La principal tecnológica de entrega de comida a domicilio en Turquía forcejea para evadir los derechos de los trabajadores

La principal tecnológica de entrega de comida a domicilio en Turquía forcejea para evadir los derechos de los trabajadores

Entre el inicio de la pandemia y el mes de abril de 2021, han muerto en Turquía al menos 203 repartidores en accidentes de tráfico, un aumento diez veces superior en comparación con los años anteriores a la crisis sanitaria.

(Alamy/Tolga İldun)

En abril de 2021, en su trayecto para entregar productos comestibles en un barrio muy poblado de Estambul, Ahmet pasó por un pequeño charco al girar en una esquina. Resbaló y cayó de su motocicleta, sufriendo lesiones en la mano que hasta la fecha le provocan molestias. Ahmet, de 30 años, que reparte alimentos para Banabi, la filial de comestibles de la emblemática empresa de reparto de Turquía, Yemeksepeti (en turco “canasta de alimentos”), considera que el accidente se debió a los neumáticos baratos que sus empleadores proporcionan para uso de sus repartidores. No era su primer accidente.

“Conduzco en motocicleta desde hace casi diez años, pero las motos que nos proporciona la empresa para trabajar tienen neumáticos que te hacen resbalar y caer, incluso en verano, cuando giras un poco en una calle recta que no está mojada”, comentó Ahmet a Equal Times en diciembre, prefiriendo usar un nombre ficticio por temor a las represalias. “Por un lado, quieren que seamos muy rápidos y, por otro, el equipo con el que te desplazas no es bueno”.

Fundada en 2001 como el primer servicio en línea de entrega a domicilio para restaurantes de Turquía, Yemeksepeti ha crecido muy rápido, particularmente desde el inicio de la pandemia de coronavirus. En 2020, la empresa sumó más de cinco millones de usuarios, según sus propias cifras, aumentando su base total de usuarios a 19 millones. La empresa es una de las plataformas digitales de entrega de comida a domicilio más populares de Turquía, y su principal competidor es Getir, una empresa turca que también ha crecido considerablemente, expandiéndose incluso en el extranjero, tanto en Europa como en Estados Unidos. Competidores internacionales como Uber Eats, Glovo y Deliveroo no operan actualmente en el mercado turco. En 2015, Yemeksepeti fue comprada por el gigante alemán Delivery Hero por más de 500 millones de dólares USD. En 2019, creó Banabi, un servicio de entrega de productos comestibles a domicilio.

Con un nivel de desempleo de dos dígitos en Turquía, la empresa ha sabido sacar partido de una reserva permanente de repartidores listos para montar en su moto o bicicleta para salir a repartir. Sin embargo, a la par del aumento de la demanda, y del número de repartidores circulando, el número de muertes también aumenta.

Según una federación nacional de motociclistas de reparto, en Turquía han muerto al menos 203 repartidores en accidentes de tráfico entre el inicio de la pandemia y el mes de abril de 2021, un aumento diez veces superior en comparación con los años anteriores a la pandemia.

Los grupos de repartidores lo atribuyen al equipo deficiente y a la formación inadecuada, así como al ritmo agotador de entrega que las plataformas digitales exigen a los repartidores, lo que les incita a correr riesgos en la calle. Estambul, con una población de 15,6 millones de habitantes, un tráfico sofocante, colinas empinadas y grandes muchedumbres es un lugar peligroso para un repartidor en motocicleta. Los repartidores asumen riesgos tales como pasarse la luz roja de los semáforos, avanzar zigzagueando para salvar obstáculos o ir en sentido contrario en calles de un solo sentido para hacer entregas más rápidas.

Los repartidores de la mayoría de estas empresas de aplicaciones de reparto son contratistas independientes, que pagan sus propios impuestos y seguros, y facturan a la empresa por sus servicios. En el caso de los repartidores que tienen un contrato de trabajo, como ocurre con la mayoría de los trabajadores de Yemeksepati, estos no tienen garantizados todos sus derechos laborales: “Ni el gobierno ni el parlamento está tomando medidas para proteger a quienes trabajan en este sector. Los trabajadores están empleados sin sindicato y, por tanto, sin seguridad. Muchos trabajadores recurren a los tribunales para acceder a sus derechos sindicales. No obstante, debido a la larga duración de los juicios, en realidad no es posible lograr estos derechos. La demora en las decisiones de los tribunales lleva a una demora de la justicia”, expone Erkan Kıdak, investigador del departamento de economía laboral y relaciones industriales de la Universidad de Pamukkale de Turquía.

“De resultas de todo ello, los sindicatos quedan impotentes frente a los empresarios. Las instituciones estatales y el gobierno en general allanan el camino para el debilitamiento de los sindicatos. Esta situación refuerza la vulnerabilidad y la inseguridad de los trabajadores", añade.

Aunque Yemeksepeti emplea directamente a la mayor parte de sus repartidores (que, según las previsiones, debería alcanzar la cifra de 12.000 trabajadores para finales de 2021, de tan solo 3.000 antes de la pandemia), las condiciones laborales son no son fáciles. Por ejemplo, los repartidores de comestibles de Banabi deben hacer cuatro entregas por hora, y se les sanciona si tardan más de 15 minutos por pedido. Ahmet, que trabaja ocho horas al día, seis días a la semana con un descanso de media hora por día, gana el salario mínimo neto de Turquía de 4.253 liras turcas (310 USD) al mes, más 500-600 TL (36-43 USD) de la exigua comisión de 1-1,5 TL que recibe por cada entrega, además de las propinas ocasionales en efectivo de los clientes.

