En Senegal las mujeres y las niñas superan las barreras de género en el sector tecnológico

En Senegal las mujeres y las niñas superan las barreras de género en el sector tecnológico

In May 2017, this group of students from Dakar’s prestigious Mariama Bâ all-girls school won the ’Made in Africa’ category at the Pan-African Robotics Competition. From left to right: Kadiatou Diallo (18), Anta Adama Niang (17), Rokhaya Lisse (18) and Ndéye Antou Kebe (16).

(Lucia He)

La primera vez que la ingeniera informática Binta Coudy Dé salió de Senegal fue en 2011, cuando tenía 22 años, al ser invitada a participar en una competición tecnológica organizada por Microsoft en Nueva York. De los distintos grupos procedentes de mundo entero que participaron en la competición, su grupo senegalés era el único integrado exclusivamente por mujeres.

“Sabíamos que en Senegal éramos el único equipo femenino, pero ser el único equipo compuesto únicamente por mujeres en esa competición fue una sorpresa. Los americanos estaban encantados de ver que había chicas de color compitiendo, así que todo el mundo quería hablar con nosotras”, recuerda Dé. “Fue muy interesante para nosotras, pero al mismo tiempo resultaba ofensivo, porque sabíamos que hay muchas otras mujeres en el campo científico, pero nadie las conoce”.

Fue entonces cuando De y sus colegas decidieron crear Jiggen Tech Hub, el primer centro de tecnología de África occidental creado para y por mujeres. Desde su lanzamiento en 2012, Jiggen –que también se conoce como Jjiguene, que significa “mujer” en wolof– ha formado a cientos de mujeres y niñas de todo Senegal en tecnología y para el desarrollo de aptitudes de liderazgo. Está gestionado enteramente por voluntarias.

“En un principio la idea recibió bastantes críticas, la gente se preguntaba por qué necesitábamos crear nuestro propio centro exclusivamente para mujeres. Pero nosotras sabíamos que era la mejor manera de llegar a otras mujeres, de enseñarlas a tener confianza en sí mismas y a pensar sobre cómo llegar a alcanzar sus metas profesionales”, afirma Dé.

En los últimos años, Senegal ha evolucionado hasta convertirse en uno de los centros tecnológicos más importantes de África. Un estudio publicado en 2013 por el McKinsey Global Institute muestra que las empresas basadas en internet contribuyeron en un 3,3 por ciento al PIB del país, el mayor porcentaje de todos los países africanos. Según ciertos expertos, una combinación de estabilidad política, inversión privada e iniciativas gubernamentales habría contribuido a este rápido crecimiento.

“El sector tecnológico ha venido floreciendo en Senegal durante los últimos cinco años”, comenta Murielle Diaco, Directora Ejecutiva y fundadora de Djouman, una plataforma dedicada a la innovación y el empresariado en África. “Senegal es uno de los países más estables políticamente de África occidental. Eso ha contribuido a atraer numerosas inversiones de compañías como Orange, Microsoft y Google”.

Estas inversiones han repercutido en un importante incremento del número de incubadoras, aceleradores y espacios de coworking en el país. Según un reciente informe de GSMA Intelligence publicado en 2017, Senegal es uno de los países subsaharianos con mayor número de centros tecnológicos, contando actualmente con 10 organizaciones de este tipo.

Iniciativas únicamente para mujeres

Siguiendo los pasos de Jiggen Tech Hub, últimamente han surgido en Senegal varias otras iniciativas sobre tecnología lideradas por mujeres, que se han convertido en actoras destacadas de la revolución tecnológica del país. Campamentos de programación para niñas, fines de semana para mujeres sobre creación de empresas en el sector de telecomunicaciones y formaciones para ayudar a las jóvenes a desarrollar aplicaciones móviles – son tan sólo algunas de las iniciativas impulsadas por diferentes iniciativas públicas, privadas y de organizaciones de la sociedad civil.

Durante el último año, el Ministerio de Correo y Telecomunicaciones de Senegal organizó unas Jornadas de Puertas Abiertas con el objetivo de alentar a las mujeres jóvenes a trabajar en tecnologías de información y comunicaciones (TIC), bien sea en el sector privado o con distintas agencias gubernamentales. Estas iniciativas se han combinado con otras como el programa de UNESCO YouthMobile, que pretende brindar a las niñas las competencias técnicas básicas para desarrollar sus propias aplicaciones de telefonía móvil, o la iniciativa de Orange Senegal sobre empresariado femenino en el sector digital, cuyo objetivo es reducir la brecha digital entre las mujeres empresarias en el país.

“En África las mujeres suelen ser muy emprendedoras, y siempre combinan los negocios con el impacto social. La tecnología no es sino otro sector en que las mujeres pueden demostrar que son capaces de establecer negocios con éxito”, afirma Diaco.

El desarrollo del sector tecnológico en Senegal sigue una tendencia regional impulsada esencialmente por la rápida expansión de las redes móviles y la adopción de teléfonos inteligentes o smartphones. Según uninforme regional de GSMA Intelligence, África occidental es uno de los mercados móviles que está creciendo más rápido en el mundo entero, con una tasa de crecimiento medio anual del 6 por ciento entre 2016 y 2020, frente a una media mundial de 4,2 por ciento. Según el informe, “la telefonía móvil se ha convertido en la plataforma elegida para crear, distribuir y consumir soluciones y servicios digitales innovadores en toda África occidental”.

A pesar de los progresos generales en el sector tecnológico en Senegal y África occidental, persisten importantes desafíos. Según Diaco, uno de los principales obstáculos para los nuevos empresarios en tecnología es encontrar financiación para sus proyectos.

“Al crear una nueva empresa, siempre se pueden conseguir préstamos de familiares o amigos. Pero en algún momento si se quiere crecer, resulta difícil conseguir financiación. Los bancos se muestran reacios a conceder créditos a jóvenes empresarios en África occidental. Incluso obtener fondos privados es muy difícil”, afirma Diaco.

Para las mujeres empresarias, el desafío radica también en la sociedad.

“Cuando iba a la escuela, muchas de las niñas de mi edad decían que no les interesaban las matemáticas, la ingeniería o la programación porque esas asignaturas eran para los chicos. Esa es la mentalidad que prevalece respecto a la tecnología, que se considera ‘cosa de chicos’”, comenta Aminata Baldé, una ingeniera en telecomunicaciones, de 23 años de edad. Pero hay algunas señales que indican que las mentalidades están cambiando poco a poco.

Hace poco tiempo, cuatro estudiantes de secundaria de entre 16 y 18 años se reunieron una mañana en el laboratorio de ciencias de la prestigiosa escuela para niñas Mariama Bâ en Senegal. Aunque era la hora del recreo, el grupo de amigas trabajaba con enorme entusiasmo en un proyecto de física. A principios de este año, ese grupo ganaría dentro de la categoría ‘Made in Africa’ durante la Competición Panafricana de Robótica que tuvo lugar en Dakar.

Cuando se les preguntó lo que querían estudiar en la universidad, todas respondieron sin dudarlo: ingeniería mecánica, ingeniería industrial y robótica. Aprendieron programación siguiendo la formación organizada por Jiggen Tech Hub y, desde entonces, estas jóvenes han formado parte de un programa piloto de programación en su escuela. Al preguntarles sobre el desequilibrio de género en el sector tecnológico, una de ellas sonrió afirmando: “Más motivo aún para que tengamos que involucrarnos”.

Lucia He informó desde Senegal sobre las becas del International Reporting Project (IRP).