“La austeridad no funciona” afirman los manifestantes en Londres y Roma

 

En las dos mayores capitales de Europa el centro de la ciudad quedó cerrado este fin de semana, cuando cientos de miles de manifestantes salieron a las calles para protestar contra las medidas de austeridad.

En Londres se calcula que cerca de 150.000 empleados del sector público, junto a familiares y desempleados, se manifestaron bajo el eslogan de la central sindical Trades Union Congress: “Un futuro que funcione”.

En Roma, hasta 30.000 manifestantes recorrieron las calles exigiendo que se ponga fin a los recortes del gasto público, los aumentos de impuestos y los cierres de fábricas.

En el Reino Unido se registraron también protestas en Glasgow, Escocia y Belfast (Irlanda del Norte).

Todas las manifestaciones transcurrieron sin incidentes.

Según la BBC, el número de manifestantes en el Reino Unido fue inferior a los cerca de 500.000 que respondieron a la convocatoria del TUC en marzo de 2011.

Pero el TUC se mostró satisfecho con la participación y afirma que el éxito de la manifestación envía un mensaje claro al Gobierno.

“La austeridad no funciona.

Está afectando a nuestros empleos, a nuestros servicios, a nuestro nivel de vida.

Está golpeando a los más pobres y vulnerables” sostuvo Brendan Barber, líder del TUC, durante el mitin.

“Y la austeridad está fallando incluso en sus propios términos, ya que éste es un Gobierno de promesas rotas”.

El TUC quiere que el Gobierno británico, del partido conservador de centro-derecha, introduzca unas políticas que promuevan tanto nuevas como viejas industrias y que invierta en formación, como medio para estimular el crecimiento, en lugar de concentrarse en profundos recortes de gastos.

En un reciente artículo, Aditya Chakrabortty columnista y editorialista económico del diario británico The Guardian, advertía que “si [el Ministro de Finanzas] George Osbourne se sale con la suya, en el plazo de cinco años el Reino Unido tendrá un sector público más reducido que cualquier otra de las principales naciones desarrolladas”.

Haciendo sonar sirenas y silbatos, los manifestantes exigieron asimismo al Primer Ministro, David Cameron, que se esfuerce más por reavivar la economía británica en apuros.

No obstante, la coalición encabezada por los conservadores no se ha recuperado aún del doble golpe sufrido por ciertos eventos que han afianzado su imagen elitista.

El viernes, el responsable de disciplina del Gobierno, Andrew Mitchell, se vio obligado a dimitir de su puesto casi un mes después de haber sido acusado de proferir groserías e insultar a un agente de la policía llamándolo “plebe”, término derogatorio y clasista.

Al día siguiente, el Ministro de Finanzas, George Osbourne, saltó a los titulares cuando fue descubierto viajando en un vagón de tren de primera clase con un billete de segunda.

En su intervención durante un mitin del TUC en el Hyde Park de Londres, el líder laborista en la oposición, Ed Miliband, describió a Cameron como “un Primer Ministro débil e incompetente”, siendo aclamado por la multitud.

“Andrew Mitchell puede haber dimitido, pero la cultura de dos naciones sigue firmemente anclada en este Gobierno. Reducen impuestos a los millonarios y se los aumentan a las familias trabajadoras”.

 

El trabajo ante todo

En Italia, los manifestantes eran mayoritariamente miembros de la izquierdista CGIL, principal central sindical del país, que organizó un mitin en el centro de Roma entre pancartas con el eslogan “El trabajo ante todo”.

“Las políticas de austeridad no sólo son un fracaso, sino que además son las culpables de las dificultades que atraviesa actualmente el país”, afirmó Susanna Camusso, Secretaria General de la CGIL.

Camusso achacó los problemas a los recortes en el gasto social introducidos por el Primer Ministro Mario Monti, antiguo comisario europeo, exigiendo en su lugar nuevas inversiones en producción y en la industria.

Las medidas impuestas por Monti para hacer frente a la enorme deuda del país no parecen impulsar el crecimiento ni el empleo; en cambio han subido los impuestos sobre los trabajadores con menores ingresos.

“Se presta muy poca atención a la clase obrera, a los pensionistas y a los asalariados, y el Gobierno debería más bien luchar contra la evasión fiscal y la corrupción, que son los principales problemas hoy en día”, añadió Camusso.

Los sindicatos ocuparán nuevamente las calles el 14 de noviembre, fecha en que organizaciones sindicales de toda Europa tienen previsto emprender acciones en todo el continente.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha convocado un Día de Acción y Solidaridad, para movilizar a los trabajadores y trabajadores en apoyo a las políticas establecidas por la CES en el “Pacto Social para Europa”.