En Malawi, las mujeres soportan el peso del cambio climático

Son las ocho de la mañana en Neno, al sur de Malawi, y Agnes Jumbe, una mujer de 30 años, madre de cuatro hijos, lleva tres horas haciendo cola para recoger agua en el pozo del pueblo. Además de la espera interminable, muchas otras preocupaciones rondan su mente.

Agnes es viuda y en ella recae toda la responsabilidad del mantenimiento de la familia. Después de ir a por agua tiene que recoger leña para poder cocinar, aunque aún no tiene idea de lo que comerán sus hijos hoy.

“Las lluvias ocasionales han dado malas cosechas y cada día me pregunto cómo voy a dar de comer a mis cuatro hijos, si apenas hay trabajo a destajo”, explica a Equal Times.

Las pautas meteorológicas fortuitas de los últimos años han desencadenado en Malawi largos periodos de sequía y graves inundaciones que hacen muy difícil a Agnes poder satisfacer las necesidades más básicas de su familia.

De acuerdo con las estadísticas del Banco Mundial, el 84 % de los 16 millones de habitantes de Malawi vive en zonas rurales. De ahí que millones de agricultores y agricultoras de subsistencia estén padeciendo directamente el cambio climático.

Las lluvias imprevisibles —excesivas o inexistentes— frenan el crecimiento, arruinan los cultivos y merman las cosechas. La inseguridad alimentaria avanza y la economía de Malawi basada en la agricultura —el tabaco, el azúcar y el algodón son de los productos que más ingresos por exportación generan— se está resintiendo.

Aunque no hay sector de la sociedad al que no afecte, las mujeres como Agnes son las que soportan el peso del cambio climático.

“Tengo que recorrer enormes distancias para buscar agua y leña. La comida escasea y es cara”, lamenta Agnes.

Recuerda que la sequía que asoló Malawi el año pasado y las inundaciones que la siguieron este año —que provocaron más de 200 muertes y el desplazamiento de casi 110 000 personas—, trastocaron el medio de vida de su familia. El pequeño terreno que posee Agnes no produce lo suficiente para alimentar a su familia lo largo del año. Tampoco puede cultivar algodón, como solía hacer para ganar algo de dinero.

El informe publicado en 2009 por Oxfam sobre cambio climático, pobreza y medio ambiente en Malawi, The winds of change: Climate Change, Poverty and the Environment in Malawi advierte que la falta de alimento y la incapacidad para vender sus cosechas está obligando a mujeres desvalidas a recurrir al trabajo sexual y a ofrecer favores sexuales para ayudar a alimentar a sus familias, a pesar de que así aumentan su vulnerabilidad frente al VIH/SIDA.

La Doctora Mary Shawa, Secretaria Principal de Género, Infancia, Discapacidad y Bienestar Social del gobierno de Malawi, afirma: “Los efectos del cambio climático han provocado un aumento de la pobreza y una reducción de la productividad de las cosechas y, como consecuencia de ello, muchas mujeres podrían arriesgarse a mantener relaciones extramatrimoniales para conseguir comida para su familia”.

Emanuel Ngwangwa, Responsable Forestal del Distrito de Neno, explica que aunque la dinámica del cambio climático afecta a todo el mundo, las mujeres padecen las peores consecuencias.

“Las mujeres tienen que recorrer largas distancias para buscar alimento, agua y leña y esto afecta a la productividad agrícola de sus familias y a su riqueza”, afirma.

El informe de ActionAid sobre el cambio climático y los pequeños agricultores en Malawi, Climate Change and Smallholder Farmers in Malawi, revela que el cambio en el régimen de precipitaciones y las mayores temperaturas han obligado a los agricultores a acortar los periodos de cultivo y a cosechar cultivos híbridos, como el maíz genéticamente modificado, las patatas híbridas y la mandioca. Aunque según los expertos esta táctica apenas ha logrado anular los efectos del cambio climático.

Lawrence Phiri, Coordinador de un proyecto de la ONG local Community Partnership for Relief and Development (COPRED), que ofrece formación a la gente sobre el uso sustentable de la tierra, explica Equal Times que el principal problema es la pobreza, ya que sus efectos a corto plazo obligan a la gente a degradar el medio ambiente para sobrevivir.

“Arrastrados por el cambio climático, la gente recurre a quemar carbón para sobrevivir, a pesar de que esto degrada aún más el medio y empobrece más si cabe a estas comunidades vulnerables”, afirma Phiri.

Zeferia Banda, 35 años, es una de las mujeres que lleva varios años intentando paliar los efectos del cambio climático plantando semillas híbridas.

“He intentado plantar maíz híbrido, que madura antes que nuestras semillas locales, pero no soporta este clima hostil”, lamenta.

 

Las niñas

El cambio climático está también afectando negativamente al futuro de las niñas de Malawi. Muchas de ellas se ven obligadas a abandonar la escuela durante largos períodos cada día, para ayudar en los quehaceres domésticos básicos. Además, la inseguridad alimentaria está teniendo graves efectos para su salud y crecimiento, ya que muchas niñas de las familias más pobres no tienen ni la nutrición ni el tiempo necesarios para concentrarse en sus estudios —eso suponiendo que sean lo suficientemente afortunadas como para permitirse siquiera ir a la escuela—.

Esto amenaza con sumir a toda una generación de niñas en la pobreza y profundizar la brecha entre los hombres y las mujeres.

“Los problemas del cambio climático son transversales y deberían incorporar la dimensión de género, ya que las mujeres padecen los efectos del cambio climático desde la infancia”, afirma Fred Simwaka, Responsable Principal de Desarrollo de Género del Ministerio de Género, Mujeres, Infancia, Discapacidad y Bienestar Social.

Malawi desplegó en 2006 su Programa de Acción Nacional de Adaptación (NAPA) en relación al Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el tratado internacional sobre la reducción el calentamiento mundial y la reacción frente a los cambios en las condiciones climáticas.

Sin embargo, de acuerdo con ActionAid Malawi hay problemas de capacidad para implantar localmente los NAPA, además de una falta de coordinación intersectorial.

“Para abordar los obstáculos a la adaptación es imprescindible utilizar un enfoque multisectorial, comenzando desde la comunidad, con los pequeños agricultores directamente afectados por el cambio climático”, afirma el informe sobre el cambio climático de ActionAid Malawi. “Estos agricultores necesitan competencias, conocimientos y acceso a créditos para abordar las necesidades a corto y largo plazo de la diversificación desde el maíz a otros cultivos”.

En la actualidad, las agencias de ayuda y el gobierno de Malawi están considerando ofrecer a los pequeños agricultores un seguro frente a la sequía. El Grupo de Gestión de los Riesgos Relativos a los Precios de los Productos Básicos, del Banco Mundial, desarrolló un indicador objetivo que podría utilizarse como medida indirecta de la exposición de la producción de maíz a la sequía, pero estaba poco vinculado al rendimiento de los cultivos, según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que está ahora trabajando en la idea.

Malawi aún tiene que ratificar su política frente al cambio climático, aunque las organizaciones sociales del país están haciendo campaña por la firma de un acuerdo equitativo y vinculante en París este mes de diciembre. Queda por ver si se logra.