El imperialismo de China a través de la “trampa de la deuda”

El imperialismo de China a través de la “trampa de la deuda”

College students take selfies at the Nam Ou River Cascade Hydropower Project, developed by the Power Construction Corporation of China (PowerChina), in Luang Prabang, Laos, on 13 July 2022. Laos is the country with the highest level of debt-exposure to China in the world and is currently on the brink of debt default.

(Kaikeo Saiyasane/Xinhua via AFP)

La deuda ha sido identificada como una excusa para la esclavitud humana desde los días de la antigua Mesopotamia hasta el presente. La deuda también ha justificado la coerción en las relaciones entre los Estados. Los convenios de La Haya de 1899 y 1907 relativos a la “Limitación del empleo de la fuerza para el cobro de deudas contractuales” fueron los primeros esfuerzos internacionales para limitar esta práctica, que todavía era común a principios del siglo XX.

Durante los últimos 200 años, es habitual que se describa la mecánica de la deuda y la pérdida de soberanía como una “trampa de la deuda”. En los tiempos modernos, esta percepción no ha disminuido con la creación de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional o los acuerdos circunstanciales de los acreedores para aliviar la deuda. Por el contrario, las instituciones del mundo en desarrollo, como la Comisión Económica para América Latina, percibieron estos acuerdos como una concertación de los intereses de los propietarios de la deuda por encima de los intereses de los deudores.

Aun cuando la tendencia más importante es la de responsabilizar a los acreedores de la trampa de la deuda, algunos la ven principalmente como una consecuencia de la irresponsabilidad de los deudores. La principal novedad del actual debate sobre la “trampa de la deuda” es que ahora se centra en China. De hecho, la cuestión dominó la última cumbre anual del G7, en la que los líderes del G7 se comprometieron a invertir 600.000 millones de dólares en infraestructuras mundiales como una alternativa más “sostenible” a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (o ‘nueva ruta de la seda’) de China.

La prensa china contraatacó con artículos como La retórica de la “trampa de la deuda” de China es una torpe mentira fabricada por Estados Unidos y Estados Unidos debería ser considerado responsable de crear la “trampa de la deuda”. Aun antes de la cumbre del G7, pudimos leer titulares como Los rumores detrás de la “trampa de la deuda de China”: cómo los conspiradores occidentales e indios desprestigian la cooperación entre China y Sri Lanka en el Global Times, un punto de vista ampliamente compartido por más de uno en Estados Unidos, como lo demuestra el artículo de The Atlantic de 2021, La deuda de la trampa china es un mito.

Datos sobre la nueva ruta de la seda y la deuda

En septiembre de 2021, AidData llevó a cabo el análisis más exhaustivo de los datos relacionados con este tema en Banking on the Belt and Road: Insights from a new global dataset of 13,427 Chinese development projects (Apostar por la franja y la ruta: perspectivas de un nuevo conjunto de datos mundial de 13.427 proyectos de desarrollo chinos). Esta investigación permite comprender que: (1) el Estado chino se ha convertido en la fuente más importante de inversión extranjera a nivel mundial, donde China supera a EEUU y a otras grandes potencias en una proporción de 2 a 1; (2) existe una falta de transparencia respecto a los elementos clave de esta inversión; (3) significativamente, la inversión estatal china realizada en condiciones favorables (ayuda oficial al desarrollo, o AOD, siguiendo los criterios de la OCDE) representa solo una pequeña y cada vez menor fracción del total, aplicándose al resto tipos de interés cercanos a los del mercado; (4) la inversión presenta un fuerte riesgo especial de corrupción; (5) en varios casos conduce a situaciones de endeudamiento insostenibles que normalmente se describen como “trampas de la deuda”.

Cuando “estas operaciones son contratadas por empresas estatales, bancos de propiedad estatal, o instrumentos estatales de objetivo específico/empresas conjuntas sin garantías explícitas del gobierno anfitrión”, AidData clasifica estas deudas como “ocultas” porque rara vez se revelan como obligaciones potenciales de reembolso del gobierno anfitrión, pero pueden beneficiarse de formas implícitas de protección de la responsabilidad gubernamental.

La falta de transparencia es un factor clave en la creación de una “trampa de la deuda”, ya que impide a los actores nacionales o internacionales controlar adecuadamente la deuda en relación con la realidad de un país. Laos, que ocupa el primer lugar en la liga de la “trampa de la deuda” china, también ocupa el primer lugar en la proporción entre deuda oculta y PIB.

