En Kenia, los ritos de iniciación alternativos a la mutilación genital ofrecen a las niñas opciones que pueden salvarles la vida

En Kenia, los ritos de iniciación alternativos a la mutilación genital ofrecen a las niñas opciones que pueden salvarles la vida

Agnes Pareiyo, the director and founder of the Tasaru Ntomonok Initiative and chair of the Kenya Anti-FGM Board (second from left on the front line) stands with some of the young Maasai girls (and their parents) who have just completed an Alternative Rites of Passage programme, on 22 August 2018 in Narok Country, Kenya.

(Christabel Ligami)

“No me confundirán, no me explotarán, nunca aceptaré ser circuncidada, he cambiado. ¡Somos agentes del cambio!”, coreaban apasionadamente 85 niñas en la escuela primaria de Eselenkei del condado de Narok, en la provincia keniana del Valle del Rift. Vestidas con camisetas rojas y naranjas con el mensaje “Paremos la mutilación genital femenina (FGM, según el acrónimo en inglés; o MGF, en español)” en la parte delantera, y “Eyeu Intoiye Enkisuma” (“Las niñas deben estudiar”, en el idioma maa) en la parte trasera, las niñas sonreían mientras cantaban y bailaban canciones masáis tradicionales.

El 22 de agosto de 2018, estas niñas de 10 años o más se convirtieron en mujeres después de terminar un programa residencial de formación sobre ritos de iniciación alternativos de cuatro días de duración, una práctica que permite a las niñas masáis convertirse en mujeres sin ser circuncidadas, como exige su cultura.

Aunque el Gobierno de Kenia ha prohibido la mutilación genital femenina, ésta sigue practicándose, en particular entre las tribus seminómadas, como los masáis y los samburus. Como en otras partes de África, Asia y Oriente Medio, el corte o la extirpación de parte o la totalidad de los genitales femeninos externos en un rito es una práctica cultural peligrosa arraigada en ideas de modestia, higiene y “pureza”. Sin embargo, la mutilación a menudo acarrea consecuencias negativas y graves para la salud, como la incontinencia, infecciones constantes que pueden provocar infertilidad o problemas que ponen en peligro la vida de las mujeres durante el parto, e incluso puede causar la muerte como resultado del procedimiento debido a las hemorragias masivas y las infecciones.

Evelyne Suru, de 13 años, es una de las decenas de miles de niñas en Kenia que han completado la formación sobre ritos de iniciación alternativos.

La formación está organizada por diferentes grupos y organizaciones de todo el país y, aunque se puede adaptar para incorporar distintos elementos culturales, todos los programas siguen el mismo temario diseñado por la Junta contra la mutilación genital femenina de Kenia, un órgano gubernamental semiautónomo establecido en 2013 tras la promulgación de la Ley para la prohibición de la mutilación genital femenina de 2011.

Evelyne, una alumna de séptimo año de una familia de 11, dice en una entrevista concedida a Equal Times el día de su graduación, en el condado de Narok County, que tiene suerte: tiene cinco hermanas mayores y todas ellas fueron circuncidadas y después se casaron sin terminar sus estudios. Este casi fue su destino; de hecho, sus padres la sacaron de la escuela a los 10 años para circuncidarla. “Pero me negué porque mi tía me había dicho que era peligroso, ya que podía sangrar demasiado o incluso morir en el procedimiento. Se me quedó grabado”, añade.

En la comunidad masái, una vez que una niña está circuncidada se la considera una mujer preparada para el matrimonio, independientemente de su edad. El matrimonio es muy importante porque la dote de la niña (en forma de ganado) trae riqueza a la familia y el matrimonio es sinónimo de estatus alto en la comunidad.

