Ghana abre sus brazos a los africanos de la diáspora

Ghana abre sus brazos a los africanos de la diáspora

Para conmemorar los 400 años transcurridos desde que el primer barco de esclavos atracara en Jamestown (Virginia), el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, ha declarado 2019 el “Año del retorno” para los africanos de la diáspora.

(AP)

Muchos habitantes de Accra saben que diciembre es el mes en el que regresan los que viven en el extranjero. Los días antes de Navidad, miles de ghaneses de la diáspora aterrizan en el país en aviones que llegan desde Londres, Nueva York y otras partes del mundo. Las familias dan la bienvenida a sus seres queridos en el aeropuerto internacional de Kotoka, los taxis se llenan, las iglesias están abarrotadas y se celebran fiestas incesantemente.

Sin embargo, en diciembre del año pasado las personas que regresaron fueron diferentes, ya que muchas de ellas nunca habían pisado el continente. Fueron las Navidades en las que el ‘Hollywood negro’ llegó a la ciudad. El actor de origen austríaco y ghanés Boris Kodjoe y la estrella de la mercadotecnia de origen estadounidense y ghanés Bozoma Saint John (anteriormente directora de marca en Uber) recibieron en Navidades en su tierra natal a una serie de personas famosas, como la supermodelo Naomi Campbell y los actores Idris Elba y Rosario Dawson.

Las estrellas despidieron el año en el Full Circle Festival (festival del círculo completo) con el que se marcó el inicio del “Año del retorno, Ghana 2019”, una iniciativa dirigida por la Oficina de la diáspora y respaldada por el presidente ghanés, Nana Akufo-Addo, para conmemorar los 400 años transcurridos desde que el primer barco de esclavos atracara en Jamestown (Virginia), en los Estados Unidos.

Aunque no existen cifras exactas, la UNESCO calcula que aproximadamente 17 millones de hombres, mujeres y niños fueron encerrados en barcos en África y vendidos como esclavos en las Américas entre los siglos XVI y XIX.

El impacto de la trata transatlántica de esclavos es de gran alcance pero, esencialmente, impulsó la industrialización de Europa y provocó el subdesarrollo de África.

Gracias a la organización del “Año del retorno”, Ghana espera atraer a turistas de toda la diáspora africana para que reconecten con el continente. Se han planeado varios actos hasta finales de 2019, como cumbres para la inversión, foros sobre liderazgo y actividades culturales. El año culminará con otra peregrinación –más grande– del Hollywood negro en diciembre.

Akwasi Ababio, director de la Oficina de la diáspora y presidente del comité encargado del Año del retorno, señaló a Equal Times que, para muchas personas de la diáspora africana, la posibilidad de volver a “casa” tenía una gran importancia. “Algunas personas han venido a Ghana y el simple hecho de llegar al aeropuerto y ver que están en la tierra que sus ancestros ocupaban les ha ofrecido cierto alivio”, dice. “Pueden venir y reconectar espiritualmente”.

El hogar del panafricanismo

El Año del retorno surge más de una década después de la puesta en marcha de otro proyecto en Ghana en 2007, el proyecto Joseph. Esa iniciativa, como la actual, trataba de alentar a los africanos de la diáspora a que visitaran Ghana, en un intento por que crearan un vínculo con el resto del continente. En 2000 se promulgó la ley sobre el derecho de residencia, la cual ofrecía a las personas afrodescendientes la oportunidad de establecerse permanentemente en Ghana, aunque los tecnicismos jurídicos hacen el proceso bastante complicado.

El concepto de repatriación no es nuevo en Ghana. La idea de que los africanos de la diáspora vuelvan a “casa” fue promovida por el primer presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, que fue el símbolo de la ola de panafricanismo y unidad negra que se extendió por todo el continente en una época en la que la mayoría de los países africanos obtuvo la independencia de sus colonizadores europeos en las décadas de los cincuenta y sesenta.

Como primer país del África subsahariana en conseguir la independencia de su colonizador europeo (el Reino Unido) en 1957, una multitud de figuras clave del movimiento de liberación negro se mudó a Ghana.

Entre ellos: W.E.B Dubois, influyente activista estadounidense de los derechos civiles, se trasladó a Accra en 1961 y vivió allí dos años antes de fallecer en 1963; Maya Angelou, poeta y escritora estadounidense, también trabajó y vivió en Ghana en la década de los sesenta, y Malcolm X visitó el país más o menos al mismo tiempo que Muhammad Ali en 1964.

A lo largo de los años, muchos más descendientes de Ghana –de EEUU, el Caribe y otras partes– han viajado al país africano. Una de las personas que han regresado es Renée Nesblett. Nesblett, de 71 años, se mudó a Ghana en la década de los noventa después de visitar el país durante años. Cuando vivía en EEUU, Nesblett era miembro del movimiento Black Panther. Cuando el racismo, y la violencia que lo acompañaba, se filtró en la vida diaria, Nesblett –como algunos escritores y artistas afroamericanos, como James Baldwin, Paul Robeson y Josephine Baker antes que ella– buscó la libertad y la inspiración primero en Europa.

