La educación como escudo contra la mafia en Palermo

La educación como escudo contra la mafia en Palermo

At the No Mafia Memorial in Palermo, a wall of photo portraits pays tribute to the innocent victims of organised crime, 8 May 2022.

(Crim’HALT)
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Algunos sicilianos dicen que su isla es la tierra de las contradicciones. Para comprobarlo, basta con recorrer las calles de su capital, Palermo. Tomadas por los turistas, tanto en verano como en invierno, a menudo hay que abrirse paso a codazos por las callejuelas repletas de gente de Via Maqueda, donde se solapan carteles de comida callejera y tiendas de recuerdos. En los puestos de los vendedores callejeros, la figura de Vito Corleone, el ‘Padrino’ de la película de Coppola, siempre tiene éxito. Y con razón: Sicilia, escenario de la trilogía hollywoodiense, es la cuna de la Cosa Nostra, mafia poderosa con redes tentaculares por las que recibió el apodo de “Pulpo”.

También en pleno corazón del centro histórico, atrapado entre dos agencias de viaje, se erigió en 2018 el centro conmemorativo No Mafia, creado por iniciativa del Centro siciliano de documentación Giuseppe Impastato, que recibe este nombre por un activista contra la mafia que fue asesinado al inicio de la década de los ochenta. En la entrada se venden como churros las bolsas y las camisetas con el nombre del museo. “Si podemos hacer competencia a las del Padrino…”, bromea Ario Mendolia, director del centro conmemorativo. Basta con subir varios escalones para comprender que la meta es otra.

Apoyándose en un archivo impresionante que ha creado el centro a lo largo de sus 45 años de existencia, el museo ofrece de forma gratuita una gran exposición dedicada a la historia de la mafia italiana y sus delitos. En las fotos encontramos escenas de crímenes violentos o los rostros de hombres corruptos. “Es importante desmontar el imaginario romántico que la gente tiene de la mafia a través de la iconografía clásica del cine. Nosotros queremos mostrar la mafia como es realmente”. Al final de la visita, una pareja de estadounidenses pregunta: “¿Pero no es peligroso atacar así a la mafia?”.

“La lucha contra la mafia es el bien común”

Cuando el antiguo alcalde de Palermo, Leoluca Orlando, empujó por primera vez en 1985 la puerta del palacio de las Águilas [nombre del ayuntamiento], la ciudad estaba exhausta. “Totalmente dirigida por la mafia”, recuerda. “La única opción era obedecer. Al obedecer trabajabas, tenías acceso a la atención de salud y estabas protegido”. Emprendió, con su “primavera de Palermo”, una operación de reconquista del territorio, pero hubo que esperar algunos años para que el despertar ciudadano permitiese de verdad desarrollar plenamente su política.

En 1992, los jueces contra la mafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, antiguos miembros del grupo contra la mafia que dirigieron el primer macrojuicio contra la Cosa Nostra, fueron asesinados en atentados espectaculares, con algunos meses de diferencia. La conmoción fue, por primera vez, a escala nacional.

“[Estos delitos] dieron ojos y oídos a todo el mundo. La mafia vive de la connivencia silenciosa y necesita ser temida. En 1992 se cortaron todos estos hilos”, resume Orlando.

Reelegido en 1993 con el 75% de los votos en primera ronda, nombró al magistrado Antonino Caponnetto, creador del grupo contra la mafia, entonces disuelto, presidente del consejo municipal. “El mensaje era claro: la mafia ya no gobernará Palermo”. El edil tenía la ley de su lado, que autorizaba la confiscación de los bienes de la mafia y el recurso a los arrepentidos, pero quiso ir más lejos. “La lucha contra la mafia debe funcionar como un carro con dos ruedas: la legalidad y la cultura. Y estas dos ruedas deben girar a la misma velocidad porque si una va más rápido que la otra, el carro gira sobre sí mismo”, justifica el antiguo edil.

Leoluca Orlando y sus equipos impusieron una gran limpieza. Del aeropuerto al velódromo, pasando por los establecimientos escolares, el nombre de varias estructuras se modificó en homenaje a las víctimas de la mafia. “En la cultura mafiosa, lo que es mío me pertenece, lo que es tuyo te pertenece y lo que no es ni mío ni tuyo no pertenece a nadie. En la cultura que he intentado defender es lo contrario: lo que no es ni mío ni tuyo es de todo el mundo. La mafia construye fronteras. La lucha contra la mafia es el bien común”, resume el antiguo edil.

Educar a la nueva generación

La muerte de Falcone y Borsellino también ha despertado las conciencias en la sociedad civil porque lejos de las cámaras, miles de sicilianos lloran también a una persona cercana, víctima del crimen organizado. En esta época se crearon dos estructuras contra la mafia que se volvieron indispensables en Italia: la fundación Falcone y la red Libera contro le mafie. La última reúne actualmente a más de 1.600 asociaciones de toda Italia. Tienen un objetivo común: ganar la batalla del territorio y la mentalidad a través de la memoria de las víctimas y la cultura de la legalidad.

“Equiparando a las víctimas de la mafia con miembros de la resistencia o patriotas, […] las asociaciones proponen un sistema de valores ético que se hace eco de los principios republicanos con el fin de cortarle las alas a la cultura mafiosa, la cual se basa en la ley del silencio y el control del territorio. También permite mejorar la imagen del Estado para que los jóvenes recurran primero a él, en particular en las zonas infestadas”, señala Charlotte Moge, investigadora y especialista en mafias en la Universidad de Lyon 3, en Francia.

