El nuevo código laboral georgiano empañado por “las lagunas y los resquicios”

Georgia es un país condenado por la Confederación Sindical Internacional (CSI) por ser “uno de los peores casos de Europa en lo que se refiere a derechos de los trabajadores”, aunque por fin ha cambiado su polémico código laboral.

La nueva legislación, firmada a principios de este mes por el presidente Mijeíl Saakashvili tras varios meses de consultas, ofrece algo de protección contra la discriminación antisindical y aumenta las vacaciones pagadas para los contribuyentes en trabajos de alto riesgo.

Asimismo, prohíbe el despido de embarazadas y aumenta la duración de las disposiciones para las discapacidades temporales.

Sin embargo, los sindicatos han criticado al Gobierno por permitir que la Cámara de Comercio de Estados Unidos ejerciera presión entre bastidores y que los empleadores locales debilitaran el borrador inicial ya acordado entre numerosos interlocutores sociales, incluida la Confederación de Sindicatos de Georgia (GTUC).

“Los últimos cambios y enmiendas al Código Laboral georgiano representan un importante paso adelante, aunque constituyen el mínimo de lo que esperaba el pueblo georgiano”, explicó a Equal Times el presidente de la GTUC, Irakli Petriashvili.

“En el código siguen existiendo numerosas lagunas y resquicios que permiten a los empleadores ejercer presión sobre los activistas y líderes sindicales a través de contratos laborales de corta duración, por lo que la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva serán limitados y los casos de explotación y discriminación de trabajadores/as seguirán repitiéndose”.

Ahora, el verdadero reto consiste en que Georgia cree una base jurídica para la aplicación efectiva de las nuevas leyes laborales mediante un organismo de inspecciones de trabajo, ya que Georgia es actualmente uno de los pocos países del mundo que no cuenta con uno.

“Incluso estas mínimas mejoras no servirán de nada a los trabajadores y trabajadoras si la Comisión Tripartita de Interlocutores Sociales no empieza rápido a trabajar eficazmente”, advirtió el señor Petriashvili.

 

Normas europeas

Los economistas neoliberales han elogiado a Georgia por su crecimiento económico, pero ser “uno de los lugares del mundo donde resulta más fácil hacer negocios” ha tenido un impacto terrible en los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Con una tasa de desempleo del 15% entre la población general, un desempleo juvenil del 30% y un salario medio de tan solo 636 laris georgianos (aproximadamente 387 US$), la flexibilización laboral no ha conseguido crear una cantidad significativa de puestos de trabajo de calidad.

En 2006, Georgia sustituyó su código laboral de la era soviética por uno diseñado para cumplir más estrictamente con las normas europeas e internacionales.

Sin embargo, el objetivo nunca se alcanzó, pues impusieron restricciones excesivas al derecho de huelga. Asimismo, la jornada laboral, la maternidad y la remuneración de las horas extras y el trabajo nocturno tampoco estaban lo suficientemente reguladas.

Las disposiciones relativas a los contratos laborales también estaban fuertemente orientadas a favor del empleador.

La nueva legislación laboral aborda alguna de estas omisiones. Por ejemplo, prohíbe la discriminación en las relaciones laborales precontractuales.

Además, define las condiciones esenciales del contrato laboral, ofrece más vacaciones pagadas a los contribuyentes que trabajan en lugares de alto riesgo y prohíbe el despido de embarazadas.

 

Inadecuada

Sin embargo, todavía quedan varios aspectos para los que el código laboral no ofrece una regulación adecuada.

Por ejemplo, los empleadores solo están obligados a otorgar un contrato de trabajo formal y por escrito tras tres meses de empleo. La legislación relativa a los términos del contrato de trabajo también es bastante imprecisa, especialmente en lo que concierne a los contratos de corta duración y a los primero cuatro años de las empresas recién creadas.

Asimismo, los expertos en asuntos laborales han manifestado su inquietud por los artículos relativos a la jornada laboral, la rescisión de la relación laboral, los despidos colectivos y la falta de leyes específicas de género.

Según parece, la presión ejercida de manera agresiva a favor de las empresas por la Cámara de Comercio de Estados Unidos influyó en cierta medida en la versión final de esta ley laboral.

Sin embargo, el caso de Georgia no es el único.

Según un informe publicado por el centro de estudios progresista y estadounidense Campaign For America’s Future, la Cámara de Comercio de Estados Unidos ha influido peligrosamente en todo el mundo a favor de las empresas.

“La Cámara de Comercio de Estados Unidos se ha transformado. Ha pasado de ser un grupo a favor de las empresas relativamente serio a ser una organización cínica y con una gran cantidad de dólares que canjea una impresión de legitimidad por dinero en efectivo”, señaló Richard Eskow, autor del informe The United States Chamber of Commerce: North America’s Dangerous Export.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.