Tras pasar más de una década en Alemania, volvió a EEUU, pero le decepcionó ver dónde había llegado el movimiento de empoderamiento negro. “Me fui durante el movimiento Black Power para volver a EEUU [en la década de los ochenta], con medidas de acción afirmativa y… un panorama todavía con un lenguaje muy marcado de política racial que me fascinó. Me sorprendió ver cómo se había tomado una lucha legítima por la igualdad de acceso en virtud de la ley y, de algún modo, se había definido institucionalizando nuestra ciudadanía de segunda clase”.

En EEUU, Nesblett empezó a trabajar en el sector de la educación y en un intento por ampliar las asignaturas culturales de los estudiantes estadounidenses, comenzó a hacer viajes a Ghana en la década de los ochenta con grupos de estudiantes universitarios. Al cabo de varios años decidió mudarse a este país. En 1992 estableció el Kokrobitey Institute, que ofrece estancias y programas educativos sobre arte y diseño, historia y medioambiente en el entorno de Kokrobitey, un pueblo costero a las afueras de Accra.

“Me siento libre en Ghana”

Como en el caso de Nesblett, los horrores de las relaciones raciales en EE.UU. se habían vuelto insoportables para Lakeisha Marie, de origen jamaicano y estadounidense. Después de visitar Ghana durante muchos años, empezó en 2013 una investigación de posgrado que le exigía pasar tiempo en el país. Al terminar su máster regresó a Nueva Jersey, donde se enfrentó a uno de los ejemplos más atroces de violencia policial contra afroamericanos en la historia reciente.

“Recuerdo escuchar la noticia de la muerte de Mike Brown por disparos [del agente de policía Darren Wilson en Ferguson, Misuri]. Acababa de regresar al país, tal vez un día después de que ocurriera. Recuerdo estar sentada en la cama, mientras leía los artículos y veía el vídeo de su cuerpo en un charco de sangre en medio de la calle”, recuerda. “Es cuando decidí mudarme a Ghana. No podía continuar en EE.UU. Necesitaba irme del país. Sabía que siempre estaba feliz en Ghana y que me sentía libre aquí”.

Ahora, cinco años después, dirige su propia consultoría de comunicaciones, Ford Communications, la cual se especializa en relaciones públicas, formación en servicio al cliente y gestión de marcas con el propósito de reducir las diferencias entre África y Occidente.

Para Marie, una mujer joven con títulos de universidades estadounidenses, la creación de relaciones empresariales en Ghana ha sido bastante fructífera. También señala que hay más oportunidades y recursos en Ghana que en su país de ascendencia, Jamaica. No obstante, es consciente de los privilegios de los que disfruta como expatriada.

“Si eres una persona del país con un diploma de secundaria o incluso un diploma universitario, el mercado de trabajo puede ser duro. Encontrar trabajo o percibir un nivel de remuneración adecuado puede resultar muy difícil”, dice. “Sin embargo, si eres extranjero tus privilegios son diferentes. Tienes acceso a determinadas oportunidades a las que las personas de aquí tal vez no tengan acceso. Además, como hay empresas extranjeras que vienen y se establecen en el país puede haber una mayor disparidad”. Por eso, Marie dice que se centra en el desarrollo de competencias y en contratar a personas locales.

Ababio dice que es algo que su oficina tiene en cuenta. Sin embargo, está entusiasmado con las posibilidades que puede traer la diáspora a Ghana, a través de la inversión y el desarrollo empresarial. “Cualquier Gobierno quiere que la gente contribuya a través de sus programas de referencia”, dice, refiriéndose a la iniciativa de industrialización One District, One Factory, por ejemplo, que tiene por objeto crear hasta 3,2 millones de trabajo de aquí a 2022.

Esencialmente, a través de su oficina, Ababio espera atraer inversiones de la diáspora y destinarlas a proyectos como este. “Cuanta más personas vengan a tu país, mejor entenderán cuáles son las necesidades, las deficiencias, lo que se necesita mejorar y de lo que se tiene que disfrutar”.

Ababio está contento con cómo se está desarrollando el Año del retorno hasta ahora. En enero, la CNN eligió Ghana como uno de los 19 mejores lugares para visitar en 2019. Lonely Planet está organizando un tour específico para el Año del retorno y otras agencias de viaje africanas y de propietarios negros quieren hacer lo mismo. Hay un ambiente de expectación.

El Gobierno promociona actualmente el desarrollo dirigido por las empresas y se centra en las asociaciones de colaboración entre el sector público y el privado. Sin embargo, el país todavía se enfrenta a grandes retos; con una gran población juvenil y elevados niveles de desempleo y pobreza, el Gobierno tendrá que encontrar un equilibrio para aprovechar el potencial que supone atraer turistas e inversiones extranjeras sin exacerbar las desigualdades ya arraigadas en el país.

Este artículo ha sido traducido del inglés.