En un buen mes, Ahmet puede sacar 5.000 TL (364 USD), remuneración insuficiente para vivir.

Las cifras elaboradas por un sindicato determinaron en diciembre que los gastos mínimos de vida para una sola persona son de 4.927 TL (360 USD), sin embargo, el costo de vida en Estambul es considerablemente más alto que en el resto del país. En 2021, los alquileres en la ciudad se dispararon, al tiempo que el precio de los bienes de consumo no deja de subir a medida que disminuye el valor de la lira y la inflación alcanza niveles alarmantes. Asimismo, los repartidores tienen que realizar tareas de limpieza en sus almacenes, pagar sus propios gastos de transporte para ir y volver del trabajo, un gasto importante dado el aumento de los precios de la gasolina y del transporte público a la luz de las subidas de impuestos y la inflación.

Represión sindical

“Los repartidores empleados por empresas como Yemeksepeti han empezado a afiliarse a sindicatos en los últimos años”, afirma Kıdak. No obstante, las empresas tecnológicas rechazan enérgicamente todo esfuerzo de sindicalización y hacen lo posible para evitar que los repartidores exijan cualquier tipo de protección en el lugar de trabajo.

Kaan Gündeş, portavoz del comité de trabajadores de Yemeksepeti y activista laboral, indica que los trabajadores de Banabi comenzaron a organizarse a principios de 2020. En cuestión de meses, la empresa tomó medidas para bloquearlos.

En Turquía, los trabajadores de ciertos sectores tienen derecho a acceder a un sistema estatal en línea en el que pueden optar por afiliarse a un sindicato. Los repartidores suelen formar parte del sector del transporte por carretera y marítimo, pero los responsables de Yemeksepeti modificaron la definición de los repartidores en el sistema al identificarlos como oficinistas, despojándoles así de su derecho a afiliarse a un sindicato. También les impidió tener acceso anticipado a las vacunas, ya que solamente los trabajadores del transporte, al igual que los profesores, los trabajadores sanitarios y los periodistas tenían prioridad para vacunarse, no los oficinistas.

“Esta es una táctica utilizada con frecuencia por los empleadores en Turquía”, señala Gündeş. El Índice Global de los Derechos 2021 de la Confederación Sindical Internacional (CSI) clasificó a Turquía como uno de los diez peores países del mundo en términos de derechos de los trabajadores. Cuando la vacuna de Pfizer-BioNTech llegó a Turquía un año después y los repartidores de Banabi se dieron cuenta de que no disponían el acceso prioritario que merecían, iniciaron una campaña exigiendo sus derechos.

Al cambiar la situación ocupacional de los repartidores de Banabi a oficinistas, la empresa olvidó hacerlo en tres provincias: Yalova, Düzce y Manisa. Los trabajadores de estas provincias se dieron cuenta de que podían concertar cita para la vacunación, mientras que sus compañeros del resto del país no podían hacerlo. Este hecho fue noticia nacional en junio de 2021, poniendo de relieve la lucha de los repartidores por sindicalizarse.

En julio, el fundador y director general de Yemeksepeti, Nevzat Aydın, impugnó en los tribunales los esfuerzos de sindicalización de los trabajadores de Banabi con la intención de bloquearlos, otra táctica frecuente entre los empleadores, que suele desembocar en un proceso legal prolongado y desmoralizador.

“A pesar de toda la presión, los trabajadores de Yemeksepeti siguieron organizándose. Finalmente, la mayoría de los trabajadores de Yemeksepeti se afiliaron a la unión sindical de trabajadores del transporte TÜMTİS. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social expidió a TÜMTİS un certificado de autorización para preparar un convenio colectivo. Esta vez, la empresa presentó una demanda en los tribunales objetando el certificado de autorización del sindicato. El proceso judicial está actualmente en curso”, afirma Kıdak.

En septiembre, varios de los sindicatos, asociaciones comerciales y sindicatos de consumidores más grandes e importantes del país declararon un boicot a la empresa.

Ante la creciente presión, Aydın renunció a su cargo a principios de noviembre. Sin embargo, Gündeş afirma que la empresa mantiene su política de sabotear a los sindicatos. Asimismo, acusa a la empresa de ejercer una gran presión sobre los repartidores empleados hasta que renuncian, para luego reemplazarlos con repartidores autónomos. Kıdak asegura que la firma está intentando convencer a los empleados de que se pasen al modelo de contratista independiente.

Delivery Hero y Yemeksepeti no respondieron a las solicitudes de formular comentarios.

Gündeş afirma que la responsabilidad última de la lucha de los repartidores recae en Delivery Hero. A medida que se ha expandido a nivel mundial, las empresas de Delivery Hero han perdido importantes juicios relativos a los derechos de los trabajadores en varios países, tales como Canadá y Australia. En ambos casos, la empresa cerró sus actividades en esos países.

En Estambul, Ahmet actualmente está buscando ante los tribunales una indemnización por su lesión, al tiempo que sigue trabajando para Banabi a tiempo completo. Pese a los grandes obstáculos a los que se enfrentan él y sus compañeros, sigue mostrándose optimista y piensa que el cambio está en marcha. “Continuaremos luchando hasta que Yemeksepeti se afilie a un sindicato”, afirma. “Seguiremos creciendo y organizándonos”.

Este artículo ha sido traducido del inglés por Patricia de la Cruz