarrollo de economías inclusivas con un importante componente de empleo, de manera que la migración se convierta en una opción y no en una obligación económica”, explica Randolph.

Políticas justas e inclusivas

Todo esto significa además que la inversión en empleo e infraestructura tiene que llevarse a cabo también en las regiones más pobres de Nepal, como por ejemplo Madhesh, cerca de la frontera con India, donde se encuentran cuatro de los cinco distritos de Nepal que registran las tasas de alfabetización más bajas, por no mencionar su elevado índice de migración.

“Los madhesis han sido históricamente ignorados tanto por el Gobierno como por las agencias de cooperación”, indica Puru Shah, fundador de Madhesi Youth, un sitio web de noticias de Nepal para grupos marginados. “El Gobierno y las ONG internacionales tienen que ser imparciales. Y tienen que planificar e implementar proyectos que estén basados en las necesidades de la gente, no en sus preferencias geográficas, étnicas o arbitrarias”.

Just Jobs y el Solidarity Center tienen previsto colaborar con los sindicatos de Nepal para presionar por la inclusión de las recomendaciones del informe al tiempo que el país empieza a implementar nuevas políticas económicas y laborales.

“A los trabajadores se les suele dejar al margen de estos debates”, explica a Equal Times Sonia Mistry, oficial principal de programas para Asia en el Solidarity Center. “Es importante y valioso implicar a los trabajadores y sus sindicatos. Si estamos hablando realmente de reducir la pobreza y hacer que la migración sea una opción, es preciso implicar a los trabajadores y promover el trabajo decente en el país de origen”.

Nepal, donde los retos económicos, la inestabilidad política y las catástrofes naturales han sido un modo de vida durante mucho tiempo, no puede dejar pasar la oportunidad de cambiar a una economía local más inclusiva. Pero los cambios requieren que todo el país –y los donantes internacionales– se aúnen y den prioridad a las necesidades de los trabajadores.