El golpe y la crisis del fríjol

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Uno de los legados no visibles del golpe de Estado en Honduras, es el deterioro del nivel de vida de los productores rurales y sus familias.

Uno de los legados no visibles del golpe de Estado en Honduras y de las políticas de gobierno que le siguieron, es la crisis de los granos básicos y el deterioro del nivel de vida de los productores rurales y sus familias.

No es que la crisis no existiera antes, ya que desde 1990 con el ajuste estructural de la economía y la liberación del comercio agrícola, la producción de granos básicos ha venido disminuyendo solo compensado con las políticas “activas” para el agro en el gobierno de Zelaya Rosales (léase: bono tecnológico productivo, bajas tasas de interés, aumento de la reserva de granos, cajas rurales, planes de inversión del sector, riego, etc.); pero la tendencia es hacía su profundización.

La crisis internacional de finales de 2007 y 2008, se reflejó en un aumento del precio de los derivados del petróleo y del precio de los alimentos.

En Honduras al igual que en otros países de la región, se pensó que el incentivo de mayores precios internacionales serviría de estímulo interno a los productores de granos básicos, pero la manifestación más evidente lo fue el uso de áreas de siembra de estos cultivos para biocombustibles, acompañado de un aumento del costo de los insumos (semillas y fertilizantes), sequía y/o mucha lluvia y un descenso de la reserva de granos.

Agregado a ello, destaca la presión que ejerce la liberación comercial ¿ CAFTA-RD? sobre la producción de bienes salarios, ya que si esta es insuficiente, los agroindustriales pueden solicitar al gobierno se autorice importar granos con arancel cero, no con el 45% de arancel que se cobra cuando se importa si permiso oficial.

El gobierno no sabe cuánto se siembra y produce de granos básicos ya que, contrario a otros países de la región como Guatemala y Costa Rica, el sistema de planificación agrícola fue desmantelado en el gobierno de Pepe Lobo, lo cual permite a los grandes importadores jugar al gato y al ratón con los productores, en especial con aquellos ligados a la pequeña unidad familiar campesina.

Las mesas de concertación de precios no cuentan con un mecanismo que obligue a los agroindustriales a sostener el precio fijado, ya que sale más barato importar el grano.

Los datos demuestran que somos deficitarios en maíz, frijol y arroz. En maíz el déficit ha venido en aumento ya que se estima en 10 millones 500 mil quintales, más de 600 mil quintales en arroz y 250,000 quintales en frijol. Los bajos rendimientos físicos ¿en maíz todavía hablamos de obtener 30 quintales promedio por manzana?, la baja inversión pública en los cultivos y los problemas de plagas y mercado seguro han afectado a los productos.

El alto costo del crédito, especulación y la devaluación afectan también, no digamos la prolongada sequía que ha llevado al Programa Mundial de Alimentos (PMA) focalizar su atención en el llamado “corredor seco” donde la población, en particular la mujer y los niños(as) enfrentan problemas de acceso a fuentes seguras de agua potable, alimentos, desnutrición crónica y hambre.

Un caso especial es el del frijol. Este cultivo y producto presenta características diferenciadas que lo separó del grupo de bienes sensibles del CAFTA-RD. En primer lugar quien los produce mayormente no son los grandes o medianos productores, sino que los pequeños productores y microfundistas localizados en zonas de ladera.

Estamos hablando de más de 27,000 mil productores (as) de frijol negro, rojo y china popo (frijol grande) diseminados en todo el país. Ellos necesitan más un incentivo directo como semilla mejorada, fertilizantes y precio estable en el mercado; se han acostumbrado a producir sin crédito del Estado y de empresarios e intermediarios.

En segundo lugar, otros países como CHINA no lo producen en las condiciones y gustos exigidos por la población. Y, finalmente, cuando se importan, no siempre son bien recibidos por la población en tanto hay una resistencia manifiesta al grano externo incluso de los consumidores.

El precio del frijol se ha disparado ya que la libra se cotiza entre 18 y 20 lempiras en los mercados públicos. El gobierno ha ofrecido 100,000 lempiras (unos 5 mil dólares) de recompensa para aquellas personas que denuncien el acaparamiento del frijol; también promueve la venta del frijol a menor precio través de los Banasupros (tienda de gobierno) utilizando los carros del Ejército, pero todo parece indicar que se importará frijol ya que la reserva de granos es insuficiente y la cosecha esperada será menor que la del año pasado.

Los productores se quejan que la ayuda del gobierno con el bono tecnológico ha disminuido y descontinuado, no hay una política especifica que posibilite que se accede directamente a un precio estable y facilidades para importar insumos en bloque tal como lo hacen los cafetaleros.

El discurso del gobierno es más palma africana, más azúcar, más ganadería, más ZEDE, más alianzas público-privadas, más fideicomisos bancarios, más aviones, más policías. ¡Cuidado! la crisis de los granos básicos, en especial del frijol (producto básico en la dieta de consumo de hondureño), puede tumbar gobiernos e incluso dictaduras.

Fuente: Alainet.org

This article has been translated from Spanish.