Los mineros reclaman una parte justa de las ganancias

 

“La minería es hoy en día la actividad industrial más importante en el mundo y tiene uno de los menores impactos medioambientales (…) Me gustaría que se nos conozca como la industria del desarrollo”.

Son los términos que empleó recientemente Mark Cutifani, Director Gerente de AngloGold Ashanti, en su intervención durante la conferencia ‘Mining for Change’.

Cutifani señaló que la industria minera global genera más del 45 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, ya sea directamente o a través de otras industrias

 

[caption id="attachment_2048" align="alignnone" width="530"]Mineros sudafricanos cantan y bailan agitando billetes en mina de platino Lonmin situada cerca de Rustenburg, Sudáfrica (AP Foto/Themba Hadebe)

[/caption]

El Director Gerente explicó con orgullo que la industria minera explota menos del 1 por ciento de la superficie terrestre, consume menos del 1 por ciento del agua del planeta y emite menos del 3 por ciento de los gases de carbono en el mundo.

Los ingresos generados por la minería contribuyen con el 11,5 por ciento al PIB global, y eso significa que las multinacionales del sector realizan enormes beneficios.

AngloGold Ashanti, por ejemplo, es un productor mundial de oro que cuenta con 21 operaciones en cuatro continentes y registró ingresos por valor de 50.400 millones USD en 2011.

En febrero de este año, el Sr. Cutifani alardeaba: “Con unos ingresos récord de 1.300 millones USD y un flujo de capital más fuerte que nunca antes, hemos conseguido sentar unos cimientos excepcionalmente sólidos sobre los que hacer crecer nuestro negocio”.

No es de extrañar por tanto que los trabajadores sudafricanos de AngloGold Ashanti, al igual que sus compañeros en Lonmin y en otras explotaciones mineras, exijan ahora una parte justa de esas ganancias, siendo su objetivo alcanzar un salario básico mensual de 12.500 rand (1.500 USD).

Según la agencia de noticias IRIN, muchos mineros ganan apenas 600 USD al mes y viven con sus familias “en cabañas de hojalata con una sola habitación apiñadas en un poblado a pocos metros de su lugar de trabajo”.

Los mineros suelen ser reclutados a través de intermediarios privados, de manera que las compañías quedan exentas del pago de pensiones y beneficios a los trabajadores.

La lucha se ha hecho viral

Al día siguiente de resolverse la huelga del jueves en la mina de Lonmin en Marikana, la empresa AngloGold Ashanti se vio afectada por un paro en la mina de Kopanang mine, situada a unos 180 kilómetros al sudoeste de Johannesburgo y que emplea a cerca de 5.000 trabajadores.

La protesta se produjo cuando Anglo American Platinum (Amplats) y Gold Fields intentaban que miles de sus propios trabajadores en huelga se reincorporasen al trabajo.

Amplats dio a sus trabajadores un ultimátum para que se reincorporaran al trabajo antes del turno de noche del jueves, declarando ilegal la acción de huelga. Pero el miércoles, mineros y residentes bloquearon las carreteras levantando barricadas con piedras y neumáticos ardiendo para impedir el paso a la policía. Los agentes emplearon gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes y procedieron a la detención de 22 huelguistas.

“Ninguno de los mineros quiere volver al trabajo, absolutamente ninguno”, comentó Gaddhafi Mdoda, representante de los trabajadores, ante la agencia de noticias AFP.

En la explotación minera de Gold Fields, cerca de Johannesburgo, 15.000 mineros iniciaron una huelga hace 11 días, ocasionando pérdidas de 1.400 onzas de oro al día.

Gold Fields, una de las cuatro mayores empresas mineras en función de su producción en 2011 y que explota minas en Sudáfrica, Australia, Ghana y Perú, está negociando actualmente con el National Union of Mineworkers (NUM).

“No se esperaba la huelga” indicó el portavoz de NUM, Lesiba Seshoka, respecto a la acción en AngloGold Ashanti, explicando que los mineros de toda la industria minera del país han querido seguir el ejemplo de la negociación salarial en Lonmin.

El precedente en Lonmin

El jueves, miles de mineros volvieron al trabajo en la mina de Lonmin en Marikana, tras poner fin a una huelga de seis semanas que desembocaría en el peor caso de violencia policial desde el fin del Apartheid, registrándose 34 muertos.

“Nos alegra volver al trabajo. Tenemos lo que queríamos”, indicó Yandisa Mehlo, de 37 años, a AFP.

Según el acuerdo, Lonmin ofreció una bonificación de R2.000 (242 USD), un incremento salarial medio del 11 por ciento a partir de octubre y un aumento del 22 por ciento para 4.000 operadores de máquinas perforadoras.

“Esperamos que otras empresas mineras realicen pronto ofertas similares al 22 por ciento de aumento que al parecer ha sido acordado entre Lonmin y los sindicatos y representantes de los trabajadores, evitando así que se repitan los eventos que han tenido lugar en Marikana”, afirmó la central sindical sudafricana Congress of South African Trade Unions (COSATU).

COSATU invitó a los trabajadores a poner fin a las divisiones entre el sindicato establecido, National Union of Mineworkers, el mayor afiliado de COSATU, y la Association of Mineworkers and Construction Union, una nueva organización que ha adquirido cierta influencia en el sector del platino.

Sin embargo, está aún por verse si los términos del acuerdo serán plenamente respetados o si los mineros tendrán que continuar luchando por obtener un salario decente.

Los empleadores dicen que el precedente establecido por Lonmin podría extenderse por un sector que debe ya hacer frente a unos costos laborales poco competitivos.

“Es de esperar que el efecto de contagio sea lo más limitado posible. Pero el problema es que podría sentar un precedente”, comentó un representante de la industria al Financial Times.

No obstante, las pérdidas económicas ocasionadas por las huelgas y los conflictos podrían ser aún mucho mayores.

El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, instó a una solución rápida del problema el pasado lunes, advirtiendo que este conflicto industrial había costado ya 500 millones a la mayor economía de África.

Más allá de Sudáfrica 

Otra lucha importante, aunque algo distinta, está teniendo lugar de momento en Bolivia, país con un suelo rico en minerales.

El martes, un minero estatal perdió la vida y otros nueve resultaron heridos durante una manifestación organizada por las cooperativas mineras en La Paz.

Lanzaron varios cartuchos de dinamita contra las oficinas del sindicato en la zona de El Prado, uno de los cuales alcanzó a Hector Choque, quien falleció tras haber permanecido varias horas en coma, según informó la agencia de noticias española EFE.

El ataque ocurrió durante una manifestación en La Paz de más de 17.000 mineros de las cooperativas independientes.

Guarda relación con una disputa por el control de la mina de estaño y zinc de Colquiri, nacionalizada por el gobierno socialista de Evo Morales en junio pasado. La mina había sido anteriormente privatizada y vendida al gigante suizo Glencore.

Los mineros de las cooperativas reclaman el control de una rica veta de Colquiri, situada a unos 250 kilómetros al sur de La Paz.

Pero los trabajadores estatales se oponen y han ocupado la explotación para impedir el acceso a los cooperativistas.

Más de 200 policías antidisturbios fueron desplegados para custodiar las oficinas sindicales y tuvieron que lanzar gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.

El Viceministro del Interior, Jorge Pérez, afirmó que se había perdido “la vida de un hermano” y denunció “el enfrentamiento y la intransigencia” de los manifestantes, instando a ambos bandos a reunirse con representantes del Gobierno para iniciar un diálogo de reconciliación.