El futuro del trabajo: todo retos y oportunidades

El futuro del trabajo: todo retos y oportunidades

How the future of work is understood, conceptualised and shaped will determine where humanity ends up. It is about priorities: what emphasis we put on promoting humanity versus corporate greed; where, in the scale of interests do we place social justice and sustainable development; in summary, how we ensure that the world of work serves tomorrow’s societies.

(EC-Audiovisual Service/Jose Manuel Ribeiro)

El mundo del trabajo se encuentra en plena metamorfosis. El progreso tecnológico –inteligencia artificial, automatización y robotización–, una profundización de la globalización –con unas cadenas de suministro cada vez más fragmentadas globalmente–, y el cambio climático son algunos de los elementos detrás de esta mutación. Estos factores están cambiando la mismísima función del trabajo, la cantidad y la calidad de los empleos que se crean, la diversidad de oportunidades que éstos ofrecen, así como las relaciones entre empleador-empleado.

Es cierto que no podemos poner freno a estos factores. Sin embargo, todos –gobiernos, organizaciones internacionales, sindicatos, patronales, NGO y sociedad civil– podemos gestionarlos.

Cómo se entienda, conceptualice y defina el futuro del trabajo determinará hacia dónde vamos como especie humana. Es una cuestión de prioridades: qué énfasis ponemos en promover la “humanidad” frente a la “avaricia corporativa”, dónde, en una escala de intereses ponemos la justicia social y el desarrollo sostenible. En definitiva, cómo nos aseguramos de que el mundo del trabajo esté al servicio de nuestra sociedad del futuro. Puede sonar grandilocuente, pero lo que aquí está en juego no es nada más y nada menos que la paz y la justicia social.

Para gestionar estos retos y oportunidades de futuro, la Organización Internacional del trabajo (OIT) lanzó en 2016 un diálogo global. Los resultados de tres años completos de discusiones –que aún siguen en curso– centrarán el debate de la OIT en 2019, año en el que esta organización celebra sus 100 años de existencia.

No obstante, este debate continuará más allá de 2019 y eso porque la comunidad internacional se ha comprometido al pleno empleo y al trabajo decente para todos para 2030 (al adoptar la Agenda 2030 y su panoplia de Objetivos de Desarrollo Sostenible).

Para este especial de verano hemos reunido una serie de artículos centrados en el futuro del trabajo, lo que toca desde la transformación de las uniones sindicales a las políticas públicas necesarias para afrontar el nuevo escenario; las soluciones al desempleo juvenil y la igualdad de las mujeres en el mercado de trabajo, así como los cambios en la organización del trabajo y en la producción.

Como subrayó Sharan Burrow, secretaria general de la CSI en una pieza editorial publicada recientemente por Equal Times: “El diálogo social es un elemento clave del nuevo contrato social”.

“El crecimiento incluyente es posible cuando existe un contrato social y los gobiernos respetan el papel de los interlocutores sociales en la negociación de las soluciones y se cuenta con una protección social, salarios mínimos dignos, negociación colectiva, servicios públicos esenciales, políticas sectoriales e impuestos justos. Aunque estas sociedades no son inmunes a los retos que plantean el cambio climático, la rápida digitalización, la robótica o la automatización, la responsabilidad colectiva con respecto a la negociación de transiciones justas puede darnos respuestas”, subrayó la líder sindical.

Nuestro periodista Julian Hale trabajó recientemente la cuestión de los “falsos autónomos”, una figura que crece conforme se instala la denominada economía colaborativa o de plataforma.

“Nadie quiere incertidumbre. Por desgracia, la economía colaborativa siembra mucha incertidumbre entre los ciudadanos, ya que fomenta los falsos autónomos. Estos trabajadores no gozan de derechos básicos, como la renta mínima. Esto supone un problema fundamental en Europa y debe cambiar. Por eso me siento muy orgullosa de que el sindicato danés 3F luchara por los derechos de los trabajadores en el sector de los servicios de limpieza. Ya no son falsos autónomos, ¡sino trabajadores con derechos!”, resumió Agnes Jongerius, exsindicalista holandesa y europarlamentaria del Partido Laborista Holandés que forma parte de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo.

En numerosas partes del globo, los trabajadores de la economía informal y su transición hacia la economía formal son el tema principal del debate. Desde Uganda, la periodista Diana Taremwa Karakire informa sobre cómo las uniones sindicales están haciendo uso de todas las herramientas en sus manos para facilitar esta transición de los trabajadores del transporte. La estrategia del sindicato ugandés Amalgamated Transport and General Workers’ Union (ATGWU) “para organizar a los trabajadores del sector de la economía informal se basaba en asumir que, en muchos casos, estos trabajadores ya están organizados, no en el seno del movimiento sindical sino a través de cooperativas de ahorro y crédito, grupos informales de autoayuda, organizaciones comunitarias, y, sobre todo, asociaciones”.