En un territorio gangrenado por la miseria, la tarea es, como mínimo, ardua. Sicilia es, de hecho, la región que registra la tasa de riesgo de pobreza más elevada de toda Europa.

Más de la mitad de la población activa está desempleada y menos del 10% de los establecimientos escolares de la isla proponen cursos a tiempo completo, lo que deja a muchos adolescentes abandonados una parte del día. Palermo, la capital, no es una excepción. Tanto en el centro como en la periferia, el encanto de las piedras antiguas oculta en realidad la otra cara de la ciudad: la de las viviendas insalubres, los menores no escolarizados y las montañas de desechos salvajes.

“En el centro de la ciudad, la situación es de pobreza extrema. La gente vive en coches con sus hijos o en casa sin agua ni electricidad, a veces hasta 10 personas en un sótano”, señala Chloé Tucciarelli, miembro de la asociación Addiopizzo, que lucha contra la extorsión (“pizzo” en italiano). “Si no les damos ninguna solución la buscarán en otra parte”.

En este contexto, las asociaciones ocupan el terreno: Zen 2, C.E.P., Sferracavallo y Ballarò, barrios pobres y subdesarrollados que son famosos por ser caldo de cultivo de la Cosa Nostra y donde la red Libera realiza muchos esfuerzos. “La falta de infraestructuras dedicadas al ocio o a la educación deja espacio para el tráfico. (...) Muchos jóvenes caen en esta situación porque es la opción más simple”, explica Clara Triolo, miembro de Libera. El proyecto Liberi di Crescere (Libre para crecer) ayuda también a los profesores, las familias y los alumnos a recuperar su barrio, donde la escuela ocupa un lugar central. La asociación ha establecido un servicio de escucha, actividades lúdicas y apoyo para los estudios.

El centro conmemorativo No Mafia acoge durante el año escolar hasta cuatro clases al día para talleres de sensibilización. Actualmente hay decenas de asociaciones en las parroquias, las estructuras que dedican su tiempo cada día a los jóvenes.

Invertir en el terreno

La lucha contra la mafia también cuenta con un instrumento jurídico muy valioso: la ley 109. Desde 1996, permite reutilizar los bienes confiscados a los mafiosos con fines públicos y sociales. “Deben redistribuirse en la sociedad civil, a asociaciones o cooperativas”, explica Clara Triolo. “Esto permite a las comunidades recuperar su territorio a través de proyectos educativos o profesionales limpios y ofrecer verdaderas alternativas”.

Entre Palermo y Corleone, la explotación vitícola Centopassi (nombre procedente de la película Los cien pasos, sobre la vida de Giuseppe Impastato) se extiende por 90 hectáreas de tierras confiscadas a la Cosa Nostra. Está gestionada por las cooperativas agrícolas del consorcio Libera Terra, que apuestan por algo aparentemente simple: una agricultura honrada, tanto para la tierra como para los trabajadores. “Pero, en Sicilia, es un mensaje fuerte”, señala Charlotte Moge. “Esto demuestra que se puede tener un trabajo libre, declarado y exento de cualquier vínculo con la mafia, incluso en los territorios gangrenados por la presencia mafiosa. También demuestra que se puede desarrollar un modelo económico alternativo honrado, incluso en los territorios afectados por el desempleo y el crimen organizado”.

La sede de la asociación Addiopizzo también se encuentra en un antiguo apartamento de un jefe mafioso del centro de Palermo. Desde hace casi dos decenios, protege a los comerciantes de la ciudad que quieren liberarse del pizzo. Según la fiscalía de Palermo, cerca del 80% de los negocios de Palermo seguían pagándolo en 2003. Según la asociación, la práctica pierde fuerza actualmente, ya que menos de la mitad de los comerciantes siguen pagando la “tasa” actualmente.

“La policía nos ha contado que hay escuchas en las que se dice que la mafia no extorsiona a los comerciantes de nuestra red. Esto significa que, hoy en día, exponerse no pone en peligro, sino que protege, en todo caso en un contexto de grupo”, se alegra Chloé Tucciarelli.

Desde 2009, Addiopizzo también propone visitas guiadas mediante su agencia de viaje que recorren lugares emblemáticos de la lucha contra la mafia. “Son pequeñas acciones, pero que tienen el mérito de tener repercusiones concretas y permiten ganar terreno”, comenta Chloé Tucciarelli.

“Terreno”, pero no la guerra todavía. Leoluca Orlando, al final de su sexto mandato, cedió en junio su puesto al antiguo rector de la universidad de Palermo, Roberto Lagalla. Mientras que su predecesor mostraba con celo su animosidad hacia la Cosa Nostra, Lagalla recibió el apoyo de dos políticos severamente sancionados en el pasado por su complicidad con la mafia. “Que estas personas puedan tener una influencia y que el alcalde lo haya aceptado es muy grave. Ha terminado distanciándose, pero el mensaje ha pasado”, considera Chloé Tucciarelli.

Según Orlando, el futuro está en manos de esta sociedad civil de Palermo que ha visto crecer durante más de 35 años, desde su edificio municipal del palacio de las Águilas. Con gritos de “Mafia, fuera del Estado”, las numerosas manifestaciones y conmemoraciones que se produjeron entre el 23 de mayo y el 19 de julio (fechas que marcan los 30 años de los asesinatos de Falcone y Borsellino) obtuvieron el apoyo de toda Italia hasta Córcega porque Palermo, cuna de la Cosa Nostra, se ha convertido en el ejemplo inspirador de la lucha contra la mafia.

This article has been translated from French.