Estos son los peores países respecto a los derechos sindicales en 2015

Opinión

Para un obrero de uno de los países del Golfo, que trabaja sometido al draconiano sistema de kafala en condiciones de esclavitud moderna, los resultados del Índice Global de los Derechos de este año no serán una sorpresa.

La última edición del Índice incluye en su clasificación a los diez peores, entre los que no querría estar ningún país, y revela que los trabajadores en los Estados del Golfo y en el Norte de África son los peor tratados.

Pero en lo que se considera una tendencia preocupante, los trabajadores europeos han sido víctimas del mayor deterioro de las normas laborales en los últimos 12 meses, a causa de las duras medidas de austeridad que están imponiéndose en toda la UE.

La semana pasada, la Confederación Sindical Internacional (CSI) publicó su informe anual y ofrece un panorama sombrío. Salvo raras excepciones, las normas están totalmente ausentes o en declive en todo el mundo.

Tenemos el caso de la violenta represión policial contra una sentada pacífica en Turquía, donde los trabajadores/as no tienen garantizados sus derechos.

También el de los trabajadores de Volkswagen en Nigeria, despedidos por el reputado fabricante de automóviles por haber llevado a cabo una acción para protestar contra las pésimas condiciones de trabajo y la ausencia de prestaciones médicas.

Aparte de Austria, Finlandia, Noruega, Países Bajos y Uruguay – los únicos países que obtienen la mejor puntuación – el informe revela que todos los países del mundo deberían tratar mejor a sus trabajadores y trabajadoras.

Y aquellos donde la situación está empeorando no son ni mucho menos económicamente atrasados. Países como el Reino Unido, Rusia, España y Hong Kong se suman a Burundi, la República Dominicana, Irán y Georgia en esa lista.

Las normas internacionales del trabajo establecen que todos los trabajadores y trabajadoras han de tener acceso a ciertos derechos fundamentales en el trabajo, pero conforme el poder corporativo y la desigualdad aumentan a escala internacional, estos resultados demuestran que Gobiernos y empleadores tienen que mejorar considerablemente.

Veamos pues algunos de los que peor se sitúan en 2015:

 
Arabia Saudita

La situación es similar en Arabia Saudita, que emplea la impresionante cifra de 8,3 millones de migrantes. Los migrantes constituyen entre el 90 y el 95% de la mano de obra en el sector privado, pero no están cubiertos por la legislación laboral y son sometidos a condiciones de trabajo forzoso asimilables a la esclavitud. El sistema de kafala vincula el permiso de residencia de los trabajadores migrantes a la buena voluntad de sus empleadores y no éstos pueden cambiar de empleador ni abandonar el país sin el acuerdo por escrito de su primer empleador o garante. La lentitud del sistema judicial implica que muchos trabajadores se encuentren en un callejón sin salida: sin poder seguir trabajando ni tampoco volver a su país. Algo realmente espantoso.

 
Belarús

Los trabajadores y trabajadoras en este país de Europa Oriental se enfrentan a discriminación, trabajo forzoso y represión de las protestas. El caso de los trabajadores en huelga de hambre detenidos por protestar respecto a su despido improcedente sigue abierto. Es la consecuencia de la legislación laboral introducida por el presidente Lukashenko prohibiendo que los trabajadores agrícolas y de la silvicultura puedan dimitir de sus puestos de trabajo y que el propio presidente compara con la servidumbre.

 
China

China figura entre los tres peores por los abusos generalizados, los trabajadores empleados con condiciones precarias y la falta de garantías procesales. Las huelgas y los piquetes son ilegales y los trabajadores y trabajadoras que participen en ellos se arriesgan a sufrir amenazas y hostigamiento tanto por parte de los empleadores como de funcionarios del Gobierno. La discriminación está además muy extendida, así como la posibilidad de ser detenido por protestar.

 
Colombia

Colombia es la capital mundial de los asesinatos de sindicalistas, con 22 víctimas mortales tan solo en los últimos 12 meses. La cifra sería aún más elevada de no haber fracasado dos intentos de homicidio perpetrados por individuos motorizados que dispararon contra destacados líderes sindicales. Algunos transeúntes no fueron tan afortunados. Los trabajadores y trabajadoras de Colombia son víctimas también de actos de discriminación y ven socavado su derecho a la negociación colectiva.

