“Las Herederas”, la nueva joya del cine latinoamericano llega desde Paraguay

“Las Herederas”, la nueva joya del cine latinoamericano llega desde Paraguay

Ana Ivanova, una de las protagonistas de Las Herederas, atiende a la prensa durante el estreno en Asunción.

(Santi Carneri)

La soledad, el clasismo y el deseo se entremezclan en esta cinta aclamada por la crítica internacional: la película ya ha recogido reconocimientos tan importantes como el Oso de Plata de la Berlinale (Alfred Bauer; y a mejor actriz, para Ana Brun); el Teddy como el largometraje de cine LGTBI más popular de ese mismo festival; y ha sido la candidata de su país en los Oscar a mejor película de habla no inglesa.

“Casi de forma subliminal te alerta de la complejidad de la sexualidad y el estatus que muchas películas hubieran preferido simplificar”, destacó en su crítica a Las Herederas el rotativo estadounidense The New York Times. “[Marcelo] Martinessi combina astutamente la sutileza, la melancolía, la observación satírica y la franqueza sobre el sexo”, señaló, por su parte, el diario británico The Guardian.

En forma de drama con algunos momentos de brillante humor, la cinta muestra la vida de Chela (Ana Brun) y Chiquita (Margarita Irún), ambas descendientes de familias adineradas y pareja durante 30 años. Su situación económica se tuerce, por lo que deben ir vendiendo sus posesiones heredadas. Cuando Chiquita es encarcelada por fraude, Chela debe confrontar una nueva realidad sola: vuelve a conducir su viejo Mercedes tras años sin hacerlo y comienza a ejercer de taxista improvisada para un grupo de ancianas pudientes. Así se cruza con Angy (Ana Ivanova), mucho más joven, con la que conecta intensamente y que le impulsa una revolución interna que la llena de dudas y de vida.

Las Herederas ha recogido premios y entrado en medio centenar de festivales de cine en todo el mundo y ahora sigue abriéndose camino en las pantallas comerciales de muchos otros países, tanto de Europa como del continente americano.

El estreno mundial de la película no tuvo lugar en Paraguay, sino en Alemania, en febrero de 2018 durante la edición número 68 de la Berlinale. Y es que, en el país sudamericano –el más católico de América Latina, según el Latinobarómetro–, el ambiente quizá no era el más receptivo para un filme protagonizado por mujeres lesbianas. Un pequeño sector extremista religioso, favorecido por la inacción de las autoridades, envió sin cortapisas cadenas de mensajes vía WhatsApp en contra de la cinta.

Las expresiones homófobas son habituales entre la clase política paraguaya. El anterior presidente, Horacio Cartes, llegó a decir en la radio que se pegaría un tiro en los genitales si su hijo resultaba ser gay.

Los mensajes homofóbicos desde el Estado son un continuo desde la dictadura de Alfredo Stroessner Matiauda (1954-1989), cuando la Policía y el Gobierno promovieron una persecución a 108 personas por ser “sospechosas de ser homosexuales”. Ese número es aún hoy usado de forma despectiva para referirse a la población LGTBI. Recientemente, la Fiscalía paraguaya imputó a Bruno A. Comas, un joven artista queer, acusado de “actos de exhibicionismo” por realizar una actuación en la calle que denunciaba violencia y discriminación contra la comunidad LGTBI. Si es sentenciado culpable, podría enfrentar hasta un año de cárcel.

Que dos personas del mismo sexo se besen o se tomen de la mano en espacios públicos es, a día de hoy, poco común en Paraguay, quizá debido a la alta posibilidad de sufrir acoso policial en nombre de “las buenas costumbres”, alerta la ONG local Somosgay en su web.

Una cruzada contra “la ideología de género”

Poco antes del estreno de Las Herederas en Berlín, el entonces ministro de Educación del Partido Colorado, Enrique Riera, enrarecía aún más el ambiente y promovía, junto a las iglesias evangélicas y obispos católicos, una cruzada contra la educación sexual y sobre la igualdad de género en las escuelas.

El ministro había prometido a los religiosos en público meses antes que, si era necesario, iba a “quemar los libros” sobre “ideología de género” en la plaza para que confiaran en él.

Riera, que rechazó los pedidos de entrevista de este medio, matizó más tarde sus palabras en una declaración radial y aseguró que solo exageraba. Pero 24 horas después de su anuncio, efectivamente, prohibió por decreto la “difusión y utilización de materiales impresos o digitales referentes a la teoría y/o ideología de género” en todo el sistema educativo público y privado del país.

Una iniciativa que añade dificultades en la ya de por sí escasa educación sexual formal –en un país, Paraguay, que cuenta con uno de los peores sistemas educativos del mundo–.

Días después de la publicación del decreto del Ministerio de Educación, cuando funcionarias del área social del Gobierno paraguayo diseñaban dípticos para la presentación de un informe sobre cómo frenar la violencia de género, su jefa les advirtió: “Tengan cuidado con la palabra ‘género’”. Y luego les obligó a borrarla de la convocatoria, según contó a Equal Times una de las trabajadoras, que pidió mantener su anonimato.

