Francia, orgulloso mercader de la muerte en Yemen

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En su sitio web, el partido socialista presenta orgullosamente sus “fichas del éxito”.

Entre ellas, la número 33 (Respaldar el desempeño de la industria de la Defensa) anuncia: “Mientras que las ventas a la exportación del sector [de armas] se elevaba a 4.800 millones de euros (5.300 millones de dólares estadounidenses) en 2012, en 2015 alcanzaron la cifra récord de 16.900 millones (18.800 millones de dólares estadounidenses). ¿Cómo se ha conseguido? Brindando el apoyo del Gobierno a empresas con relaciones bilaterales con los Estados clientes (Australia, Egipto, Arabia Saudita, Qatar, India…)”.

En Francia, la exportación de armas a Arabia Saudita se celebra como un éxito para el sector de la defensa, que engloba a “5.000 empresas, es decir 400.000 empleos, de los cuales hay 165.000 empleos directos en el sector armamentístico”, como recuerda la ficha del partido al poder.

Por lo tanto, el “éxito” de la exportación de armamento forma parte de los hechos de armas del presidente François Hollande.

¿Qué piensan los civiles yemeníes de este éxito, una población que sufre desde marzo de 2015 los bombardeos incansables de una coalición de nueve Estados árabes encabezada por Arabia Saudita para acabar con la insurrección huti?

Citada en un informe de Amnistía Internacional, Nawal al Maghafi, investigadora yemení, denuncia: “Estos países suministran armas y apoyan una campaña que bombardea, mata y hace padecer hambre a civiles. He sido testigo de lo que soportan los yemeníes: cadáveres lanzados desde los escombros en Sana’a o restos humanos entre los escombros que cubren las instalaciones de una depuradora blanco de un ataque aéreo en Hajja, o asistir al banquete de una boda que se convierte en funeral”.

La investigadora yemení señala la hipocresía de los países que exportan armas a Arabia Saudita, siendo signatarios del Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA), que entró en vigor en diciembre de 2014.

En 2015, Alemania, España, Estados Unidos –acusados de haber vendido municiones en racimo a Arabia Saudita–, Francia, Italia, Montenegro, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia, Suiza y Turquía, todos signatarios del TCA, declararon ventas de armas y licencias de exportación a Arabia Saudita por una suma de 25.000 millones dólares.

Sin embargo, el artículo 7 del TCA es claro: “Cada Estado parte exportador, antes de autorizar la exportación bajo su jurisdicción de armas convencionales (…) evaluará (…) el potencial de que las armas convencionales o los elementos: a) Contribuyesen o menoscabasen la paz y la seguridad; b) Podrían utilizarse para: i) Cometer o facilitar una violación grave del derecho internacional humanitario; ii) Cometer o facilitar una violación grave del derecho internacional de los derechos humanos”.

 

“Opacidad”

En enero de 2016, un panel de expertos de Naciones Unidas regresó de Yemen con un informe de 51 páginas que documenta “119 salidas de la coalición vinculadas a violaciones del derecho internacional humanitario”.

El mes siguiente, el Parlamento Europeo votó a favor de una resolución que invita “a que (se) ponga en marcha una iniciativa destinada a imponer un embargo de la UE a la venta de armas a Arabia Saudí, habida cuenta de las graves acusaciones de incumplimiento del Derecho internacional humanitario por este país en Yemen”.

En varios países exportadores de armas, la documentación de las violaciones del derecho internacional humanitario y crímenes de guerra cometidos por la coalición en Yemen ha hecho que cambien las cosas: “Ha generado debates públicos acalorados en Inglaterra o Canadá. Alemania, Países Bajos y Suecia han parado la venta de armas a Arabia Saudita”, recuerda Tony Fortin, investigador del Observatorio de Armamento.

¿Y en Francia? “Todo va bien. Es lo que nos responde el Gobierno con respecto a la exportación de armas a Arabia Saudita”, suspira Aymeric Elluin, responsable de la promoción de los derechos humanos en Amnistía Internacional.

Las exportaciones de armas en Francia son responsabilidad exclusiva de la Comisión interministerial para el estudio de las exportaciones de material de guerra (Cieemg), que está bajo la dirección del primer ministro. Cuando tres diputados examinaron el trabajo de esta comisión en 2000, concluyeron que “lo que se conoce más del sistema francés de control de las exportaciones de armas es su opacidad (...) Esta situación lleva a considerar que en realidad las exportaciones de armas en Francia no están sujetas a ninguna regla”.

 

Venta de armas: una herramienta de influencia

El ejecutivo se contenta con publicar cada año un informe sobre la exportación de armas para el Parlamento.

El Observatorio de Armamento precisa que este informe “ha seguido una cura de adelgazamiento, ya que favorece la promoción de las exportaciones frente a la transparencia. No permite ni a los diputados al Parlamento, ni a los investigadores, ni a la sociedad civil ejercer un control eficiente”.

A finales de 2014, los diputados Philippe Foulon y Nathalie Chabanne propusieron “que el Parlamento esté vinculado al dispositivo de control de las exportaciones. Es necesario que se hagan reformas al respecto”.

Chabanne precisa a Equal Times que hasta la fecha “no se ha hecho ningún seguimiento de nuestra propuesta”.

Esta opacidad permite al ejecutivo continuar firmando contratos de sumas astronómicas con Arabia Saudita, cerrando los ojos antes las infracciones cometidas por este cliente tan bueno: “Arabia Saudita fue el cliente más importante de Francia de 2009 a 2015. En concreto, se vendieron cañones Caesar utilizados en Yemen, como confirma la revista Défense nationale. Ahora bien, la venta de armas es una herramienta de influencia. Arabia Saudita la utiliza para obtener un silencio tácito de Francia en cuanto a Yemen. Francia la utiliza para firmar otros contratos económicos con la monarquía del Golfo”, analiza Fortin.

Así, en noviembre de 2015, el Primer Ministro Manuel Valls regresó de Riad con la promesa de 10.000 millones de euros (11.100 millones de dólares estadounidenses) de contratos en los transportes urbanos o las energías renovables.

El 27 de junio, el ministro de Defensa saudí visitó de nuevo al presidente François Hollande.

“Hay nuevas negociaciones sobre la venta de armas y se prosigue con los contratos en curso. Cabe señalar el contrato de 3.000 millones de euros (3.300 millones de dólares) de armamento francés, que en un principio estaba destinado al ejército libanés y que finalmente va a ser adquirido por Arabia Saudita. Es absolutamente necesario reevaluar la autorización de esta exportación habida cuenta del cambio de destinatario”, insiste Elluin.

En el informe de 2015, publicado dentro del marco del TCA, Francia declara haber exportado 115 vehículos blindados de combate y 745 fusiles de precisión a Arabia Saudita.

Elluin insiste: “podemos considerar que Francia es consciente en el momento en el que vende armas a Arabia Saudita del hecho de que participa en crímenes de guerra. La sociedad civil debe dar efecto al TCA para poner en entredicho sus compromisos”.

Se trata de un combate de desgaste que acaba de comenzar: “el pasado mes de marzo, hubo reuniones preliminares a la segunda conferencia de los Estados partes del TCA, que se celebrará en Ginebra en agosto”, explica Elluin.

“Las ONG intentaron abordar la cuestión del conflicto en Yemen. No ha funcionado”.

 

This article has been translated from French.