En Marruecos, la explotación de gas de esquisto divide

En Marruecos, la explotación de gas de esquisto divide

En la estepa oriental de Marruecos, el paisaje está compuesto por inmensas planicies con escasa vegetación y población. A través de este árido escenario transitan los nómadas de la tribu de los Bni Guil, que subsisten a duras penas gracias a sus escasas ventas en el mercado semanal de Tendrara.

La pobreza es endémica y afecta al 28,5% de la población, según cifras oficiales de la Oficina de Estadística del Alto Comisionado de Planificación, es decir, tres veces más que en el resto del país.

La desertificación y la persistencia de la pobreza constituyen importantes riesgos para la forma de vida de estos últimos nómadas de la provincia.

No obstante, el reciente descubrimiento de un yacimiento de gas no les entusiasma.
En el Reino de Marruecos, el 60% de la riqueza nacional se concentra en apenas cuatro de las doce regiones en las que se divide el país. Esta fractura económica y geográfica, herencia de la colonización francesa, resiste a los esfuerzos de superación del subdesarrollo que está desplegando el Estado desde hace una década.

Frente a este “mal desarrollo”, los anuncios de futuros descubrimientos de gas natural son acogidos con ambivalencia por la población involucrada. El escepticismo refleja la falta de confianza en un Estado que no ha sabido repartir las riquezas creadas en el país.

Por otro lado, estas localidades del este de Marruecos han sido testigos de una actividad de prospección del gas desde los años 60, que nunca desembocarían en resultados concluyentes. El volumen de los yacimientos descubiertos en aquella época no resultaba lo suficientemente importante como para iniciar su explotación. Además, el bajo precio de este recurso natural en el mercado internacional en aquel período tampoco contribuyó a que los grandes del sector se decidiesen a invertir en Marruecos.

El alza considerable de los precios de los recursos fósiles, gas y petróleo a la cabeza, a partir de 2008, cambiaría las tornas. Marruecos ha registrado desde entonces una invasión de sociedades de prospección energética.

“Marruecos cuenta en total con 900.000 km2 de cuenca sedimentaria con un elevado potencial gasífero, y apenas la mitad han sido explorados seriamente”, afirmaba el Ministro de Energía, Abdelkader Amara, con ocasión de la Morocco Oil & Gas Summit 2014, organizada para atraer inversores del sector.

Desde entonces, 32 empresas del sector han obtenido licencias para la prospección y confían en obtener resultados “prometedores”.

Empresas de gas y petróleo como Circle Oil, GulfSands, Repsol, Longreach operan actualmente por todo el país, tanto en zonas onshore como offshore. Entre las zonas más “prometedoras”, figura Tendrara, al este del país.

El regreso de las sociedades de prospección, en 2016, suscita por tanto en algunos la esperanza de un despegue económico en la región, duramente golpeada por el desempleo juvenil, al tiempo que la explotación de gas de esquisto en zonas reservadas al pastoreo provoca temores en otros.

Historia de prospección

En 1966, Tendrara recibía a los ingenieros italianos de AGIP, primera empresa que se dedicó a la exploración de gas en la región.

“Mi padre trabajó con ellos, nos contaba que aquello era la belle époque. Estaban seguros de encontrar gas, como en Argelia”, relata con orgullo Ahmed, vecino de Tendrara.
Aquel primer intento fue de corta duración. Tras dos años de prospección, los italianos se retiraron. Seguirían nuevas exploraciones en 1984, y luego en 1987, por los americanos de Pennzoil, y más tarde por Skidmore en 2000 en Talsint, y finalmente Maghreb Petrolium Exploration en 2006.

“La gente está harta de estos exploradores extranjeros. Hoy en día desconfían de cualquier actividad de prospección”, observa Soufiane Touil, presidente de la Asociación del Sudeste por el desarrollo y el medio ambiente, en Bouarfa.

En abril de 2016, la compañía británica Sound Energy obtuvo una licencia de prospección en este territorio con su asociado marroquí Oil & Gas Investment Fund (OGIF), próximo al poder.

“Sabemos que un descubrimiento no cambiará la región de la noche a la mañana, lo que necesitan los municipios deprimidos sobre todo son infraestructuras básicas”, reclama Touil.

Maâtarka, pequeña localidad de 400 habitantes, es un claro ejemplo de esos municipios deprimidos. La cuarta parte de la población subsiste por debajo del umbral de la pobreza. El dispensario de salud carece de agua corriente.