Ahora, gracias a una investigación del medio paraguayo El Surti, también sabemos que el gobierno le otorgó unos 300.000 dólares USD a una ONG evangélica llamada Decisiones. Una organización dedicada a difundir información falsa sobre sexualidad en charlas con miles de estudiantes en cientos de colegios públicos y privados de Paraguay a los que entregan materiales que cuestionan el uso de preservativos para prevenir el VIH y embarazos, y promueven supuestas terapias de conversión para personas gais.

El estreno americano de Las Herederas tampoco tuvo lugar en Paraguay, sino en Colombia (el 1 de marzo de 2018, durante el 58º Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias), país en el que obtuvo dos distinciones.

Era tal el aplauso internacional del filme que el ferviente nacionalismo populista de los políticos paraguayos motivó a algunas instituciones públicas a reconocer el éxito del proyecto, aun sin haber visto la película. La Junta Municipal de Asunción aprobó de forma unánime declarar como “Hijos Dilectos de la Ciudad de Asunción” a todo el elenco y equipo de producción de la película. Mientras que la Cámara de Senadores decidió entregar un reconocimiento al director Marcelo Martinessi y a la actriz Ana Brun.

Aquel día en el Senado de Asunción, el homenaje ilustró el trato que la cultura suele recibir en Paraguay por parte del Estado. Nadie aplaudió a los artistas cuando entraron al Congreso de su país. Al contrario, estos se cruzaron con una fila de legisladores del oficialista y conservador Partido Colorado, el mismo que sostuvo la dictadura, que salía para intentar dejar sin aforo un debate sobre una ley anticorrupción.

En la sala, entre murmullos, solo cerca de la mitad de los 45 senadores de Paraguay permanecieron para homenajear al director Martinessi, al productor Sebastián Peña Escobar y al elenco de actrices: Ana Brun, Margarita Irún y Ana Ivanova. Cuando algunos legisladores trataban de mantener la compostura y saludaban a Brun tras su discurso, una frase de una legisladora atravesó la cámara.

“Atentan contra la familia estas lesbianas partidas”, exclamó la senadora del opositor centroderechista Partido Liberal, Zulma Gómez, que sin sonrojo continuó escupiendo frases homófobas mientras se marchaba de la sala.

“Ojalá que (la senadora) vea la película y pague su entrada como cualquier otra persona porque lo que dijo la retrata a ella más que a nosotros”, dijo Martinessi a Equal Times en una entrevista.

Una nueva perspectiva

El 5 de abril de 2018, la cinta que visibilizaba la historia de dos mujeres lesbianas, sin estigmas ni victimismo, finalmente llegó a Asunción. Allí, los representantes más extremistas del autodenominado movimiento “pro vida”, como la Asociación de Usuarios y Consumidores del Paraguay (Asucop) llevaban ya meses promoviendo críticas contra el filme.

“Cuando venga esa película (a Paraguay) por supuesto que le vamos a dar con un caño”, dijo en la radio el portavoz de esta entidad, no reconocida por el Estado paraguayo, pero con influencia mediática debido al enorme espacio que le ofrecen los comunicadores conservadores.

El estreno fue un éxito, pese a las autoridades y el boicot de los grupos minoritarios. Y máxime si se tiene en cuenta que se trata de un país con una industria cinematográfica incipiente, que ha sido invisibilizado y excluido de la narrativa audiovisual del continente, que es el territorio que vivió la dictadura más larga de América Latina y que hoy busca explicarse a sí mismo desde nuevas miradas.

Su presentación en Paraguay fue una fiesta a la diversidad. No solo había actores y actrices. Dirigentes sociales de barrios humildes, artistas de toda clase y activistas se mezclaban con periodistas, diplomáticos, políticos del universo cultural de Asunción y trabajadores de la película que recorrieron la alfombra y fueron agasajados.

Las militantes de Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas, desfilaron con carteles que recordaban precisamente que las lesbianas privadas de libertad en la cárcel de mujeres más grande de Paraguay, el Buen Pastor, denuncian que les impiden tener visitas íntimas con sus parejas.

Las herederas nace de un momento de contradicciones en la vida de Martinessi y de días convulsos en Paraguay. Fue el primer director de la joven televisión pública del país suramericano y, por eso, vivió de cerca el abrupto fin del mandato de Fernando Lugo (2008-2012), el único gobierno progresista de la actual democracia que terminó con un juicio parlamentario promovido por sus aliados conservadores y la oposición. Un proceso calificado de “ruptura del orden Constitucional” por el Mercosur y otras organizaciones internacionales y que paralizó las políticas sociales emprendidas por el equipo de Lugo.

Lilian Soto, dirigente del partido feminista de Paraguay, Kuña Pyrenda, señaló que la obra le resultó “una película bellísima y dura porque coloca un espejo ante la sociedad paraguaya”.

“Nos confronta con el clasismo y la hipocresía social, muestra que ante lo rancio, sombrío y opresivo hay resistencias, búsquedas, deseo, solidaridad y aire fresco y que siempre hay salidas. Es un homenaje a las mujeres”, resumió Soto.