 
Emiratos Árabes Unidos

Los trabajadores extranjeros constituyen más del 88% de la población en los EAU. Los migrantes están excluidos de la cobertura de la legislación laboral y sometidos a trabajo forzoso, largas jornadas laborales, la confiscación de sus pasaportes y cambios en sus contratos de trabajo. Los trabajadores migrantes en los EAU además no tienen derecho a afiliarse a un sindicato ni a hacer huelga, y aquellos que protestan se arriesgan a terminar en la cárcel y a ser deportados.

 
Egipto

Egipto puede ser un lugar muy duro para los trabajadores, registrándose casos de brutalidad policial, detenciones en masa, secuestros e intentos de asesinato. En junio del año pasado, 500 trabajadores de una compañía siderúrgica nacional protestaron por el impago de una bonificación que se les había prometido, realizando un paro laboral de dos horas. La empresa respondió recurriendo a la policía y suspendió a 16 trabajadores, muchos de ellos sindicalistas. Según informes publicados recientemente en la prensa, Egipto ha criminalizado la acción de huelga y se penalizará a todos los huelguistas obligándolos a presentar su dimisión.

 
Guatemala

Asesinatos, ataques armados y falta de garantías procesales son la cruda realidad para los sindicalistas y dirigentes guatemaltecos. En los últimos 12 meses, líderes de diversos sindicatos del transporte, los servicios municipales y de los vendedores del mercado fueron asesinados a balazos. Coca-Cola lanzó una campaña contra lo que calificó como trabajadores sindicalizados que no son “de confianza”, concediendo aumentos salariales a los no sindicalizados y posponiendo los pagos a los trabajadores organizados. Aquellos que protestaron por este trato discriminatorio negándose a realizar horas extra fueron despedidos.

 
Pakistán

Los trabajadores/as pakistaníes son objeto de importantes exclusiones de la legislación laboral, arrestos y violencia. El año pasado se organizaron protestas condenando el asesinato de ocho obreros en Baluchistán. A principios de este año, agentes de policía en prácticas que no habían cobrado desde hacía siete meses salieron a la calle para protestar, siendo objeto de cargas con porras y arrestos.

 
Qatar

Al ser uno de los Estados del Golfo que aplica el infame sistema de kafala, Qatar puede ser un infierno en vida para los obreros migrantes, excluidos de la legislación laboral y sometidos a un sistema de trabajo forzoso calificable de esclavitud moderna. Una vez en Qatar, los trabajadores migrantes son despojados de sus pasaportes, se rompen sus contratos de trabajo y se ven obligados a trabajar por salarios inferiores en más de un tercio a lo que les ofrecieran inicialmente. Los lugares de trabajo suelen ser peligrosos, incluyendo las obras de construcción de las infraestructuras para el Mundial de Fútbol en 2022, y los trabajadores pueden ser arrestados y detenidos durante largos períodos de tiempo si se atreven a protestar.

 
Swazilandia

Swazilandia se sitúa entre los peores lugares del mundo para los trabajadores a causa de su régimen represivo de intimidación, violencia policial y encarcelamientos. Los sindicatos están prohibidos y las autoridades han recurrido a las leyes antiterroristas para reprimir a los dirigentes sindicales con el pretexto de la seguridad nacional. Dos activistas se encuentran de momento en prisión después de haber sido arrestados hace un año sin juicio. Uno de ellos, Mario Masuku tiene 65 años, es diabético y contrajo una neumonía durante su detención.

 
¿Qué deben hacer los Gobiernos para salir de esta lista?

Deben respetar los derechos fundamentales de los trabajadores, consagrados en la legislación internacional, incluyendo el derecho a la libertad sindical y a negociar colectivamente sus salarios y condiciones.

En segundo lugar, y sumamente importante con el crecimiento del poder empresarial, los países han de asegurarse de que todas las empresas que operen en su territorio respeten la legalidad y los derechos de sus empleados.

 

Versión editada de un artículo publicado originalmente en inglés, por el Huffington Post.

Este artículo ha sido traducido del inglés.