La corrupción es otro elemento importante de este debate. El resumen del estudio subraya que “China ha intensificado la concesión de préstamos en moneda extranjera a los países con grandes recursos que padecen altos niveles de corrupción”. Entre los diversos factores que llevaron al equipo de investigación de AidData a esta conclusión, puede citarse este: “Según el cuadro 4, el 89% de los préstamos del sector oficial procedentes de China entre 2000 y 2017 apoyaron a países que obtuvieron una puntuación por debajo de la media mundial en el índice de control de la corrupción de los indicadores mundiales de gobernanza o WGI (Worldwide Governance Indicators)”.

El informe de AidData analiza con más detalle el caso de dos de los países más endeudados del mundo, Laos y la República del Congo. En ambos casos, existen elevados niveles de deuda y deuda oculta resultantes, en su mayor parte, de la financiación de grandes proyectos de infraestructura en condiciones no concesionales y de los bajos niveles de gobernanza, como puede comprenderse a la vista del cuadro mundial de los indicadores WGI. Como resultado, ambos países alcanzaron un nivel de deuda insostenible. La República del Congo reestructuró su deuda en 2019 con su principal acreedor chino, el Eximbank, retrasando, pero también aumentando la carga de su deuda, mientras que Laos tuvo que ceder a China el control de “una gran parte de la red de transmisión eléctrica del país [...] en un aparente canje de deuda por capital”.

La situación en Sri Lanka

El vínculo entre la reciente crisis económica de Sri Lanka y el impacto de la diplomacia de la trampa de la deuda china ha sido destacado por numerosos observadores. Sin embargo, es importante subrayar que, al igual que sus predecesores históricos, la trampa de la deuda china que estamos analizando es el resultado de una relación bilateral, con responsabilidades de ambas partes de la relación de la deuda.

Como se ha visto a menudo en el pasado, las crisis debidas a las relaciones deuda-trampa se manifiestan normalmente en tiempos económicos difíciles. La crisis actual no es una excepción, pero este hecho no permite negar la insostenibilidad de la deuda como un problema en sí mismo.

Según el informe del FMI sobre Sri Lanka de 2022, a finales de 2020, la deuda bilateral de Sri Lanka con China representaba más del 50% del conjunto total de la deuda bilateral del Estado; una cifra considerablemente superior al 10% de la deuda mundial que suelen invocar quienes descartan la idea de una trampa de la deuda china. Es fundamental analizar la sostenibilidad de la inversión que origina dicha deuda, como hizo el experto en China afincado en Estados Unidos Jonathan Hillman en su libro The Secret History of Hambantota (La historia secreta de Hambantota), en lugar de difuminar los hechos ahogándolos en estadísticas.

No pueden aceptarse las afirmaciones de Xinhua, Global Times [medios chinos] y The Atlantic [estadounidense] descartando la existencia de una trampa de la deuda china en Sri Lanka, o que explican el concepto como un producto de los adeptos a la teoría de la conspiración estadounidenses e indios o como un simple mito.

Uno de los análisis más sorprendentes sobre la trampa de la deuda china comienza con este párrafo revelador: “El estadista estadounidense John Adams, presidente de su país de 1797 a 1801, dijo: ‘Hay dos maneras de conquistar y esclavizar un país: una es por la espada; la otra es por la deuda’. China, eligiendo el segundo camino, ha adoptado las prácticas de la época colonial y se ha convertido rápidamente en el mayor acreedor oficial del mundo”.

Esta idea [de una China que intenta conquistar y esclavizar] podría ser una exageración por las razones expuestas [e.d., que el endeudamiento es una práctica habitual y bidireccional]. Además, la espada y la deuda no son mutuamente excluyentes, y la agenda expansionista de China a través del Himalaya, en el Mar de la China Meridional o en el Estrecho de Taiwán son claros recordatorios de este hecho.

Este método de contextualizar la diplomacia de la trampa de la deuda de China en la historia parece acertado, y su importancia podría apreciarse de otro modo observando que los países occidentales no actuaron de forma esencialmente diferente en el pasado. Aun así, los países occidentales han superado en gran medida algunas de las lógicas capitalistas más dogmáticas, mismas que todavía perviven en la política china.

El problema, como señala AidData, es que la tendencia en la estrategia de inversión internacional china no parece apuntar en la dirección correcta. No obstante, el presidente Xi Jinping hizo algunas declaraciones importantes sobre la necesidad de reformar la iniciativa BRI de la franja y la ruta, sobre todo en lo que respecta a su impacto medioambiental. ¿Cabe imaginar un líder progresista y reformista para China?

El carácter plenamente imperial de la actual política china que se despliega ante nuestros ojos no deja mucho espacio para las ambiciones reformistas. Un esfuerzo mundial de ayuda al desarrollo, que contrarreste la lógica de la trampa de la deuda, es una necesidad y la comunidad internacional debería planteárselo.