La industria de la moda también nos ofrece una oportunidad valiosa para vislumbrar algunas de las tendencias del futuro del trabajo. En su crónica para este medio, María José Carmona escribe: “Primero, la industria textil se marchó de Europa al norte de África, luego, del norte de África a China, después, de China a Bangladés. Siempre buscando el mayor margen de beneficio, saltando cada vez a un lugar más rentable, o lo que es lo mismo, con menos derechos. Quién sabe si el próximo salto será de Bangladés a una maquila llena de robots en Europa o Estados Unidos. Al fin y al cabo, ellos no necesitan sueldo, pueden trabajar sin descanso. Y desde luego, no se quejan”.

Finalmente, y sin ninguna intención de ser exhaustivos en el monumental tema que nos ocupa, echaremos un vistazo a la brecha salarial entre hombres y mujeres. Cerrarla es clave para responder con éxito a los retos que nos esperan por delante.

El fracaso de un modelo: por qué el mundo necesita un nuevo contrato social

Por Sharan Burrow

The promise of a zero-poverty, zero-carbon world will require the massive reform of global governance and the commitment of national governments to act in the interests of their people.

Photo: Chhor Sokunthea/World Bank

La democracia es un daño colateral en un mundo en el que el multilateralismo ha fracasado y un modelo basado en la codicia corporativa ha derrumbado las promesas del contrato social que se concibió a raíz de las dos guerras mundiales y la Gran Depresión.

Este modelo mundial de crecimiento económico ha alimentado la codicia corporativa, que ha hecho pedazos el contrato social. Los ingresos globales de los trabajadores han ido disminuyendo durante las tres últimas décadas, y la desigualdad de ingresos ha crecido en el 53% de los países.

Este mismo modelo de crecimiento ha contribuido a la disminución de la participación de la renta del trabajo en todas las economías de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y a que los salarios se encuentren sistemáticamente por detrás del crecimiento de la productividad en la mayoría de ellos, un modelo que priva a los trabajadores de la parte de los frutos del progreso económico que les corresponde.

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Un convenio colectivo en Dinamarca hace historia al convertir a los “falsos autónomos” en “trabajadores con derechos”

Por Julian Hale

Tina Møller Madsen (left) from the Danish union 3F hands the official ‘OK’ sign (symbolising that a collective agreement has been reached) to Niels Martin Andersen (right) from Danish online cleaning platform, Hilfr.

Photo: 3F/PSHR

A partir de agosto, por primera vez en la historia, cientos de trabajadores de una plataforma danesa en línea de servicios de limpieza de viviendas particulares se beneficiarán de importantes garantías gracias a un nuevo convenio colectivo firmado en abril. Hilfr.dk, una página web que ofrece servicios de limpieza a alrededor de 1.700 clientes de toda Dinamarca, tiene empleados a unos 450 trabajadores.

El cofundador de Hilfr, Steffen Wegner Mortensen, declaró que este convenio “sube el nivel de exigencia para la llamada ‘economía colaborativa’ y demuestra cómo podemos beneficiarnos todos de las nuevas tecnologías sin socavar los derechos laborales ni las condiciones laborales”.

Thorkild Holmboe-Hay, el autor del convenio, explicó a Equal Times que, “con este convenio, los asistentes del hogar de Hilfr, que antes eran autónomos, se convierten en trabajadores y, por tanto, estarán protegidos por la legislación laboral nacional y europea”.

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Maquiladoras contra robots ¿Dónde se coserá la ropa del futuro?

Por María José Carmona

The Kniterate printer uses yarn bobbins to make anything from scarves to t-shirts. As Gerard Rubio, one of its developers, points out: “Digital manufacturing represents a great opportunity for local production. I think we are likely to see manufacturing gradually coming back to Europe.”

Photo: Kniterate

Seguramente la camiseta que vas a comprarte el próximo mes está siendo fabricada en este momento. Puede que una mujer de unos 30 años, hija de alguna familia humilde de Vietnam o Bangladesh, esté justo ahora en un taller atestado y con poca ventilación cosiendo una prenda que tú todavía ni siquiera sabes que necesitas.

El 60% de la ropa y el calzado que compramos bajo las etiquetas de grandes multinacionales se produce en países del sudeste asiático. Eso quizá ya lo sepas. Lo que tal vez desconozcas es que en este mismo momento a unos 15.000 kilómetros del taller vietnamita donde cose esa mujer, un grupo de ingenieros informáticos estudia si es posible que un robot pueda hacer ese trabajo por ella.

Desde hace siete años la startup norteamericana Softwear Automation desarrolla una máquina capaz de hilvanar desde una toalla a unos pantalones de manera totalmente autónoma. Es el paso más complicado dentro del proceso textil, requiere de una precisión y habilidad que hasta ahora solo las manos humanas eran capaces de conseguir. Sin embargo, esta fábrica de Atlanta ha creado LOWRY, uno de los últimos sewbots o robots costureros. Su secreto está en la incorporación de una cámara para que la máquina pueda tomar fotos mientras cose y así controlar mejor sus movimientos. El invento ya ha seducido a la cadena norteamericana de tiendas Walmart que ha invertido dos millones de dólares para financiar las investigaciones de estos informáticos.

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Los sindicatos de Uganda incorporan a los trabajadores del transporte al trabajo decente

Por Diana Taremwa Karakire

According to estimates there are anything between 100,000 and 250,000 boda-boda drivers in Kampala alone.

