Grandes expectativas y preguntas difíciles para el acuerdo de libre comercio de África

Grandes expectativas y preguntas difíciles para el acuerdo de libre comercio de África

Miembros de una tripulación descargan pescado en el puerto de Walvis Bay en Namibia. Su embarcación pertenece a una empresa local de transformación de pescado cuyo producto principal es la merluza, la mayoría de la cual se exporta a la Unión Europea, Australia y los Estados Unidos. Se espera que el AfCFTA aumente el comercio entre los países africanos en todos los sectores.

(Alamy/Oleksandr Rupeta)
Opinión

La luz verde el 1 de enero de 2021 a las relaciones comerciales en el marco del Acuerdo sobre la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, por sus siglas en inglés) marca el inicio de una nueva era en el desarrollo de África. Con el tiempo, el AfCFTA eliminará los aranceles de importación sobre el 97% de los bienes comercializados en el continente y abordará la cuestión de las barreras no arancelarias.

Se prevé que la apertura de un mercado de más de 1.300 millones de personas incrementará el comercio intraafricano y hará que la inversión directa en África resulte más atractiva para el resto del mundo.

El comercio entre los países africanos ha sido históricamente escaso. En 2019, las importaciones dentro del continente solo representaron el 12% de las importaciones totales de África (560.000 millones de dólares estadounidenses). Los países africanos también han estado atrapados en los niveles más bajos de la economía mundial, es decir, venden materias primas de bajo valor y compran productos manufacturados de alto valor. Se considera que es una de las mayores barreras de África para el desarrollo y el acuerdo de libre comercio trata de eliminarla.

La explicación es simple en el plano teórico, pero resulta compleja en la práctica. Se espera que el libre comercio entre los países africanos estimule la transformación estructural en África, que a su vez debería aumentar el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios más complejos. Se espera que el crecimiento de las exportaciones cree empleo, por lo menos en los sectores con un uso intensivo de mano de obra.

La creación de una clase media africana más extensa implica un mayor consumo, el cual debería generar una mayor producción e incluso ingresos más elevados tanto a nivel nacional como individual. Se prevé que el ciclo continúe.

Los datos muestran que el comercio intraafricano abarca un porcentaje más alto de bienes manufacturados y satisfacer la demanda interna de este tipo de productos puede posicionar mejor en las cadenas mundiales de suministro a los países africanos. Para ello, los países del continente deben encontrar soluciones a varias cuestiones, como el crecimiento de la producción y de la productividad y la reducción de los costes de transporte.

Aumentar la producción

El aumento de la producción con fines de exportación no puede producirse de forma aislada. El acuerdo trata de resolver los problemas de demanda mediante la creación de un mercado único africano, pero existen razones por las que los países no han podido aumentar su producción para atender a las necesidades de consumo de sus ciudadanos.

Los automóviles son la importación de mayor valor en África, después de los productos derivados del petróleo. En 2019, el continente gastó unos 19.000 millones de dólares en la importación de automóviles; solo el 3% corresponde a empresas exportadoras africanas. Nigeria gastó cerca de 4.000 millones de dólares en la importación de automóviles en el mismo año y viene haciendo lo mismo desde hace cinco años.

Comprender los motivos por los que los fabricantes nigerianos no han podido satisfacer ni siquiera la demanda local de automóviles pondrá de relieve lo que debe cambiar en el contexto de un mercado único africano. El razonamiento, sin embargo, es que un mercado más grande mejorará la justificación económica para la inversión directa extranjera, lo que traerá a África capital y tecnologías muy necesarios.

Por otro lado, la productividad, o la capacidad de producir más con menos recursos, puede ser un problema más difícil de superar. El incremento de la productividad se ha reconocido como uno de los motores clave del crecimiento. La mejora de la productividad exigirá una asignación más eficiente de la dotación de factores, como la tierra, la mano de obra y el capital, así como el aprovechamiento de tecnologías apropiadas.

Una forma de impulsar el crecimiento de la productividad puede ser el uso de políticas industriales mediante la transición de la actividad económica de la simple extracción de materias primas a la producción más compleja de bienes manufacturados.

Esto a veces se hace mediante el establecimiento de infraestructura, préstamos, subsidios e incentivos fiscales para apoyar a los productores o “protegiéndolos” con restricciones comerciales.

El tercer problema son los costes relativos al transporte. Los aranceles no son la única razón por la que el comercio entre los países africanos ha sido tan lento; las barreras no arancelarias también han desempeñado un papel importante. En las conversaciones sobre la aplicación del acuerdo de libre comercio se ha identificado la necesidad de inversión en infraestructura de transporte para facilitar el comercio. Aunque se están estudiando varias opciones, los elevados costes del transporte continúan representando una amenaza para la competitividad de los precios de las exportaciones dentro de África, especialmente en el contexto trasregional.

¿Un modelo de cooperación multilateral en un mundo cada vez más dividido?

Existen otras barreras al comercio, como el déficit de infraestructura material e inmaterial, los requisitos de certificación, el papeleo burocrático y la búsqueda de beneficios por parte de cargos gubernamentales. Se ha establecido un mecanismo para notificar y abordar barreras no arancelarias.

Los países africanos tendrán que colaborar para encontrar soluciones duraderas a estos problemas. Por ejemplo, para que las políticas industriales obren a favor y no en contra del AfCFTA se necesitará una coordinación a nivel continental. De no ser así, la mayoría de los países podrían centrarse en bienes y servicios similares, limitándose de nuevo a sus mercados nacionales.

La coordinación de las políticas industriales también ayudará a los países o regiones a especializar su producción en direcciones específicas y complementarias. La especialización facilita las economías de escala y el crecimiento de la productividad. Asimismo, puede dar lugar a la reducción de los precios y a la producción de bienes más competitivos para los mercados africano y mundial.

Se ha intentado en varias ocasiones –tanto a nivel nacional como regional– hallar soluciones colectivas a estos problemas. Casi todas las comunidades económicas regionales han formulado estrategias industriales colectivas en algún momento. La Unión Africana puso en marcha la estrategia de aplicación de su plan de desarrollo industrial acelerado de África en 2008.

Algunos de estos intentos de cooperación y coordinación supranacionales han fracasado por varias razones, como los problemas con los órganos regionales relacionados con la legitimidad y el cumplimiento y la falta de voluntad política por parte de los gobiernos nacionales.

De manera similar al “siglo de humillación” de China, la historia de esclavitud, colonialismo y posterior marginación mundial de África impulsa el cambio.

Desde la independencia y a lo largo del periodo posterior a la independencia, líderes como Kwame Nkrumah en Ghana establecieron una visión de unidad y cooperación para África. Con 54 signatarios y 36 ratificaciones, la velocidad a la que los dirigentes africanos han suscrito el AfCFTA puede apuntar a un nuevo nivel de compromiso con estos ideales.

La cooperación entraña dificultades, como ha puesto de relieve el descenso del multilateralismo. Los dirigentes africanos deben recorrer el camino hacia el desarrollo colectivo mostrando el suficiente recelo ante estas dificultades. La filosofía “ubuntu” captura la famosa idea colectivista africana que a menudo se contrapone con orgullo a la versión individualista occidental.

África se podría convertir en un modelo de cooperación multilateral en un mundo cada vez más dividido. ¿Sentará el AfCFTA los cimientos del progreso africano? ¿O será el precursor del desmoronamiento prematuro de la unidad y la cooperación africanos? Pronto lo descubriremos.

Este artículo ha sido traducido del inglés.