Janhavi Dave: “Tenemos que empoderar a los trabajadores a domicilio invirtiendo en más cooperativas. La unidad genera fuerza y resiliencia”

Janhavi Dave: “Tenemos que empoderar a los trabajadores a domicilio invirtiendo en más cooperativas. La unidad genera fuerza y resiliencia”

Janhavi Dave, coordinadora internacional de HomeNet South Asia, está solicitando apoyo al movimiento sindical internacional para garantizar la ratificación generalizada del Convenio 177 de la OIT sobre los derechos de los trabajadores a domicilio.

En Asia Meridional viven más de 50 millones de trabajadores a domicilio, en su mayoría mujeres. Desde fabricantes de varitas de incienso de agarbatti en la India hasta trabajadores de la confección a destajo en Sri Lanka, estos trabajadores realizan una enorme contribución a las economías de su países así como a sus familias y comunidades locales, puesto que trabajar desde casa les permite asumir responsabilidades de cuidado. A pesar de tener una jornada laboral larga e irregular, por un salario bajo y a menudo sin un contrato en condiciones, los trabajadores a domicilio suelen ser la única fuente de ingresos de sus hogares. Sin embargo, siguen siendo una fuerza de trabajo “invisible” y aislada a la que no se le da mucho o ningún crédito en las políticas, los programas y el sistema de protección judicial del Gobierno.

Ahora, con la llegada de la mortífera pandemia de covid-19, estos trabajadores –los más vitales pero también los más vulnerables– se enfrentan a dificultades aún mayores, exacerbadas por los tres meses de confinamiento en la mayoría de los países de la región de Asia Meridional. Pesa a que muchos trabajadores a domicilio son subcontratados por cadenas de valor nacionales y mundiales para tratar de reducir costes (otros son operadores autónomos o independientes), la pandemia los ha dejado sin trabajo, salarios, prestaciones de desempleo y sin ningún tipo de protección social por parte del Gobierno. En consecuencia, muchos trabajadores a domicilio y sus familias están pasando hambre y se enfrentan a un futuro económico desesperadamente incierto.

Uno de sus múltiples aliados es HomeNet South Asia, una organización progresista de trabajadores, fundada en 2000 y registrada en 2006, que cuenta con el apoyo y el respaldo del sindicato indio SEWA (Self Employed Women’s Association) y WIEGO (Women in Informal Employment Globalizing and Organizing). En marzo, HomeNet South Asia publicó una Carta de Reivindicaciones para que se proporcione ayuda económica a todos los trabajadores del sector de la economía informal, para conseguir el reconocimiento jurídico de los trabajadores a domicilio y para establecer un fondo de recuperación del coronavirus, entre otras medidas. Y a principios de este mes se sumó a Wiego, HomeNet South East Asia y Asia Wage Floor Alliance para instar a las marcas mundiales de moda a que realicen una contribución de socorro a las cadenas de suministro para los trabajadores de la confección cuyos ingresos y vida han sido destruidos por la pandemia.

Equal Times ha hablado con Janhavi Dave, coordinadora internacional de HomeNet South Asia, y le ha preguntado cómo está afectando la pandemia a los trabajadores a domicilio y qué les espera a los 900.000 trabajadores miembros de HomeNet.

¿Cuál es el mayor problema al que se enfrentan los trabajadores a domicilio de Asia Meridional durante la actual pandemia de covid-19?

El mayor problema en estos momentos es la comida. No hay suficiente comida. Muchos de nuestros trabajadores están teniendo problemas para acceder a los programas de bienestar y alimentación del Gobierno. No hay suficientes raciones para los pobres ni tampoco hay suficiente comida en las tiendas de racionamiento. Algunos de nuestros trabajadores están sobreviviendo con una fracción de lo que normalmente comerían.

Los trabajadores a domicilio ni siquiera están oficialmente reconocidos como trabajadores, por lo que no se han establecido regímenes especiales para ellos. Los trabajadores migrantes se han visto obligados a regresar a sus lugares de origen porque no hay trabajo ni dinero para pagar el alquiler. No tienen las tarjetas de racionamiento adecuadas. Mucha gente está sobreviviendo gracias a la comida cocinada que recibe de organizaciones religiosas. También se han constatado deficiencias en la notificación de un gran número de muertes.

¿Qué otros problemas están teniendo los trabajadores a domicilio de la región?

Los problemas a los que se enfrentan no son necesariamente nuevos sino que, en gran medida, son los mismos que hemos estado tratando de superar desde que se estableció por primera vez HomeNet South Asia en 2000. Sin embargo, estos problemas se han visto amplificados por la pandemia y el posterior confinamiento. El trabajo empezó a disminuir en enero, y no hay trabajo desde marzo. A la mayoría de los trabajadores todavía no se les ha pagado por el trabajo que realizaron en enero y febrero, y no se espera que haya trabajo durante por lo menos seis meses, de manera que no pueden comprar las cosas que necesitan.

Nuestra población carece de seguridad social, pensiones y prestaciones. Ahora no hay trabajo, y eso implica que no hay ingresos.

HomeNet South Asia cubre Afganistán, Pakistán, Nepal, Bután, India, las Maldivas, Sri Lanka y Bangladés. ¿La situación es igual de sombría en todos los países?

Las cosas están mucho mejor en las Maldivas y Bután porque hasta ahora no han tenido demasiados casos de coronavirus. Pero en los demás países la situación es más o menos la misma, especialmente en los barrios marginales y los asentamientos improvisados, donde la transmisión del virus a nivel comunitario está empezando a desarrollarse.

