Las trabajadoras del hogar en la República Democrática del Congo se movilizan para mejorar sus condiciones de trabajo

Las trabajadoras del hogar en la República Democrática del Congo se movilizan para mejorar sus condiciones de trabajo

Guylaine, in this 7 February 2022 photo, works as a domestic employee in the city of Goma, in eastern DRC, to support her family and child. Her earnings amount to US$25 a month.

(Lebon Kasamira)

Victorine Muburwa ejerce de trabajadora del hogar –o dada, como se denomina habitualmente a estas mujeres en la República Democrática del Congo (RDC)– desde hace casi 13 años, después de que falleciera su marido y se quedara sola con dos hijos a su cargo. Como muchos trabajadores y trabajadoras del hogar, esta treintañera no ha firmado nunca un verdadero contrato de trabajo con su empleador. “En mi trabajo nunca he visto, ni he oído hablar, de un contrato. No tengo estudios, por lo que no podía imaginarme que también se necesitara un documento escrito firmado por el empleado y el empleador para llevar a cabo simples tareas del hogar”, explica a Equal Times.

En julio de 2021, Victorine se afilió a la Union des Femmes Domestiques du Congo (UFEDOC), una asociación de mujeres que se movilizan por el respeto de los derechos de las personas trabajadoras del hogar.

Victorine, que solo ha cursado los estudios de primaria, pensaba que el contrato de trabajo estaba únicamente reservado al personal de oficinas, empresas u organizaciones no gubernamentales. “Gracias a la UFEDOC, he descubierto que nuestro trabajo en el hogar es como cualquier otro trabajo y que el contrato escrito es indispensable para protegernos y evitar que alguna de las partes viole los acuerdos”, continúa Victorine.

Según una encuesta llevada a cabo en 2015 por la red de cooperación belgoafricana IDAY, la pobreza es la razón principal por la que se elige esta profesión, mientras que indica que el “17,6% de los trabajadores del hogar congoleños nunca han estado escolarizados. La cifra aumenta a 77% en la provincia oriental”. La falta de conocimientos sobre sus derechos y de comprensión de los mismos es uno de los factores que favorecen los abusos cometidos por los empleadores contra estas personas que trabajan a sus órdenes.

La UFEDOC, creada en 2018 gracias a la iniciativa de Alexandrine Nabintu y Linda Buleso, dos antiguas trabajadoras del hogar, tiene como objetivo luchar contra esta situación. A raíz de las dificultades que ellas mismas debían superar en el ejercicio de su profesión, tomaron conciencia del interés de crear una organización para la promoción de sus derechos y los de sus compañeros y compañeras. “Queremos contribuir a la reducción de la explotación y la violación de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras del hogar por un desarrollo sostenible”, comparte Nsimire Nyenyezi, coordinadora de la UFEDOC.

Solidaridad y sesiones de escucha

“Hemos logrado crear un comité con otras asociaciones de mujeres que han aceptado sumarse a la causa. El objetivo es transformarse en un futuro próximo en un sindicato dinámico y formal para reivindicar los derechos de los trabajadores del hogar”, comparte Charles Mihigo, responsable de movilización de la UFEDOC. La unión ya es miembro de la Federación Internacional de Trabajadores del Hogar (FITH).

Aunque el nombre de la organización solo hace referencia a las mujeres, también cuenta con hombres entre sus miembros efectivos. Reúne actualmente a más de 450 trabajadores y trabajadoras del hogar, les informa sobre sus derechos y sensibiliza a sus empleadores mediante la organización de visitas a domicilio. Sobre todo, organiza sesiones de escucha y consejo. Así, en estos grupos de discusión, las víctimas comprenden que no están solas.

“Algunas experimentan situaciones similares: el incumplimiento del acuerdo verbal, la privación de salario, las horas de trabajo excesivas, la desconfianza… Las organizamos en grupos de discusión en los que pueden compartir libremente las experiencias y aprovechan para descargar y, de este modo, curar sus heridas”, continúa la coordinadora.

“Después de haber constatado que la mayoría de los trabajadores están traumatizados y son maltratados en los hogares, e incluso son víctimas de abusos sexuales, también proponemos un acompañamiento psicosocial”, añade Nsimire Nyenyezi, que indica que en 2022 también se pondrá en marcha un acompañamiento jurídico.

