El documental “Tree Workers’ Case” arroja luz sobre la trata de personas en Europa

 

En el 2009, intermediarios y agencias de empleo ilegales atrajeron con falsas promesas a más de 1.500 trabajadores migrantes, principalmente de Vietnam, para que trabajaran en un bosque de la República Checa.

Esto es lo que reveló el documental “The Tree Workers’ Case”, dirigido por Daniela Agostini y estrenado oficialmente el viernes pasado en Praga.

 

THE TREE WORKERS CASE - TRAILER de Daniela Agostini en Vimeo.

Alrededor de 600 de las víctimas eran ciudadanos de la UE procedentes de Rumanía, Polonia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y Lituania, que también fueron engañados, coaccionados y explotados gravemente durante dos o tres años.

No recibieron sueldo, apenas les daban de comer, dormían en alojamientos precarios y les intimidaban y amenazaban cuando se quejaban.

Además, acabaron con enormes deudas.

A los trabajadores les organizaron en pequeños grupos en zonas aisladas del bosque y les movían constantemente para evitar llamar la atención.

De hecho, nadie se percató de su presencia hasta el 2009.

Roman Roušal es un casero que alojó a algunos de estos trabajadores.

Afirma que también le engañaron y que la agencia nunca le pagó.

“Una vez vi a un rumano que se había herido gravemente la pierna con una sierra. No se la había amputado, pero estaba gravemente herido. El capataz eslovaco le llevó hasta la frontera rumana y le dejó allí. Le envolvió la pierna herida con una bolsa de plástico… No le hubiera importado si se hubiera muerto allí mismo”.

Los trabajadores/as vietnamitas pagaban a los agentes entre 10.000 y 15.000 US$ para conseguir empleo en Europa, cuando el salario anual medio en Vietnam es de menos de 800 US$.

La madre de uno de los trabajadores migrantes afirma: “Decían que no había necesidad de contrato y prometieron cuidar de mi hijo. Sin embargo, cuando mi hijo llegó allí, tuvo que pagar para conseguir un empleo, tuvo que pagar para conseguir cualquier cosa.

También tuvo que pagar para conseguir papeles, porque solo le dieron un visado de turista de un mes. Todo se pagaba aparte”.

Los que regresaron tendrán que trabajar toda la vida para devolver el dinero que sus familias les habían prestado para el viaje a Praga.

De vuelta en su pueblo del norte de Vietnam, Long señaló “No tengo más dinero para pagar mis deudas.Mi vida se ha convertido en una lucha cotidiana para sobrevivir. … Emigramos para ganar un poquito más, ¿verdad? Si hubiera traído dinero a mi pueblo hubiera estado orgulloso. Mis amigos no me hubieran menospreciado. Pero ahora, cuando salgo a la calle, no soy un hombre respetado. Nunca volvería a trabajar al extranjero. No me atrevería”.

El documental destaca algunas tendencias innegables en el mercado laboral de la UE.

El uso creciente de subcontratistas y pequeñas agencias turbias para ejecutar trabajos va acompañado de una explotación cada vez más grave de grupos cada vez mayores de trabajadores y trabajadoras migrantes en actividades económicas generales.

Es necesario que los gobiernos nacionales y europeo respondan urgente y estructuralmente a esta cuestión.

Este caso extremo de esclavitud moderna, que desafortunadamente no es aislado, muestra lo vulnerables que son los trabajadores y trabajadoras migrantes cuando trabajan en países donde no hablan el idioma local ni tienen estructuras de apoyo adecuadas.

Al mismo tiempo, las subcontratas suelen estar destinadas a los negocios que tienen como objetivo evitar sus responsabilidades sociales.

La protección laboral de la UE debería volver a ser efectiva e inclusiva.

Asimismo, los trabajadores y trabajadoras migrantes deben organizarse para reclamar sus derechos legítimos ellos mismos.

El Sindicato de Trabajadores/as de la Industria de la Carpintería, Forestal y de Gestión de Recursos Acuíferos (OS DLV) está siguiendo la situación con gran preocupación desde el 2010. Cooperando en especial con ONG, el sindicato interviene en los organismos estatales respectivos y en otros para poner fin a dichas prácticas negativas, aunque hasta ahora no ha tenido mucho éxito. Esto también se debe al hecho de que resulta casi imposible contactar con dichos trabajadores, pues en realidad se encuentran fuera del mercado laboral oficial”, señaló Jaroslav Jurysek, Presidente de la Comisión Forestal del OS DLV.

El grado de explotación en este caso concreto permite clasificarlo legalmente como trabajo forzoso o trata de personas.

Nunca nos habíamos enfrentado a un caso así, con miles de personas perjudicadas. Es increíble”, afirmó Irena Konečná de la ONG checa La Strada, que lucha contra la trata de personas.

En junio de este año, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció que 21 millones de trabajadores y trabajadoras están atrapados en puestos de trabajo por coacción o engaño. 1,5 millones de ellos se encuentran en economías desarrolladas, como la de la UE.

El ‘negocio’ mundial de la explotación de trabajadores alcanza los 44.300 millones de US$ al año. Al parecer se trata del tercer negocio ilegal del mundo, por detrás de la venta ilegal de armas y el narcotráfico.

Uno de los trabajadores denunció: “Me dejó en el bosque sin dinero, sin saber dónde estaba, sin nada… Si voy a la policía, ¿qué les voy a contar? No tengo ninguna prueba y no hablo checo. ¿Cómo puedo explicarles mi situación?

Hasta hoy en día, la policía checa se ha movido muy lentamente; solo ha interrogado a tres de los más de 100 testigos. No ha habido ninguna condena ni mucho menos indemnizaciones a los trabajadores.

Además, a la empresa responsable de este caso de esclavitud moderna le siguen otorgando el 75% de los nuevos concursos del Gobierno en materia de industria forestal, mientras que la agencia subcontratista sigue operando bajo un nombre diferente.

El caso solo salió a la luz gracias a una joven pareja de abogados voluntarios. Uno puede hacerse una idea de la cantidad de casos que pasan desapercibidos. El riesgo es bajo y los beneficios son inmensos. Por tanto, la trata de seres humanos sigue creciendo y atrayendo a nuevos actores.