En la India, por ejemplo, ha habido falta de recursos y no se han hecho pruebas suficientes. Y todavía no hemos alcanzado el pico de la pandemia. El confinamiento es un lujo para unos pocos; para la gente que vive en asentamientos o barrios marginales, no hace sino generar más caos. ¿Cómo vas a confinar a la gente en sus chabolas durante la mayor parte del día en pleno verano? Por supuesto, el distanciamiento social es necesario e idóneo, pero ¿cómo vas a establecer un distanciamiento seguro en zonas tan densamente pobladas? La gente no tiene baño en su casa, tiene que ir a los baños comunales del otro lado de la carretera. Y, pese a todo, la policía está patrullando e impidiendo que la gente salga de sus casas durante la mayor parte del día.

Pero algunos trabajadores a domicilio habrán encontrado sin duda maneras de adaptarse y sobrevivir a la crisis...

Sí, pero solo una pequeña minoría. De nuestros 900.000 miembros, solo unos 9.000 tienen actualmente acceso a un trabajo. Algunos de los trabajadores de la confección están haciendo ahora mascarillas, por ejemplo. Otros trabajadores a domicilio están vendiendo a través de plataformas en línea. Algunos se han puesto a cultivar y vender alimentos orgánicos. Pero casi todas estas personas son miembros de cooperativas y están organizadas, demostrando que juntos somos más resilientes. A las personas que trabajan por su cuenta les ha resultado casi imposible acceder a un trabajo durante la crisis actual.

¿Qué lecciones importantes hay que aprender de la crisis del coronavirus, sobre todo en lo referente a las cadenas de suministro?

Las tradicionales cadenas de suministro descendentes o jerarquizadas han sido diseñadas para maximizar beneficios y explotar a los trabajadores. ¿Qué han hecho las empresas por los trabajadores a domicilio durante la crisis? La respuesta es “casi nada”. No hay más que ver la situación en las cadenas de suministro del sector de la confección de Asia Meridional y Sudoriental. No hay trabajo para los trabajadores a domicilio. Los trabajadores no tienen acceso a la seguridad social. Y la situación es la misma en África, América Latina y Asia Central.

Las cadenas de suministro nacionales e internacionales tardarán en recuperarse y el trabajo va a tardar en volver. Creo que ahora es imperativo que transformemos nuestras cadenas de suministro jerarquizadas o descendentes en cadenas de suministro nacionales ascendentes. Tenemos que involucrar a los pobres y empoderar a los trabajadores a domicilio invirtiendo en más cooperativas. Esta pandemia ha reforzado el mensaje de que la unidad genera fuerza y resiliencia.

Y necesitamos involucrar a los líderes de los trabajadores a domicilio para que adopten y exploten las nuevas tecnologías de Internet con objeto de desarrollar la venta y el comercio en línea, los seminarios en línea y el intercambio de conocimientos. El coronavirus ha sido un importante revés y ha puesto de manifiesto nuestra fragilidad. Comprar y vender productos locales es el nuevo imperativo.

La semana pasada HomeNet South Asia y otras tres organizaciones sindicales enviaron una declaración conjunta reclamando a las marcas mundiales contribuciones de socorro por el coronavirus para todos los trabajadores de la confección, con objeto de ayudarles a mitigar la pérdida de ingresos como consecuencia del coronavirus. ¿Podría hablarnos de esto?

A diferencia de los trabajadores de las fábricas, los trabajadores a domicilio no están reconocidos como trabajadores legítimos. Tenemos muchos miembros que están trabajando en el sector de la confección. Puede que no estén en la propia fábrica, pero la “marca” sigue siendo su empleador principal. En Tirupur, Tamil Nadu, por ejemplo, tenemos 40.000 trabajadores a domicilio en cadenas de suministro textiles; en Daca (Bangladés) tenemos 60.000; y en Katmandú (Nepal) hay 3.500.

Consideramos que todos los trabajadores merecen igualdad de trato. Esto forma parte de nuestra estrategia de promoción. A veces hablamos con el gobierno correspondiente. En este caso estamos interpelando directamente a las marcas, solicitándoles que aporten el equivalente al 2% del valor de sus pedidos durante los 12 meses antes del confinamiento por la covid-19. Queremos que este dinero se entregue directamente a los trabajadores a domicilio.

Las marcas deberían responder positivamente a esto si es que –según alegan– realmente están “con” los trabajadores. La pandemia no va a durar para siempre. Los trabajadores a domicilio fabrican sus productos, y las marcas tienen que mantener la relación.

Dejando por un momento el coronavirus de lado, ¿qué le espera al movimiento de trabajadores a domicilio?

Por el momento, además de HomeNet South Asia, tenemos HomeNet South East Asia, HomeNet Eastern Europe y HomeNet Central Asia. También tenemos una red nueva en América Latina y en África. Actualmente estamos estableciendo HomeNet International y tenemos previsto celebrar nuestro primer congreso en octubre. Toda la labor está siendo coordinada por WIEGO. Quizás tenga que ser un lanzamiento virtual debido a la pandemia del coronavirus.

El Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo sobre los derechos de los trabajadores a domicilio solo ha sido ratificado por 10 países [a pesar de haberse adoptado en 1996], por lo que seguimos necesitando la solidaridad y el apoyo de los sindicatos internacionales.

Este artículo ha sido traducido del inglés por Guiomar Pérez-Rendón