El cambio climático es territorio desconocido para las Fuerzas Armadas europeas

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El cambio climático afecta a nuestra vida cotidiana, pero lo cierto es que todavía no se han estudiado exhaustivamente muchos de los aspectos de esta cuestión. Por ejemplo, el impacto del sector de la defensa en el medio ambiente –y viceversa– constituye un territorio relativamente desconocido.

EUROMIL, la European Organisation of Military Associations and Trade Unions (Organización Europea de Asociaciones y Sindicatos Militares) se fundó en septiembre de 1972, y actualmente cuenta con 33 asociaciones miembros y observadoras procedentes de 20 países europeos. Nuestro objetivo principal es velar por el respeto y la aplicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales en el seno de las Fuerzas Armadas, pero también por parte de las mismas. La labor de EUROMIL se centra asimismo en mejorar las condiciones de vida y de trabajo del personal militar. Así pues, el cambio climático forma parte de nuestra agenda desde hace bastante tiempo debido a la importancia que reviste que las Fuerzas Armadas comprendan las implicaciones del mismo a la hora de adaptar y mitigar el efecto de sus actividades en el medio ambiente.

El cambio climático repercute en la seguridad y la estabilidad de un territorio, pero también está en juego la eficacia de las operaciones militares. Tanto la Unión Europea como la OTAN han reconocido que el cambio climático es un multiplicador de amenazas y están trabajando para que los efectivos sean eficientes desde el punto de vista energético, al tiempo que llevan a cabo con éxito misiones, operaciones y entrenamientos militares.

Las graves consecuencias del cambio climático resultan más evidentes en África y Oriente Medio, donde el número de conflictos está aumentando a raíz de la escasez de recursos. También se está constatando el impacto del cambio climático en el Ártico, donde el deshielo y las condiciones meteorológicas extremas plantean retos considerables. Ante esta situación, la OTAN ya está examinando vías alternativas para que el personal militar pueda defenderse, luchar y sobrevivir en un entorno ártico a través de sus ejercicios Cold Response. Asimismo, el uso de misiles, tanques y armamento pesado en Ucrania está teniendo consecuencias catastróficas para el medio ambiente.

El cambio climático repercute en la salud y la eficiencia de los soldados durante las misiones y las operaciones, pero, al mismo tiempo, Estados y gobiernos despliegan con frecuencia personal militar para ofrecer ayuda en situaciones de catástrofes naturales y fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, los soldados rara vez cuentan con el equipamiento adecuado para responder a tales retos.

La otra cara de la moneda es que los ejércitos son grandes emisores de gases de efecto invernadero y para poder volverse más eficientes desde el punto de vista operativo y energético es preciso que reduzcan su huella ambiental. Los gobiernos no suelen informar a su ejército sobre las emisiones, aunque esta tendencia está empezando a cambiar. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció durante el Foro Público de la OTAN 2022 (en el marco del cual se reunieron diversas partes interesadas para debatir el futuro de la alianza militar) que la OTAN ha desarrollado su primera metodología para contabilizar sus emisiones. El objetivo es que la OTAN reduzca sus emisiones en un 45% de aquí a 2030 y que alcance cero emisiones para 2050.

El clima: un multiplicador de amenazas

La OTAN adoptó durante la cumbre de Madrid su Concepto Estratégico 2022 para reafirmar los objetivos y principios de la Alianza y encauzar sus actuaciones para la siguiente década. Reconoce que el cambio climático se ha convertido en un multiplicador de amenazas y establece una hoja de ruta para que la OTAN se convierta en líder mundial a la hora de comprender y adaptarse al impacto del cambio climático en el ámbito de la seguridad y la defensa. El Concepto expone el compromiso de la OTAN de combatir el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora de la eficiencia energética y la inversión en la transición hacia fuentes de energías limpias y tecnologías verdes. En el Concepto Estratégico la OTAN también se compromete a garantizar la eficacia militar y a mejorar la capacidad de la Alianza para apoyar la gestión de las crisis civiles y las operaciones de socorro, además de prepararse para los efectos del cambio climático, la inseguridad alimentaria y las emergencias sanitarias.

El Concepto Estratégico consolida la adopción de la Brújula Estratégica para la Seguridad y la Defensa, adoptada en marzo de 2022 por el Consejo de la Unión Europea. La Brújula Estratégica de la UE no solo expone el plan de la UE para reforzar sus capacidades de defensa, sino que destaca explícitamente la necesidad de mejorar su resiliencia frente al cambio climático y, en ese sentido, aumentar su eficiencia energética y en materia de recursos para abordar la huella ambiental de las misiones y operaciones de su Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), en consonancia con el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática para 2050. Por ejemplo, la tecnología verde y la digitalización sostenible en el seno de las Fuerzas Armadas son dos de los pasos para alcanzar un sector europeo de la defensa de la UE más sostenible.

La Brújula Estratégica también implica la creación de una Capacidad de Despliegue Rápido (RDC) de hasta 5.000 efectivos para misiones de evacuación, estabilización y rescate. Los militares de la RDC se entrenarán y ejercitarán juntos a partir de 2023, hasta volverse plenamente operativos en 2025. Actualmente se están creando escenarios operativos y debería tenerse en cuenta el cambio climático para la protección del medio ambiente, para la salud de los soldados y para la eficacia militar.

Considerando los avances mencionados, EUROMIL está abogando por la promoción de prácticas sostenibles en el sector militar, la formación adecuada de las tropas y la comprensión total de que el sector de la defensa puede contribuir significativamente a la lucha contra el cambio climático.

Por ello, EUROMIL ha entrado a formar parte del Pacto Europeo por el Clima para promover la participación activa del personal militar en la introducción de prácticas sostenibles en las Fuerzas Armadas.

La integración de las políticas sobre el cambio climático en las Fuerzas Armadas es de suma importancia a la hora de preparar sobre el terreno a los hombres y mujeres para el cambiante entorno geopolítico ocasionado por el cambio climático. Los soldados deben ser conscientes de los retos que plantea el cambio climático, aprendiendo, por una parte, a operar en estas circunstancias y, por otra, a mitigar su huella ambiental sin perder capacidades.

La adaptación, la mitigación y la concienciación van de la mano de la tecnología y la innovación. Para que los gobiernos puedan reducir su huella ambiental y mejorar la capacidad operativa de sus Fuerzas Armadas es necesario implementar tecnologías sostenibles. Pero ningún país puede desarrollar esas tecnologías por sí solo, ni avanzar hacia la “ecologización” de las Fuerzas Armadas sin la cooperación internacional. Los sindicatos tienen un importante papel que desempeñar en este sentido: la representación adecuada del personal militar y el uso de su experiencia y conocimientos en el desarrollo de unas Fuerzas de Defensa sostenibles y energéticamente eficientes es la única vía posible.

Este artículo ha sido traducido del inglés por Guiomar Pérez-Rendón