Sin embargo, Evelyne tomó la decisión inusual de ir en contra de su familia y de las expectativas de su comunidad. Actualmente no vive con sus padres, sino con su tía, una profesora que está decidida a garantizar que Evelyne continúe estudiando. “Mi madre siempre me decía que no sería una mujer si no estaba circuncidada y que ningún hombre se querría casar conmigo. Me decía que nadie querría estar cerca de mí porque olería mal”, recuerda Evelyne. “Pero estoy bien y me siento segura con mi tía”.

Según Evelyne, la ceremonia del rito de iniciación alternativo le ha ayudado a comprender en qué consiste exactamente la mutilación genital femenina y por qué es peligrosa. “Ni siquiera me da miedo decirle a mis amigos que no estoy circuncidada. He aprendido mucho sobre mí misma y a cuidarme”.

“Niñas que se convertían en madres”

La ceremonia del rito de iniciación alternativo, organizada por Tasaru Ntomonok Initiative (una organización de Narok que trabaja para erradicar la práctica de la mutilación y el matrimonio prematuro), se celebra dos veces al año en agosto y en diciembre (la denominada “temporada de la circuncisión”), ya que es el momento del año en el que cierran las escuelas por vacaciones y las niñas suelen ser circuncidadas.

Loise Kaleke, una facilitadora/formadora para el rito de iniciación alternativo en Narok, dijo a Equal Times que durante estos cuatro días las niñas adquieren conocimientos sobre la moral, las tradiciones y la cultura masáis, así como sobre sexualidad, salud y competencias para la vida en general. Al final del programa se les da certificados que acreditan “que se han hecho mujeres”.

“La formación se centra en qué consiste la mutilación genital femenina, los peligros que conlleva y por qué no deben someterse a ella. También hablamos de educación, derechos del niño, abuso sexual, drogodependencia, autoestima, buena salud, cultura y tradiciones perjudiciales”, dice Kaleke, y añade que el objetivo es dotar a las niñas de los medios para tomar las mejores decisiones para su futuro y permitirles convertirse en embajadoras de la importancia de la educación de las niñas y los peligros de la mutilación. “Por eso ahora dicen que son agentes del cambio”, explica.

Esta antigua profesora dice que se sumó a la iniciativa contra la mutilación genital femenina cuando vio cómo muchas de sus estudiantes abandonaban los estudios para ser circuncidadas y casarse. Dice que algunas de estas niñas tenían 10 años o menos.

“Estas niñas se convertían en madres y no podían ocuparse de sus hijos. La carga acaba volviendo a sus madres”, dice Kaleke, lo que se suma a niveles existentes de pobreza y exclusión social. “Se tenía que hacer algo, así que me junté con otras mujeres de mi comunidad y empezamos a hablar de los peligros de la práctica”.

Dice que el cambio fue difícil al principio. “Perdí muchos amigos y familiares a causa de esto, pero ahora vemos que cada vez más personas, incluidos hombres, aceptan que tenemos que dejar de circuncidar a las niñas y casarlas pronto”.

Los hombres masáis suelen tener la última palabra en cualquier decisión en su comunidad, por lo que Tasaru Ntomonok Initiative colabora estrechamente con maridos y padres para sensibilizarlos acerca de los peligros de la mutilación genital femenina.

Para movilizar a las niñas para el rito de iniciación alternativo, las llamadas “madrinas” (que cuidan de las niñas durante el programa), colaboran con Tasaru Ntomonok Initiative para difundir el mensaje a través de diferentes redes de escuelas, iglesias y comunidades para explicar qué es el rito de iniciación alternativo y por qué es importante que las niñas asistan al programa con el consentimiento de sus padres o tutores.

“A diferencia del pasado, cuando encontrábamos resistencia e incluso recibíamos amenazas de muerte, hoy en día es un poco más fácil hablar con la gente sobre la mutilación y el rito de iniciación alternativo porque son conscientes de la ley y han visto cómo se detiene a personas por no abandonar esta práctica”, dice Hellen Kilusu, una de las madrinas de Ntulele, un pueblo del condado de Narok. Sin embargo, señala que algunos de los padres asumen erróneamente que el rito de iniciación alternativo otorga una beca automática para que sus hijas vayan a mejores escuelas. “Seguimos haciendo todo lo posible para que lo entiendan”, dice.

