La liberación kurda en Turquía y Siria merece el apoyo del mundo entero, no la condena permanente

La liberación kurda ofrece alternativas funcionales a las crisis endémicas que enfrenta la humanidad, particularmente en el norte de Siria. La nación sin Estado más grande del mundo ha sufrido la persecución durante mucho tiempo. De 1516 a 1918, los kurdos estuvieron principalmente bajo el dominio del Imperio Otomano. Después de la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia dividieron a los kurdos en cuatro países: Turquía, Siria, Irán e Irak. En cada uno de estos países han sido víctimas de persecución y exterminio poscolonial.

Hoy día, la historia se repite. Una vez más, las potencias internacionales ignoran los llamamientos kurdos a la liberación. Con el inicio de la retirada militar parcial del norte de Siria, el 11 de enero de 2019, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, da a Turquía carta blanca para destruir el proyecto pionero de los kurdos de Siria. Está claro, sin embargo, que el mundo debe apoyar a los kurdos.

Al dar comienzo la guerra en Siria, con el apoyo internacional, las fuerzas del presidente Bashar al-Assad se retiraron del norte; el 19 de julio de 2012, las comunidades lideradas por los kurdos declararon la autonomía de Rojava (en el norte de Siria). En esta región, los consejos locales ejercen la soberanía a través de un modelo confederalista democrático ascendente desde la base. La liberación de la mujer es un elemento fundamental.

La violencia contra las mujeres es tratada por las mujeres, al tiempo que una fuerza local mixta se ocupa de otros asuntos policiales, ambas fuerzas responden ante las asambleas locales. La participación de las mujeres está garantizada gracias a un liderazgo conjunto, y cada reunión requiere un quórum femenino del 40%. Ya en 2013, en la ciudad de Afrin, las mujeres ocupaban el 65% de los cargos políticos.

Las mujeres son combatientes de primera línea contra el autoproclamado Estado Islámico (EI), contra su genocidio y violencia sexual. Las fuerzas de Rojava fueron las primeras en frenar la avanzada de EI en Kobanî, entre septiembre de 2014 y enero de 2015. Desde entonces, Rojava ha sido clave para la retirada de EI, que todavía controla un terreno reducido, aunque sigue siendo una gran amenaza.

El 28 de diciembre de 2016, Rojava cambió de nombre para convertirse en la Federación Democrática del Norte de Siria (FDNS), al tiempo que concertaba un nuevo contrato social. Ambos reflejan la cohesión multiétnica de la región. El contrato social otorga a toda persona el derecho de asilo. Para 2014, la población estimada de Rojava se había duplicado a 4,6 millones de personas, la mitad de ellas en busca de refugio. En los campamentos, los refugiados también participan en consejos democráticos.

En enero de 2018, Turquía bombardeó e invadió Afrin, el cantón occidental de la FDNS. Mediante el reclutamiento de antiguos combatientes de Estado Islámico y cometiendo crímenes de guerra, Turquía está limpiando étnicamente la zona, como ya lo ha documentado la Organización de las Naciones Unidas.

El 26 de enero de 2018, el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, citado por la británica BBC, amenazó todo el territorio de la FDNS, asegurando que extendería la incursión de Turquía en Afrin hasta la frontera con Irak.

Anteriormente, los informes apuntan a que Turquía se alió con el autodenominado Estado Islámico contra la FDNS, en lo que incluía facilitar la venta de petróleo, permitir que los combatientes de EI cruzaran la frontera y cruzarse de brazos cuando los combatientes de EI entraron en Turquía para atacar las posiciones de la FDNS en Kobanî.

Erdoğan ya ha aniquilado un proyecto democrático similar encabezado por los kurdos en Bakur, al sur de Turquía. El HDP, el partido político que defiende un modelo de asamblea local de vecindad, respalda los mismos "tres pilares" que la FDNS: el feminismo, la liberación del pueblo kurdo y la liberación colectiva de la humanidad. No obstante, después de que el HDP amenazara la mayoría del Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdoğan en 2015, el Estado turco perpetró la "destrucción masiva, asesinatos y muchas otras violaciones graves de derechos humanos", entre julio de 2015 y diciembre de 2016, como señala un informe de la ONU.