La escuela del pueblo funciona de forma intermitente. Desde 1994, las localidades de este tipo están quedando despoblados, conforme los jóvenes optan por emigrar a los centros urbanos más cercanos. “Este territorio agoniza”, se lamenta Bachir Labied, presidente del municipio.

Pese a las enormes necesidades que tienen estas localidades, las esperanzas de que se encuentre gas se ven apagadas por el temor a las consecuencias económicas que tendría ese tipo de actividad en un territorio fragilizado.

La Asociación del Sudeste por el desarrollo y el medio ambiente, así como el Espacio de Solidaridad y de Cooperación Oriental (ESCO) luchan denodadamente desde hace meses contra los proyectos de explotación del gas de esquisto en la región.

“Nos oponemos a cualquier prospección de gas de esquisto en nuestra región. El Gobierno marroquí ha anunciado en diversas ocasiones su intención de lanzarse a la explotación de hidrocarburos no convencionales, como el gas de esquisto y el esquisto bituminoso, o la explotación offshore. Esta opción podría arrastrar al país en una vía muy peligrosa. La fractura hidráulica, empleada para la extracción del gas de esquisto, o la pirolisis para la explotación de los esquistos bituminosos, representan auténticas amenazas para los recursos hídricos y la salud pública”, alerta Mohamed Benata, presidente del ESCO.

Un documento público no oculta la intención del Gobierno de explotar este controvertido recurso. El informe explica en detalle la estrategia y el plan de acción gubernamental al respecto, mencionando particularmente “la apertura de nuevas zonas de exploración para el gas de esquisto en onshore”.

En respuesta a dicho plan, los defensores del medio ambiente en Marruecos no cesan de blandir numerosos informes oficiales y científicos internacionales sobre los riesgos inherentes a la explotación del gas de esquisto.

Esta actividad crea “conflictos en cuanto al uso del agua, que se utiliza masivamente en tales circunstancias, llegando incluso a modificar el paisaje, alterando ecosistemas, con riesgos de provocar daños colaterales en la capa freática a causa de las explosiones subterráneas que preceden a la fractura hidráulica, la degradación de la biodiversidad, o incluso el destino de las decenas de toneladas de aditivos químicos que no podrían sacarse hasta la superficie durante la fase de explotación”, recuerda entre otras cosas un informe de la Asamblea Nacional francesa publicado en 2011.

Se han organizado reuniones de sensibilización dentro del Parlamento marroquí, a fin de transmitir este mensaje y convencer a los diputados del país a votar a favor de una moratoria respecto a la explotación del gas de esquisto.

La administración pública y la compañía Sound Energy intentan hacer frente a la ofensiva lanzada por ONG locales y nacionales, tranquilizando a la población respecto a la ausencia de fractura hidráulica, así como cualquier prospección de gas no convencional. Los dirigentes de la empresa se trasladaron el pasado mes de febrero a Maâtarka para presentar el actual proyecto de prospección, a fin de disipar los temores de los medios asociativos y los representantes de la población.

Luca Madeddu, DG de Sound Energy Morocco, afirmó en declaraciones a Equal Times que “la explotación en el marco de la licencia de prospección de Grand Tendrara concierne únicamente el gas convencional, y guarda total conformidad con las normas medioambientales del país”.

“A pesar de todas las promesas, seguiremos movilizados y alertas ante cualquier intento de exploración de gas de esquisto en nuestra región”, advierte M. Benata, presidente del ESCO.

Con o sin gas de esquisto, las ONG y la población local temen sobre todo las consecuencias que pudiera tener cualquier tipo de explotación sobre los recursos hídricos, ya de por sí escasos, y el problema de la gestión de desechos.

“Extremaremos la vigilancia respecto a esos dos puntos; el agua es un recurso raro en la región y no aceptaremos que resulte contaminada por la explotación”, advierte Soufiane Touil.

En espera del anuncio de posibles descubrimientos, Sound Energy promete un programa de urgencia para brindar ayuda a esta región deprimida. Un pequeño detalle, no obstante: dichas ayudas quedan condicionadas a la confirmación del descubrimiento. Sound Energy espera poder anunciar el potencial de gas en la región para finales del año 2018 y, en caso de resultados positivos, iniciará la explotación a finales de 2019.

Marruecos oriental sabrá esperar, lleva esperando ya desde hace más de 60 años.

Este artículo ha sido traducido del francés.