Erradicación de la MGF de aquí a 2030

Jackson Kiok (42 años), padre de tres hijos y pastor en una iglesia de Ntulele, es uno de los hombres locales que colabora estrechamente con Tasaru Ntomonok Initiative para la formación sobre el rito de iniciación alternativo. “Tengo seis hermanas y todas están circuncidadas”, dice a Equal Times. Cuando era joven pensaba que era lo mejor para las niñas. Cuando pasé a formar parte de la iglesia y me convertí en líder aprendí que la mutilación genital femenina es mala para las mujeres y que tiene que parar”, dice.

“Predico contra ello en mi iglesia y comunidad. Mis tres hijas están aquí para el rito de iniciación alternativo, para que aprendan en qué consiste la mutilación genital y que no solo escuchen de mí, su padre, que es mala”.

Los años de formación sobre el rito de iniciación alternativo, combinados con la prohibición de la mutilación genital, están empezando a generar lentamente un impacto positivo. Según la encuesta demográfica y de salud de 2014 de Kenia, solo el 21% de las mujeres en el país estaban circuncidadas en 2013, frente al 27% en 2008-2009 y el 32% en 2003. Sin embargo, algunas comunidades todavía registran tasas de mutilación genital muy elevadas: el 94% de las mujeres y niñas somalíes-kenianas, el 92% de las kisiis, el 87% de las samburus y el 78% de las masáis todavía son sometidas a esta práctica de mutilación.

Agnes Pareiyo, directora y fundadora de Tasaru Ntomonok Initiative, fue nombrada recientemente presidenta de la Junta contra la mutilación genital femenina de Kenia, que tiene el mandato de coordinar programas de sensibilización pública contra la práctica de la mutilación y asesorar al Gobierno sobre cuestiones relacionadas con ésta, así como con la aplicación de la Ley 2011.

Nos cuenta que, aunque se han realizado progresos en la lucha contra la mutilación, el reto principal es la aplicación de la prohibición en la base: “Tenemos algunos funcionarios que todavía encuentran difícil detener a alguien que haya quebrantado la ley contra la mutilación genital femenina porque todavía consideran la práctica parte de su cultura. Como presidenta de la Junta contra la mutilación genital femenina, ahora me quiero centrar en concienciar sobre la ley y colaborar estrechamente con el Gobierno para aplicarla”.

Relata a este medio que el objetivo es erradicar completamente la mutilación genital femenina en Kenia para 2030.

Es un objetivo ambicioso, pero hay numerosos asociados que trabajan en pos del mismo objetivo. Peter Ofware, director de programas para la salud reproductiva, materna, neonatal e infantil en la African Medical and Research Foundation (AMREF) –una de las ONG más importantes y antiguas de África en el sector de la salud– explica que esta organización también promueve la causa de un continente africano sin mutilación genital femenina a través de programas como su propia formación sobre ritos de iniciación alternativos para niñas y niños mayores de nueve años.

“La AMREF extiende el enfoque comunitario del rito de iniciación alternativo para luchar contra la mutilación genital mediante la involucración de familias y comunidades para que puedan tomar la decisión de abandonar la práctica de forma colectiva y fundamentada, con el fin de que ninguna niña ni ninguna familia se vea perjudicada por la decisión”, dice Ofware.

Más de 16.000 niñas han completado el programa de rito de iniciación alternativo organizado por la AMREF desde 2009. “El rito de iniciación alternativo elimina ‘el corte’, pero mantiene aspectos culturales importantes, como la educación sexual, las bendiciones de los mayores y la continuación de los estudios por parte de las niñas”, dice, probando de esta manera que el orgullo y la celebración de la cultura no tiene que suponer hacer daño a niñas.