Empresas europeas acusadas de explotar a obreros norcoreanos

Artículos

Se niega a dar su nombre y ni siquiera da un seudónimo, por miedo a lo que pueda suceder a su familia, que dejó atrás en Corea del Norte.

Es uno de los 50.000 trabajadores que el régimen de Pyongyang « alquila » en todo el mundo a (muy) bajo costo a empresas privadas y públicas, según las informaciones reveladas por la base de datos sobre derechos humanos en Corea del Norte (Database Center for North Korean Human Rights (NKDB)).

Nuestro testigo cuenta las condiciones en las que trabajó durante tres años “en un país de Oriente Medio”, que se niega a nombrar, en el sector de la construcción.

“Trabajábamos hasta 16 horas diarias por un salario de 150 dólares EE.UU., del que retenían los gastos de alojamiento y los cargos. En realidad, cobrábamos al máximo 80 dólares. Como no teníamos seguro médico, si nos enfermábamos, nos retenían los gastos de nuestro salario.”

Los hombres se alojaban en habitaciones de 10 metros cuadrados en las que se hacinaban siete personas, que estaban infestadas de cucarachas y ratas, sin calefacción ni aire acondicionado, según cuenta este hombre que vive ahora en Corea del Sur, donde obtuvo el derecho de asilo.

“En Corea del Norte, ganaba 0,25 dólares por mes, que alcanzaba solo para comprar medio kilo de arroz.”

Los contratos concluidos entre los trabajadores norcoreanos y las empresas extranjeras pasan automáticamente por el régimen de Pyongyang, explica Yeo-sang Yoon, director del NKDB, durante un seminario en el Parlamento Europeo el 16 de setiembre.

Eso significa que el gobierno retiene el 90 % de la remuneración del trabajador. Pero el control de régimen no se limita a eso: se desaconseja fuertemente, por no decir que se prohíbe enteramente, comunicar con el mundo exterior. Los agentes del régimen ejercen una vigilancia permanente de lo que hacen y dicen. Se les confiscan los pasaportes y visados. Nuestro interlocutor nos cuenta también que se abrió una cuenta bancaria a su nombre, pero nunca fue informado de ello ni tuvo acceso a esa cuenta.

Si bien los trabajadores destacados suelen ser obreros, sus contratos de trabajo, que incluyen condiciones asimilables a la esclavitud, afectan también a médicos, informáticos y personal militar, como lo demuestran los datos publicados por NKDB.

De los aproximadamente 50.000 trabajadores norcoreanos destacados en el mundo entero, una gran parte se encuentra en Rusia (20.000) y en China (19.000), es decir, en países en los que la legislación laboral es poco precisa y las condiciones difíciles. 2.000 norcoreanos se encuentran en Mongolia, 1.800 en Qatar y 300 en Malasia.

De especial relevancia es que, según el NKDB, en la Unión Europea hay un país que también acoge trabajadores norcoreanos: Polonia. Al parecer ese país acoge a 800 trabajadores suministrados por Pyongyang.

 

Polonia en el punto de mira

En una entrevista otorgada a Equal Times, Willy Fautré, director de Human Rights Without Frontiers (HRWF), declaró que no era la primera vez que se acusaba a Polonia de ese tipo de prácticas. En 2006, la Gazeta Wyborcza señalaba que se contrataba a trabajadores norcoreanos en los astilleros de Gdansk, conocidos también por ser la cuna del sindicato Solidarnosc.

“Las autoridades enseguida anunciaron que renunciaban a contratar a trabajadores norcoreanos, pero algunos años más tarde, la Gazeta Wyborcza denunció de nuevo un asunto relacionado con una asociación polaco-norcoreana que hacia venir a jóvenes para hacer “prácticas”. Los hacían trabajar principalmente en los vergeles. Al parecer, varias empresas reanudaron esas práctica, frente a la que el gobierno polaco hacía la vista gorda”, según Fautré.

Los nombres de las empresas en cuestión se mantienen secretos por el momento, pero NKDB podría decidir publicarlos en el futuro, nos dicen.

Equal Times se puso en contacto con la inspección nacional del trabajo de Polonia pero no ha recibido ninguna respuesta hasta la fecha.

Fautré señala que otros países de la UE han sido ya investigados por su organización, sobre todos Países Bajos, donde un restaurant de Ámsterdam empleaba personal norcoreano en condiciones dudosas.

Si el seminario organizado en el Parlamento Europeo permitió albergar esperanzas, la falta de interés de las instituciones europeas y de la opinión pública sobre esa cuestión es patente.

“He planteado esta cuestión en numerosas ocasiones en 2012 y en 2013, y nunca ha habido reacción alguna por parte de las instituciones europeas. La Unión Europea debería hacer un ejercicio de introspección y barrer delante de su puerta antes de criticar a los demás países,” advierte Fautré, cuya organización es muy activa sobre esa cuestión.

NKDB y HRWF recomiendan que, en el marco de las medidas restrictivas adoptadas por Europa contra el régimen de Kim Jong Un, se incluyan las violaciones de los derechos de los trabajadores norcoreanos migrantes, pero que también se tomen medidas contra las empresas que los contratan.

“Es preciso adoptar un enfoque gradual. En primer lugar, cabría utilizar el método de la denuncia pública con nombre y apellido, como se hizo en el caso de la tragedia del Rana Plaza en Bangladesh y adoptar medidas específicas contra las empresas que persistan en esa actividad,” estima Fautré.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos quisieran también que el Parlamento Europeo interviniera, al menos simbólicamente, mediante, por ejemplo, la votación de una resolución en la que se condenen esas prácticas. Aunque no hay mucho entusiasmo al respecto.

Al preguntársele sobre la posibilidad de proponer una resolución, Kati Piri, eurodiputada socialdemócrata que inauguró el seminario dedicado a esa cuestión en el Parlamento Europeo, nos respondió: “Es importante sensibilizar a la opinión pública al respecto, y eso se puede hacer de varias maneras, una de ellas es la resolución.”

Añadió que si la explotación de los trabajadores “no suscita interés en la UE del siglo XXI », es « importante que los sindicatos, las organizaciones de derechos humanos y los trabajadores pongan ese tema en la agenda política para que se puedan emprender acciones concretas de protección de los trabajadores.”

 

Este artículo ha sido traducido del francés.