Escalada en la lucha por la igualdad de género en República Checa

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A las afueras de la ciudad checa de Brno, al este del país, Jana Molková busca empleo a través de internet, sentada en la cocina de su diminuto apartamento. Está en paro desde que hace seis meses la despidieran de su trabajo como limpiadora en una fábrica cercana.

“Me despidieron porque querían que trabajara más horas y yo no podía”, explica. “Tengo que recoger a mi hijo del colegio, cocinar y todo lo demás. Era imposible. Así que ahora sobrevivimos de una manera o de otra”.

El marido de Jana se marchó hace dos años y, desde entonces, ella cría sola a sus dos hijos, de tres y ocho años. La ayuda económica que recibe del Estado es “mínima”, explica a Equal Times, y cuando le preguntamos sobre si su marido contribuye a la manutención de los hijos, se limita a negar con la cabeza. “Tuvimos que mudarnos a un apartamento mucho más pequeño cuando se marchó”, afirma. “Nuestra vida ha cambiado mucho”.

El caso de Jana no es aislado. De hecho, las mujeres de la República Checa tienen el doble de probabilidades que los hombres de ser pobres, según el informe publicado por Social Watch a principios de año. Las madres solteras como Jana están entre quienes más probabilidades tienen de vivir en la pobreza, además de las mujeres migrantes y las de más de 65 años.

Según el informe, las mujeres asumen toda la responsabilidad en el 87% de las 180.000 familias monoparentales que hay en el país. Además, las madres solteras tienen más probabilidades de ocupar empleos mal pagados y el doble de probabilidades de estar en el paro que la media nacional. Un nuevo estudio del Instituto Sindical Europeo (ETUI) revela que, en 1993, los salarios de la República Checa eran alrededor del 8,3% inferiores a los de Alemania; en 2015, han llegado a ser un 30,9% más bajos, a pesar del aumento del nivel de productividad.

La Confederación Checo-Moravia de Sindicatos (CMKOS), la mayor confederación sindical del país, considera que el informe de Social Watch es un fiel reflejo de la situación actual de la República Checa.

“El problema más grave en nuestro país es la enorme brecha salarial entre los hombres y las mujeres; los bajos sueldos y salarios en general y, en concreto, en los sectores con mayor presencia femenina”, explica a Equal Times Dana Machátová, presidenta del Comité de Igualdad de Oportunidades de las Mujeres y los Hombres de CMKOS.

“Esta es la principal razón de la feminización de la pobreza, sobre todo entre las madres solteras y las mujeres pensionistas”.

Marketa Mottlová, autora del informe y coordinadora del proyecto del observatorio checo de la igualdad Forum 50%, subraya la gravedad de las consecuencias que conlleva la posición de desventaja de las mujeres en el mercado laboral, en términos de dependencia económica y pobreza.

CMKOS señala que las adversidades económicas de las mujeres checas están estrechamente ligadas a otros problemas de desigualdad, como la ausencia de mujeres en el Gobierno. El problema de la violencia doméstica también resulta imposible de separar de la dependencia económica, en una sociedad donde persisten actitudes sexistas en muchos ámbitos, según señalan los expertos.

Resulta alarmante, indica Mottlová, que una de cada tres checas ha sido víctima de la violencia a lo largo de su vida. “En la sociedad checa perviven estereotipos en torno al tema de la violación”, explica. “A veces se corresponsabiliza a las víctimas de la violación”.

“La pobreza femenina y la violencia contra las mujeres son dos de las consecuencias más graves de la desigualdad de género en la República Checa”, explica a Equal Times Hana Stelzerová, directora del Lobby de Mujeres Checas.

“Por supuesto, hay más desigualdades estructurales en la sociedad checa, con frecuencia vinculadas al sexismo y a la percepción de las mujeres como amas de casa y, por lo tanto, encargadas de realizar las tareas no retribuidas”, afirma. “Las mujeres son las que cuidan a los necesitados y esto repercute en sus ingresos”.

“Las checas suelen optar por permanecer mucho tiempo en casa cuidando a sus hijos y no prevén los perjuicios que ello les ocasiona”, añade. “Si ocurre un problema en la familia, las mujeres se vuelven económicamente dependientes de los hombres”.

Como las mujeres se encargan por defecto de las tareas de atención no remuneradas, los hombres pueden dedicar mucho más tiempo a lo largo de su vida a desarrollar una carrera profesional, explica, lo cual se traduce en una “superioridad económica sobre las mujeres”.

Abordar la desigualdad de género

El Lobby de Mujeres Checas es una de las cada vez más numerosas voces que presionan al Gobierno para que introduzca medidas concretas para paliar la desigualdad de género.

“En estos momentos hay dos medidas en la agenda política que podrían contribuir a mitigar el problema de la pobreza femenina: las viviendas sociales y la prestación alimenticia sustitutoria para familias monoparentales”, señala Mottlová. “Las autoridades deberían adoptar medidas concretas para acabar con la brecha salarial entre los hombres y las mujeres, por ejemplo, realizar auditorías de género en las instituciones públicas”.

Pero el gobierno checo avanza despacio en materia de igualdad de género.

En mayo de 2016, la República Checa firmó la Convención de Estambul. Fue el penúltimo Estado en hacerlo y la convención aún no ha sido ratificada. Según el informe de Social Watch, este retraso se debe a que “no hay voluntad de aceptar la dimensión de género de la violencia”.

“Falta voluntad (por parte del Gobierno) de reconocer que la violencia tiene una dimensión de género y refleja las relaciones de género de la sociedad”, afirma Mottlová. “En la mayoría de los casos, las mujeres son víctimas y los hombres, perpetradores”.

Paralelamente, la propuesta de reservar cuotas para las mujeres en las listas electorales fue rechazada, a pesar de que la introducción de cuotas es una de las recomendaciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la mujer.

A esta situación no ayuda la escasa representación femenina en los órganos decisorios de la República Checa.

“A pesar de constituir la mitad de la sociedad, sólo una quinta parte de las mujeres está representada en política,” afirma Mottlová. “Dado que las decisiones políticas influyen sobre los hombres y las mujeres, las experiencias y perspectivas femeninas no deberían estar ausentes”.

Razones para el optimismo

A pesar de todo, el actual gobierno checo da motivos de esperanza a las activistas. Stelzerová afirma que esperan que la situación económica de las mujeres mejore “gracias al actual ministro de Trabajo, que es feminista”.

Además, se ha logrado la tan esperada subida del salario mínimo nacional.

La CMKOS intentó en vano durante muchos años que aumentara el salario mínimo. “Sólo el gobierno actual ha respondido a las reivindicaciones de los sindicatos”, afirma Machátová. “No obstante, CMKOS continúa intentando un nuevo incremento del salario mínimo, un instrumento de peso, también para reducir la brecha salarial entre las mujeres y los hombres”.
CMKOS y sus sindicatos afiliados han encabezado una intensa campaña contra la mano de obra barata en la República Checa, que incluye un esfuerzo por reducir y eliminar la brecha salarial de género.

“Nuestra campaña pretende erradicar de la economía checa el persistente concepto económico de los bajos salarios”, afirma Machátová. “La presión sindical ha influido positivamente en la negociación del sector privado y en los aumentos salariales en la esfera pública”.

Los expertos señalan, además, una lenta pero paulatina concienciación de la opinión pública checa sobre las cuestiones de género, que cada vez reciben más atención de los medios de comunicación del país.

“Los medios prestan hoy mucha más atención a los temas de género que en el pasado, y eso es positivo”, afirma Mottlová. “Pero las mejoras en la igualdad de género son lentas, nos queda aún mucho camino por delante”.