Los olvidados de las elecciones alemanas: los trabajadores pobres

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“Nuestras reivindicaciones para las elecciones legislativas”. La frase se proyecta sobre una pantalla detrás del estrado en el centro comunitario de un barrio de viviendas sociales en el extremo oriental de Berlín, a unas semanas de las elecciones parlamentarias alemanas previstas para el 24 de septiembre.

La sección local de la confederación sindical alemana, la Deutscher Gewerkschaftsbund (DGB), invitó a tres candidatos de los partidos de izquierda, el Partido Socialdemócrata (SPD), el Die Linke (izquierda radical) y los Verdes, para que vinieran a hablar de su programa en el ámbito laboral.

En este barrio pobre de torres y bloques de viviendas grisáceos, el partido que tradicionalmente ocupa los primeros lugares en los comicios es el de izquierda neocomunista Die Linke. En las últimas elecciones parlamentarias de 2013 obtuvo casi el 33% de los votos. La extrema derecha también está bien implantada. Hace cuatro años, el 4% de los votantes de este barrio depositó en las urnas una papeleta a favor del partido neonazi NDP (Nationaldemokratische Partei Deutschland) y más del 6% votó por el partido entonces recién creado como “alternativa para Alemania”, el AfD (Alternative für Deutschland).

Este último ha terminado por decantarse claramente hacia la extrema derecha, defendiendo posiciones xenófobas, islamófobas, homófobas, contra los derechos de las mujeres y estrechando lazos con grupos como el Pegida (Patriotas europeos contra la islamización de occidente), que en 2014 organizaron manifestaciones islamófobas en el este del país.

En las elecciones locales de 2013, el AfD casi cuadruplicó su baza en este barrio de Berlín-Marzahn, alcanzando el 23% de los votos.

Este día de agosto, sobre el podio, ante una audiencia de un centenar de personas, donde las tres cuartas partes parecen tener más de 60 años, el dirigente sindical destaca la situación aún precaria de muchos trabajadores de la capital alemana. Petra Pau, miembro de Die Linke en el Bundestag desde 1998, critica las diferencias de salarios que siguen existiendo entre los trabajadores de la parte occidental y la oriental de Alemania, desigualdades que figuran hasta en los textos de los convenios colectivos sectoriales.

La sección sindical nunca tuvo la intención de invitar a la candidata del AfD a venir a expresar sus ideas. Sin embargo, ella se hizo presente en la sala con un grupo de hombres aparentemente militantes del partido que parecían decididos a perturbar la reunión, interrumpiendo a los moderadores, comentando todas las intervenciones orales con voz lo suficientemente alta como para impedir que una parte de los asistentes escuchara las palabras de los oradores.

En este barrio desfavorecido de Berlín, donde la tasa de desempleo se sitúa el 9,4% (en comparación con el 5,6% de la media nacional), el nuevo partido alemán de extrema derecha ha encontrado un terreno fértil. Aun cuando sus dirigentes y la mayoría de sus activistas tienen diplomas y viven en la abundancia, el AfD atrae a numerosos votantes entre los alemanes en situación de mayor precariedad.

Los espejismos del milagro económico alemán

No cabe duda de que existen en Alemania personas que viven en situación precaria. En el plano mundial, la situación económica de la Alemania de 2017 es muy buena, con una de las tasas de desempleo más bajas de Europa y una economía en crecimiento. No obstante, estas cifras positivas ocultan una realidad contradictoria.

Por ejemplo, según la agencia de empleo alemana, la tasa de desempleo del país es del 5,6%, es decir, 2,5 millones de personas; a su vez, la tasa de “subactividad” alcanza el 7,7%, lo que representa 3,5 millones.

Entre las personas consideradas como “subocupadas”, motivo por el cual no son contabilizadas como “sin empleo”, se encuentran, por ejemplo, los desempleados de larga duración mayores de 58 años, los desempleados que siguen un programa de formación o cualificación, o los que tienen un “empleo a un euro”, este tipo de empleos a tiempo parcial y de duración limitada son remunerados un euro por hora más en relación con el ingreso mínimo.

“Para los desempleados, sigue resultando difícil encontrar trabajo”, señala Jörg Böhm, presidente voluntario de la asociación de personas sin empleo en Mecklenburg-Pomerania Occidental, el estado-región alemán, al noreste del país, uno de los más afectados por el desempleo al presentar una tasa superior al 8%.