Después del golpe de Estado fallido contra Erdoğan el 15 de julio de 2016 (que fue condenado por el partido HDP), el Estado turco hizo uso de facultades excepcionales para arrestar a decenas de miles de opositores, incluidos políticos y miembros del HDP, como los líderes Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ. En 2017, el partido señaló que 55 de sus parlamentarios habían sido imputados con cargos. A principios de 2019, diez parlamentarios del HDP aún se encontraban en prisión.

Demócratas etiquetados como "terroristas"

Las potencias internacionales no se han mostrado bastante enérgicas con Turquía, si bien una investigación de la supuesta venta de aceitunas de Afrin por parte de Turquía a la Unión Europea puede considerarse la excepción. La alianza estadounidense-europea-turca está motivada por la venta de armas y la proximidad geopolítica de Turquía para permitir el control del petróleo de Asia occidental. La Unión Europea también pagó a Turquía 6 mil millones de euros para repatriar a los refugiados y migrantes que cruzan Turquía hacia Grecia.

Además, una asimilación orwelliana sirve de fachada a la posición del segundo ejército más grande de la OTAN con respecto a Estado Islámico. Turquía define como "terrorismo" la lucha de liberación encabezada por los kurdos en Siria y Turquía, acusando a los combatientes de ser meros representantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Sin embargo, no existen conexiones institucionales entre el PKK y la FDNS, ni entre el PKK y el HDP, aun cuando estos grupos tienen filosofías políticas similares.

La etiqueta de "terrorismo" del PKK proviene de sus inicios en el siglo XX, y no a sus actuaciones en este siglo XXI. Cofundado en 1978 por el líder Abdullah Öcalan, este grupo armado marxista-leninista quería un Kurdistán independiente. En agosto de 1984, lanzó una guerra de guerrillas contra el Estado turco.

Ambos bandos cometieron atrocidades. El PKK tenía bases en Siria, las mismas que fueron destruidas a finales de la década de los años noventa. Pero la cifra de muertos y violaciones fueron asimétricas: los abusos turcos contra los kurdos se dieron a gran escala y nunca han cesado. Este es solo un ejemplo del desequilibrio de poder entre las fuerzas de ocupación y las poblaciones ocupadas.

Los Estados también suelen etiquetar las luchas de liberación como "terrorismo", sin tener en cuenta sus propias violaciones. La reconciliación y la paz han llegado a Sudáfrica e Irlanda del Norte mediante negociaciones con políticos que en su momento también fueron considerados "terroristas".

El 15 de febrero de 1999, Öcalan fue secuestrado por los servicios secretos turcos con la ayuda de la CIA y otras instancias. Öcalan fue condenado a muerte por traición en un juicio que posteriormente fue declarado injusto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Su sentencia fue conmutada por cadena perpetua y desde entonces se encuentra en régimen de aislamiento en la prisión de la isla de İmralı. Estas condiciones infringen las "Reglas de Mandela" de 2015, que establecen normas mínimas internacionales para el tratamiento de los reclusos.

Para el año 2001, la presión ejercida por Turquía consiguió que el PKK fuera inscrito en las listas de terroristas de EEUU, la Unión Europea y la ONU, a pesar de que Öcalan promoviera las conversaciones de paz durante su juicio, lo que fue rechazado por Turquía (Turquía y el PKK han mantenido desde entonces conversaciones de paz, la última de marzo de 2013 a julio de 2015).

Un punto de inflexión ha sido el giro ideológico de Öcalan hacia el confederalismo democrático desde su prisión en la isla de İmralı. Por su parte, los militantes del PKK ampliaron su filosofía de la liberación. A la lectura del pensador estadounidense Murray Bookchin, Öcalan adoptó su concepto de municipalismo. Desarrollando el pensamiento y escritos de Bookchin desde la prisión, Öcalan sostiene que la naturaleza necesita ser liberada de la dominación del hombre a fin de evitar las crisis ecológicas endémicas. También aduce que el dominio del hombre sobre el planeta se relaciona con el dominio del hombre sobre los demás. Las ideas ecológicas (y los conceptos feministas) se han propagado en la FDNS e incluyen un proyecto para reforestar Rojava.

