Este año nuevo será de todo menos feliz para los trabajadores/as palestinos

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La oleada de protestas y violencia que se ha desatado recientemente en los territorios palestinos ha afectado a todos los aspectos de la vida cotidiana. Alrededor de 150 palestinos/as han sido asesinados y hay escasez de dinero en efectivo, comida y combustible.

Las repercusiones para los trabajadores y trabajadoras, que son los primeros en pagar el pato en estas situaciones, han sido graves. Cientos de trabajadores/as, en sectores que abarcan desde la agricultura hasta la construcción y la educación, han sido despedidos de sus puestos de trabajo en los asentamientos de Cisjordania y en Israel, mientras decenas de miles más temen ser los siguientes. En el marco del actual clima de violencia y paranoia, los empleadores israelíes están prescindiendo de los trabajadores/as paIestinos, lo cual provoca despidos en masa que constituyen una operación de castigo colectivo.

Shaher Saed, Secretario General de la Federación General Palestina de Sindicatos (PGFTU), declaró que aunque la PGFTU no dispone de datos exactos sobre la cifra de trabajadores/as palestinos despedidos, todos los indicios disponibles demuestran que el número es notable.

Los despidos tendrán repercusiones negativas para los trabajadores/as palestinos y aumentarán la ya muy elevada tasa de desempleo. Según Saed, el desempleo en Palestina ascendía al 37,1% a finales de 2015. Debido a los últimos acontecimientos, la situación solo puede empeorar.

Los trabajadores/as palestinos se ven obligados a trabajar en los asentamientos por puras cuestiones económicas. En el primer trimestre de 2015, el salario diario medio de los trabajadores/as palestinos ascendía a 94 shekels (24 USD) en Cisjordania, a 61 shekels (15,50 USD) en la Franja de Gaza y a 196 shekels (50,50 USD) en Israel y los asentamientos.

Dentro del marco de la lucha de la Autoridad Palestina (AP) contra la política de asentamientos, el presidente Mahmoud Abbas promulgó un decreto en 2010 en el que prohibía cualquier tipo de comercio con bienes y productos de los asentamientos israelíes. Asimismo, la ley prohíbe a los palestinos/as trabajar en dichos asentamientos.

Como tiene en cuenta que los trabajadores/as palestinos se encuentran entre la espada y la pared, la AP no castiga a los que infringen dicha ley, pero tampoco ofrece protección a los trabajadores/as expuestos a la violencia en los asentamientos.
Shaher asegura que los trabajadores ya están listos para dejar de trabajar en los asentamientos, pero que necesitan alternativas. Y por ahora existen muy pocas.

El ministro de Trabajo, Mamoun Abu Shahla, ha declarado ante los medios de comunicación que “dada la actual coyuntura económica que atraviesa la AP, la creación de oportunidades laborales para los trabajadores en los asentamientos es un proceso muy complicado”.

Los trabajadores palestinos/as en los asentamientos e Israel no solo están perdiendo sus empleos, sino que también desde octubre de 2015 varios de ellos han sido asesinados. Además, las fuerzas de seguridad israelíes han detenido a unas 580 personas.

Tras casi 50 años de ocupación militar israelí, la situación de los palestinos y palestinas sigue deteriorándose, al igual que la esperanza del pueblo de lograr la paz.

No se respetan los derechos humanos básicos ni los principios fundamentales del derecho internacional humanitario. Además, se están eliminando lentamente todos los espacios para la sociedad civil, la libertad de expresión, así como la paz y la seguridad. Y un millón y medio de palestinos y palestinas en Gaza siguen viviendo sitiados.

La situación no hace más que empeorar. Los recientes disturbios de la juventud rebelde (a los que algunos ya denominan ‘la tercera intifada’) no acabarán hasta que el pueblo palestino disfrute de la justicia y el derecho a la autodeterminación. La comunidad internacional debe ejercer más presión para acabar con la ocupación israelí y los gobiernos deben dejar de apoyar las dañinas políticas israelíes que no hacen más que perjudicar al pueblo palestino y alejar aún más las posibilidades de lograr la paz.