Kirguistán: donde el trabajo informal es un estilo de vida

Cada año, miles de migrantes se dirigen a Bishkek, la capital de Kirguistán, con sus familias en busca de una vida mejor. Sin embargo, lo que encuentran una vez allí suele estar muy lejos de lo que esperaban.

Al cruzar el puente de Leo Tolstoy en el centro de la ciudad se pueden vislumbrar algunos de esos sueños rotos.

Los desempleados/as de Bishkek acuden a este lugar para encontrar trabajo a destajo para un par de horas o, si tienen suerte, para un día entero.

Anara Nooruzbekova, una madre de 42 años con cuatro hijos procedente de la región de Issyk-Kul en el este de Kirguistán, lleva los últimos siete años acudiendo al puente.

Todos los días espera para conseguir un trabajo, cualquier trabajo, por el que le pagarán una media de 200 soms kirguíes (4 USD).

Aunque es pastelera, acepta cualquier trabajo que le ofrezcan: en labores de limpieza, obras, como cocinera o como trabajadora del hogar.

De vez en cuando se detiene algún automóvil a un lado de la carretera en busca de mano de obra barata.

Para Anara, como para la mayoría de sus “colegas” del puente, esta forma de empleo informal con un alto nivel de vulnerabilidad se ha convertido en un estilo de vida permanente.

 

Combatir un problema generalizado

Según el Ministerio de Trabajo, Migración y Juventud, en el país, con una población total de casi seis millones de personas, hay 210.400 trabajadores/as desempleados oficialmente registrados.

Sin embargo, los analistas creen que la cifra real es mucho mayor.

El nivel más alto de desempleo se encuentra en Bishkek, con una tasa que alcanza el 8,7%.

Entre los desempleados/as, casi la mitad son jóvenes adultos.

En un esfuerzo por combatir este creciente problema, hace poco el ministerio ha lanzado un servicio especial para ayudar a sus ciudadanos y ciudadanas a encontrar empleo.

En total se pueden encontrar cuatro de estas oficinas tan solo en la capital.
Durante la primera mitad de 2014, este servicio oficial de empleo registró 9.921 ofertas de trabajo. Sin embargo, esta cifra no es suficiente ni de lejos para satisfacer toda la demanda.

De media, a cada oferta de trabajo se presentan 14 personas, aunque muchos de estos puestos, como los de operarios de carretillas o porteadores, implican trabajo duro y salarios muy bajos.

En el puente, la noticia de que se ha inaugurado un servicio de empleo genera sorpresa y a veces incluso risas.

“¿Una bolsa oficial de trabajo? ¿Dónde? No. Es mentira. No hay trabajo”, asegura sonriente Nikolay Kolynev, un empresario en quiebra.

“Si trabajo todo los días, puedo ganar hasta 2.000 soms kirguíes (47 USD) al mes.
Claro que es duro, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Quiero comer, así que tengo que trabajar. Además, este sitio es ilegal; tenemos que pagar impuestos informales a los agentes de policía para poder estar aquí y buscar trabajo a diario”.

Según el comité nacional de estadística de Kirguistán, el costo mínimo de la vida para octubre de 2014 fue de 5.071 soms kirguíes (96 USD), casi el doble de los ingresos medios mensuales de Nikolay.

Los bajos salarios constituyen una de las principales razones por las que un cuarto de los ciudadanos kirguíes con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años se está planteando mudarse al extranjero para unirse a los 1,2 millones de compatriotas (el 35% de la población) que ya han abandonado el país. La gran mayoría acaban en Rusia y Kazajistán, pero muchos de los trabajadores y trabajadoras kirguíes también emigran a Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Corea y Estados Unidos.

Los futuros trabajadores/as migrantes suelen recurrir a los servicios de agencias en Bishkek que anuncian ofertas de empleo para trabajadores/as del hogar y niñeras.
Sin embargo, dichos puestos de trabajo normalmente no cuentan con contratos y los trabajadores/as no pagan impuestos ni cotizan en la seguridad social.

Durante una conferencia sobre desempleo que se celebró a principios de este año, las razones del crecimiento del desempleo en Kirguistán se enumeraron de la siguiente manera: el retraso en la estabilización política; la falta de medidas anti corrupción; y la mala gestión de los recursos económicos.

Un diputado del parlamento de Kirguistán que asistió a dicha conferencia también declaró: “Para los empresarios, que pueden crear puestos de trabajo, deberíamos iniciar un sistema de recortes fiscales. Así también se obligará a los empleadores a revelar la cifra real de trabajadores/as y a legalizar todas las ofertas de trabajo”.

Sin embargo, hasta entonces, muchos y muchas consideran la economía informal como la única solución, lo cual les priva de un futuro estable.