Romper el estatus quo

Es preciso obligar a Turquía a liberar a Öcalan, a entablar conversaciones de paz y a dejar de atacar a los kurdos, tanto dentro del Estado turco como en la FDNS. Asimismo, debe permitirse a la Federación Democrática del Norte de Siria participar en las conversaciones de paz sirias, ya que ofrece una esperanza más allá de una guerra promovida por las potencias internacionales. Si la FDNS falla, lo único que se conseguirá será fomentar la reactivación del autoproclamado Estado Islámico.

El mundo no debe permitir que se inscriba una revolución democrática, feminista, ecológica y que acoge a los refugiados en la lista de organizaciones terroristas. Una cosa es decirlo, otra muy distinta que sea verdad.

Un movimiento encabezado por los kurdos ha estado pidiendo la liberación de Öcalan desde 1999, que se ha visto recientemente galvanizado por las atrocidades turcas, que han hecho que los manifestantes salgan a la calle en las grandes capitales de todo el mundo. Desde su transformación hacia el confederalismo democrático también cuenta con nuevos aliados. Una popular campaña de solidaridad con la FDNS es la de las mujeres a favor de Afrin: Women Rise Up for Afrin, iniciada el 8 de febrero de 2018 en la ciudad de Tirbesipiye, FDNS. Se opone al violento chovinismo del Estado Islámico y de Erdoğan, y su movimiento ha recibido el apoyo mundial, como lo demuestra el evento celebrado en la Cámara de los Comunes británica, el 6 de marzo de 2018.

La campaña para liberar a Öcalan también encabezó la campaña internacional de la Gala de los Mineros de Durham en julio de 2018, que es la manifestación sindical anual más grande de Europa. Cuentan con el apoyo de defensores de los derechos humanos en Suecia, así como de las mujeres que han luchado contra el fascismo argentino. Se han escrito numerosas cartas de solidaridad provenientes de políticos, activistas y académicos. Y, a medida que se acerca el vigésimo aniversario del encarcelamiento de Öcalan, el clamor para exigir su libertad es cada vez más sonoro.

Desde el 8 de noviembre de 2018, la diputada del HDP actualmente encarcelada, Leyla Güven, se encuentra en huelga de hambre para exigir la libertad de Öcalan y la celebración de negociaciones. A pesar de haber sido liberada el 25 de enero de 2019, Güven continúa su huelga de hambre y actualmente su estado es grave.

Ella forma parte de los numerosos kurdos que también se han puesto en huelga de hambre para exigir la liberación de Öcalan. Empuñar su salud como arma es el último recurso que queda a los kurdos, ya que en Turquía se les niega el acceso a las vías cívicas y legales.

La necesidad de unirse a una alianza estratégica con Estados Unidos también es uno de los últimos recursos. El apoyo de EEUU a la Federación Democrática del Norte de Siria, que por el momento implica apoyo aéreo y asesores militares sobre el terreno, hace efectivamente las veces de escudo humano contra las bombas de Turquía. Esta situación ha generado críticas de muchos antiimperialistas de todo el mundo. Pero este argumento ignora el hecho de que Siria es una guerra por delegación, donde todas las partes tienen el respaldo de potencias mundiales.

La decisión de Trump de abandonar los kurdos a Turquía provocará una mayor persecución. Una posible razón de su reciente alianza es que Trump se identifica a Erdoğan como hombre fuerte en un mundo cada vez más autoritario. La solidaridad con los kurdos brinda al mundo una oportunidad de crucial importancia de apoyar a mujeres fuertes. Asimismo, es la oportunidad para defender la democracia —la verdadera democracia, no la democracia neoliberal forzada por el cañón de una pistola— y de apoyar un movimiento ecológico y feminista cuando el mundo más lo necesita.