“Para las trabajadoras del hogar resulta muy difícil denunciar estos casos, dado que trabajan aisladas y es su palabra contra la del agresor, y en general no hay testigos que las apoyen. Además, estas personas temen ser despedidas si denuncian un acoso sexual o una violación”, comparte Bora Francine, encargada de examinar los casos de violación en la UFEDOC.

Ratificar el Convenio 189 de la OIT

En la RDC, el trabajo informal está presente en cerca del 70% de las actividades económicas. Para las trabajadoras del hogar, la informalidad habitual no es una excepción. Sin embargo, se trata de una categoría de trabajadores vulnerables, ya que a menudo ejercen su profesión de manera aislada en hogares de particulares. Como su trabajo no está declarado, la remuneración de los trabajadores del hogar generalmente no se corresponde con la tasa diaria del salario mínimo interprofesional garantizado, que está fijado en 7.075 francos congoleños (es decir, 3,5 dólares estadounidenses) desde enero de 2018. Actualmente sus ingresos oscilan entre 20 y 50 dólares al mes, una cifra inferior a la que se percibe en los otros sectores de actividad.

La UFEDOC defiende una verdadera reglamentación del sector en la RDC y pide que el país ratifique el Convenio 189 de la OIT, de 2011, relativo al trabajo decente para los trabajadores y las trabajadoras del hogar. Hasta ahora solo 35 países lo han ratificado.

“Uno de los desafíos principales a los que nos enfrentamos es lograr la ratificación y la aplicación del Convenio número 189, lo que permitirá posteriormente ajustar la legislación y realizar progresos para los trabajadores y trabajadoras del hogar hasta que obtengamos el derecho a la jornada de trabajo de ocho horas, un salario mínimo y vacaciones remuneradas”, destaca Charles Mihigo.

Para Billy Mbuyi, jurista y defensor de los derechos humanos, las lagunas efectivas en las reglamentaciones locales son una de las causas fundamentales de la falta de protección para los trabajadores del hogar en la RDC.

“Cuando la legislación equipara a los trabajadores del hogar con el resto de los trabajadores, los trata como a cualquier otro trabajador, lo que hace que las características específicas del trabajo doméstico no se tomen en consideración”.

Según la encuesta de la IDAY, cuando se celebra un contrato verbal o escrito entre un trabajador del hogar y su empleador, las cláusulas se centran principalmente en las tareas que se ejecutarán, la cantidad fijada de remuneración y el tiempo de trabajo. Por el contrario, se constata que la duración y las horas de descanso no se mencionan, ni tampoco el acceso a la atención de salud.

Asimismo, aunque el código del trabajo reconoce que todas las categorías de trabajadores tienen derecho a un día de descanso semanal, en la práctica, este derecho a menudo no se respeta y queda sujeto a la buena voluntad del empleador. Lo mismo ocurre con las horas extraordinarias, que a menudo no están remuneradas.

Pascaline Ombeni, en la treintena y madre de cinco hijos, se enfrentó a esta situación cuando se desempeñaba como trabajadora del hogar en Goma: “Mi empleadora y yo acordamos que fregaría la casa, haría la colada, fregaría la vajilla y después volvería a casa. Sin embargo, unos días después, comenzó a añadir otras tareas y, de este modo, a prolongar mis horas de trabajo sin mencionar nuestro acuerdo verbal”.

Pascaline cuenta que ha habido momentos en los que tenía que trabajar hasta las 20 horas, sin que su empleadora le aumentara el salario. “Aunque soy madre de familia y mi salario apenas llegaba a los 25 dólares al mes, terminó diciéndome que trabajaría durante el día y pasaría la noche en su casa, ya que las tareas se acumulaban. No acepté y me despidió, privándome de dos meses de salario bajo el pretexto que había roto sus valiosas tazas y otros utensilios de cocina”, recuerda.

La duración de la contratación de un trabajador del hogar en la mayoría de los hogares es de uno a dos años. Por tanto, esta duración es relativamente corta. Solo una minoría (2,7% de los trabajadores del hogar) se queda con su empleador más de cinco años. Esto genera una gran movilidad entre los trabajadores del hogar.

This article has been translated from French by Raquel Mora