“Las personas que dejan de figurar en las estadísticas de desempleo en nuestra región a menudo no lo hacen porque encuentren un empleo, sino porque han dejado de ser consideradas como activas, ya sea por causa de envejecimiento, por lo que se considera que dejan de buscar empleo, o porque se ocupan del cuidado de niños o ancianos en casa”, añade Jörg Böhm.

Las cifras de desempleo alemanas son sin duda alguna mucho mejores que hace quince años, cuando superaban el 10%.

Pero todavía hay mucha gente en Alemania en situación de cuasidesempleo o de empleo extremadamente precario. Por ejemplo, nunca había habido tantos trabajadores temporales como hoy día. Y el país cuenta con 7 millones de trabajadores de bajos salarios.

Se esperaba que la introducción de un salario mínimo nacional para todos a partir del 1 de enero de 2015 ayudara a combatir la proliferación de los bajos salarios en Alemania. Sin embargo, este salario mínimo es bajo, es decir, 8,84 euros brutos (10,4 USD) por hora desde principios de 2017, mientras que el salario mínimo francés, por ejemplo, asciende a 9,76 euros brutos (11,5 USD) por hora. Además, los desempleados de larga duración no tienen derecho al salario mínimo durante los seis primeros meses de su contratación. “A menudo los contratos de los desempleados de larga duración no duran más de seis meses, por lo que de nuevo se encuentran en paro”, comenta Jörg Böhm.

Trabajadores pobres, el desempleo, ¿qué dicen los partidos sobre estos temas? El partido CDU (Christliche Demokratische Union) de la canciller Angela Merkel inscribe el lema “Por un trabajo de calidad y buenos salarios” en sus carteles y su programa tiene como objetivo el pleno empleo para 2025. Pero la canciller no ha dicho nada sobre el destino que depara a los trabajadores pobres.

Por su parte, el SPD quiere extender la duración del subsidio de desempleo para las personas en período de formación, lo que significa dar marcha atrás a las reformas Hartz, introducidas a principios de la década de los años 2000 por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder. Estas reformas redujeron drásticamente las prestaciones de desempleo y abrieron la puerta de par en par a una economía de trabajadores de bajos salarios en Alemania.

Los Verdes exigen un aumento del salario mínimo, sin decir cuánto, y una cobertura más amplia de los trabajadores por parte de los convenios colectivos sectoriales. Die Linke quiere un salario mínimo de 12 euros brutos (14 USD) por hora y un ingreso mínimo básico para los desempleados de 1.050 euros (1.239 USD).

Sin embargo, en los sondeos, el partido de izquierda radical no logra superar el 8% de la intención de voto, es decir, los resultados que obtuvo en 2013. Los Verdes también parecen limitarse a un 7-8%. El SPD asciende a un 24%. Su candidato, Martin Schulz, había despertado inicialmente una ola de entusiasmo al ser postulado en enero. Pero el antiguo librero, presidente del Parlamento Europeo desde 2012 y eurodiputado en Bruselas desde 1994, no ha logrado mantener este entusiasmo.

De hecho, es el CDU, el partido de Angela Merkel, el que sigue encabezando los sondeos con casi el 40% de la intención de voto. La unión de diferentes partidos de izquierda para formar un gobierno de coalición en alianza con los socialdemócratas, los Verdes y Die Linke, parece cada vez menos probable.

Por su parte, Angela Merkel, canciller desde 2005, parece tener todas las posibilidades de encaminarse con paso firme a un cuarto mandato.

El partido AfD, entretanto, acreditado con entre un 7 a un 10% de intenciones de voto, debería, según todas las expectativas, hacer su entrada bajo la cúpula de cristal del Bundestag.

“El miedo al desempleo y el sentimiento de inseguridad frente al futuro benefician a los populistas de extrema derecha”, analizó el presidente de la confederación sindical alemana, Reiner Hoffmann, ante la perspectiva de que un partido de este cuño pueda ingresar en el Parlamento alemán.

“Nuestra respuesta puede ser solamente: más seguridad para los trabajadores asalariados gracias a los convenios colectivos y mediante la codecisión en las empresas, un mercado de trabajo que promueva buenas condiciones de trabajo y reduzca el trabajo precario. Aquellos que desean más empleo temporal, empleo más precario, más desregulación del tiempo de trabajo, no han comprendido lo que aquí está en juego”.

This article has been translated from French.