Photo: Nicholas Bamulanzeki

Hace tres años, Samuel Mugisha estuvo a punto de dejar su trabajo como chófer de mototaxi (lo que localmente se denomina boda-boda) en la capital ugandesa de Kampala. El acoso policial generalizado estaba teniendo grandes repercusiones negativas en sus ingresos diarios. Pero ahora Samuel está prosperando como miembro de la Kampala Metropolitan Boda-Boda Association (KAMBA), que cuenta con 38.000 miembros.

Esta asociación, que se estableció en enero de 2014, es uno de los miembros más recientes del sindicato más antiguo de Uganda, el Amalgamated Transport and General Workers’ Union (ATGWU), que a día de hoy encabeza la iniciativa para representar a los trabajadores del transporte del sector de la economía informal y contribuir a garantizar un trabajo decente para todos sus miembros.

Tras décadas de cifras cada vez bajas de trabajadores del transporte del sector formal, el ATGWU se encuentra en pleno auge. Actualmente cuenta con cerca de 60.000 miembros, y el significativo cupo de trabajadores del transporte del sector informal -como son los chóferes de taxi minibus, los chóferes de bicitaxi y los chóferes de boda-boda- está resucitando al sindicato.

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Crisis mundial de desempleo juvenil: el gran reto de nuestro tiempo [junto al cambio climático]

Por Esther Ortiz

In this photo from April 2016, French young people protest against the labour reforms making them more vulnerable on the labour market.

Photo: AP/Christophe Ena

Hasta en un 90%. Así de determinante ven jóvenes de todo el mundo —entrevistados para la fundación Millennial Dialogue— el papel de la economía en su “futura calidad de vida”. En medio de un debate general sobre el futuro del trabajo en la actual Revolución Industrial, tanto el paro crónico como la precariedad a la que están expuestas las nuevas generaciones, además de su desconfianza en la política, podrían tener consecuencias devastadoras para el conjunto de la sociedad. “La crisis especifica de desempleo juvenil —dentro de una situación de paro mundial— es, junto al cambio climático, el gran desafío de nuestro tiempo”, afirma a Equal Times el responsable de la Oficina de la OIT en España, Joaquín Nieto.

“Cada año en todo el mundo, 40 millones de jóvenes —400 en una década— se incorporan a un mercado de trabajo que no se está ampliando lo suficiente”. De los 200 millones de parados globales, 70 millones son jóvenes y, como explica Nieto, “si la economía no es capaz de dar una respuesta, nos encontraremos con una generación perdida”, algo que conllevaría la “pérdida de capital humano, exclusión y desarraigo”, advierte.

“El otro desafío es la calidad del empleo”, continúa, “ya que, a diferencia de generaciones anteriores, con grandes conquistas de los trabajadores, la crisis ha agudizado la sustitución de trabajos de calidad por otros que no lo son”. A esto habría que añadir “el debilitamiento de las políticas de protección social y un cierto resquebrajamiento del contrato social”.

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Competitividad, crecimiento y empleo en Europa: los efectos de abrazar la igualdad en las profesiones CTIM

Por Marta Checa

Monica Passananti (left), postdoctoral fellow in physics, and Golnaz Roudsari (right), a PhD student in theoretical physics, at the Atmospheric Mass Spectrometry & Atmospheric Physical Chemistry Laboratory of the Physics Department of Helsinki University.

Photo: Marta Checa

¿Por qué es tan bajo el número de mujeres que se decantan y que hacen toda su carrera en ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas (CTIM), no ocupando ni 2 de cada 10 empleos y constituyendo un 22% de las graduadas en estos sectores en la UE? Y, más importante aún, ¿cómo acabar con esa subrepresentación, teniendo en cuenta que las CTIM son especialmente sacrificadas y, por ello, menos atractivas para todos, hombres y mujeres, pero, al mismo tiempo, de las áreas más prometedoras en cuanto a oportunidades laborales en la Cuarta Revolución Industrial en la que nos encontramos inmersos?

La segregación por género, tanto en el mundo educativo como en el laboral, ya sea vertical (concentración de un género en determinados grados, niveles de responsabilidad o puestos) u horizontal (concentración de un género en ciertos campos: ellos mayoritariamente en CTIM, ellas en educación, salud y bienestar, por encima del 60%), es una realidad en toda la Unión Europea. En los sectores de CTIM y en el educativo, de salud y bienestar, donde más segregación por género se registra, no se ha mejorado en la última década, manteniéndose “persistentemente alta”, constata el Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE, según sus siglas en inglés).

En su informe Segregación por género en educación, formación [profesional] y el mercado laboral de octubre de 2017 para el Consejo, el EIGE es rotundo: “La segregación por género reduce las elecciones de vida, opciones de educación y empleo, lleva a salarios desiguales, refuerza aún más los estereotipos de género y limita el acceso a determinados trabajos, además de perpetuar relaciones desiguales de poder por género en las esferas pública y privada”. Y está detrás, entre otros, de la escasez de profesionales en CTIM, así como de la ineficiencia y rigidez del mercado laboral.

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