En el sector del transporte, el trabajo decente debe convertirse en la nueva norma

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¿Qué tienen en común actualmente la mayoría de los países europeos? Las huelgas. Los trabajadores del transporte ya están cansados de las malas condiciones laborales; lo único que quieren es un trabajo decente y por eso están alzando la voz.

Por toda Europa estamos experimentando un levantamiento de los trabajadores del transporte –ya están hartos de la falta de respeto por su trabajo, la malas condiciones laborales y, por si esto fuera poco, ahora la crisis del coste de la vida que no les deja respirar–.

En varios sectores, los salarios de los trabajadores del transporte son bajísimos, a pesar de que son los auténticos responsables de la movilidad en Europa –tanto de sus ciudadanos como de sus mercancías–.

Hoy en día, Europa está siendo testigo de la indignación de los trabajadores del transporte. Solo quieren poder llevar a cabo su trabajo con unas condiciones decentes y unos salarios justos.

El sector ya está sintiendo las consecuencias; hay una escasez de trabajadores en la industria del transporte provocada directamente por la falta de puestos de trabajo decentes. Los trabajadores empiezan a renunciar a sus empleos.

El informe de noviembre de 2021 sobre la escasez y el excedente de mano de obra de la Autoridad Laboral Europea revela que la escasez de camioneros es la quinta más generalizada de Europa, con carencias registradas en al menos 16 Estados miembros de la UE. Los informes de la consultora Transport Intelligence calculan que al mercado europeo del transporte de mercancías le faltan más de 400.000 camioneros.

Además, los datos de Oxford Economics revelaron el hecho de que durante la pandemia de la covid-19 despidieron a más de 2,3 millones de trabajadores de la industria aeronáutica a nivel mundial. Actualmente, en Francia, los aeropuertos de Charles de Gaulle y Orly tienen un total de 4.000 puestos vacantes. Sin embargo, las ofertas de empleo en este sector no resultan muy interesantes. Al menos, por ahora.

Se calcula que Austria necesitará más de 3.000 trabajadores ferroviarios nuevos al año, pues una cuarta parte de los empleados de ÖBB (la empresa nacional de ferrocarriles de Austria) se jubilarán en el período que abarca hasta 2027. En Bélgica se han publicado informes que demuestran una escasez de 4.000 trabajadores en el mercado ferroviario de pasajeros.

El deterioro de las condiciones

Nos encontramos en una situación en la que tenemos un sector con una mano de obra que está envejeciendo y que casi carece de candidatos para sustituirles cuando se jubilen. Los jóvenes ya no quieren trabajar en un sector que no puede ofrecerles unas condiciones laborales decentes.

Si el sector del transporte sigue por este camino, las consecuencias influirán muy negativamente en nuestras vidas cotidianas. Todos los ciudadanos dependen de los trabajadores del transporte, sean o no conscientes de ello: para la ropa que llevan, la comida que ponen en sus mesas o su desplazamiento diario al trabajo.

¿Se podía haber evitado esto? ¿No se lo vio venir nadie?

Nosotros sí. La Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF) ha contactado con los responsables políticos y entablado un diálogo con ellos sobre el deterioro de las condiciones del transporte. Siempre hemos exigido que se tenga en cuenta a los trabajadores y que se consulte a los sindicatos cuando se elaboren políticas relacionadas con el transporte.

Por desgracia, la realidad demuestra que la mayoría de las políticas no priorizan a la gente, sino más bien las ganancias y luego se olvidan de la gente.

Como ignoran las voces de los trabajadores del transporte, los líderes de Europa –y sus malas decisiones políticas– son los responsables tácitos del actual estado de esta industria.

Si analizamos lo que nos ha aportado este período de liberalización de los servicios de transporte, podemos ver claramente un sector que se basa en los beneficios y reduce continuamente los costes en detrimento de sus trabajadores, con varias empresas que compiten para ofrecer una mano de obra al precio más bajo.

Los ciudadanos europeos sienten el impacto negativo en sus vidas cotidianas, reflejado en los servicios de transporte.

En el transporte ferroviario podemos ver que los servicios se han recortado y las estaciones de trenes están vacías, con mucha menos gente en las ventanillas y más máquinas. Las estaciones desiertas suponen una amenaza para la seguridad de los trabajadores y los pasajeros, así como para la accesibilidad de todos a dichas estaciones.

En la accesibilidad también repercute la cantidad cada vez más escasa de trenes que pasan por zonas apartadas donde la gente depende en gran medida del transporte ferroviario, creando así la llamada pobreza del transporte.

Repartidas por todos los sectores, las políticas basadas en los beneficios solo han conseguido una industria del transporte cimentada en unos bajos salarios y unas malas condiciones laborales, pues los exorbitantes beneficios de las empresas implican que los que paguen el precio sean los trabajadores del transporte.

Nos aseguramos de que se escuche la voz de los trabajadores del transporte

En última instancia, la falta de trabajo decente es la que está provocando la escasez de trabajadores del transporte. Sin embargo, estos trabajadores están alzando la voz y cada vez son más visibles y están más presentes. Europa ya no puede ignorar las malas condiciones laborales tan generalizadas en el sector del transporte.

Las huelgas seguirán afectando al continente europeo. Y seguirán los titulares en los medios sobre trabajadores ferroviarios que abandonan sus puestos, camioneros y conductores de autobús que bloquean carreteras y vuelos retrasados y cancelados. Todavía no se ha acabado.

Y no se acabará hasta que en el sector del transporte el trabajo decente se convierta en la norma. Para ello son necesarios cambios fundamentales en todo el sector. En representación de más de cinco millones de trabajadores del transporte en Europa, la ETF se está asegurando de que se escuche su voz.

Seguiremos exigiendo a los líderes europeos que aborden directamente las causas profundas de la crisis del transporte y empiecen a escuchar a los trabajadores de dicho sector. Ya es hora de que los líderes de la UE introduzcan cambios esenciales en el modo en que funciona el sector. Y para ello, tienen que empezar priorizando a la gente y no a los beneficios.

Aun así, no se puede ganar ninguna batalla en solitario. Instamos a nuestros trabajadores del transporte a que sigan exigiendo mejoras de sus condiciones laborales y unos salarios justos.

Sin embargo, estas batallas no se libran individualmente. Los trabajadores del transporte en Europa pueden estar seguros de que la ETF está presentando sus reivindicaciones ante los líderes europeos en Bruselas. Ahí reside la belleza del movimiento sindical internacional: nadie lucha solo –todos luchamos juntos–.

En marzo de 2019, la ETF junto a miles de trabajadores del transporte se manifestaron en las calles de Bruselas por un ‘Transporte Justo’: es decir, por unos empleos de calidad para los trabajadores del sector y unos servicios de transporte seguros y fiables para todos los ciudadanos.

Si fuera necesario, estamos dispuestos a hacerlo de nuevo porque una cosa está clara: la ETF no descansará hasta que el trabajo decente se convierta en la norma en el sector del transporte.

Este artículo ha sido traducido del inglés por Iñigo Rodríguez-Villa