Los trabajadores del saneamiento de la India, estigmatizados y explotados, ven cómo la pandemia empeora sus condiciones

Los trabajadores del saneamiento de la India, estigmatizados y explotados, ven cómo la pandemia empeora sus condiciones

A man walks past a painted mural dedicated to Covid-19 essential workers on a wall along a road in Hyderabad, India on 28 July 2021.

(AFP/Noah Seelam)

Son apenas las 5 de la mañana y Borun Haari* ya está en las calles de Calcuta empujando su carro de basura. Es recogedor de basura a domicilio y limpiador de calles, y trabaja desde hace 10 años para la Corporación Municipal de Calcuta con un contrato temporal renovable.

Su fina mascarilla blanca le cuelga por debajo de la nariz mientras barre las calles en zapatillas, recogiendo basura y colocándola en su carro. Con sus desgastados guantes de goma rojos Borun sujeta los desechos ante los que se detiene cada dos por tres: mascarillas, guantes, bastoncillos de algodón usados y demás residuos, posiblemente contaminados, que han sido arrojados de forma imprudente a la vía pública.

Con un sueldo de 9.000 rupias INR mensuales (cerca de 102,70 euros) que utiliza para mantener a su familia de cinco miembros, Borun señala que ni a él ni a sus colegas se les han aplicado los diversos confinamientos por coronavirus: “Tenemos que desempeñar nuestras labores en todo momento y lugar, de lo contrario, antes de que la pandemia pudiera matarnos, nosotros y nuestras familias moriríamos de hambre”.

Calcuta ha sido una de las ciudades de la India más afectadas durante la espantosa segunda ola de una pandemia que oficialmente ha provocado cerca de 443.960 muertes (a fecha de 15 de septiembre), aunque los científicos auguran que esta cifra podría ser en realidad 10 veces superior a la de los registros oficiales.

Los aproximadamente 5 millones de trabajadores del saneamiento de la India –desde recogedores de basura hasta limpiadores de hospitales, pasando por trabajadores de crematorios y alcantarillado– han desempeñado un papel absolutamente crucial en la lucha contra un virus que ha llevado a la India a ser uno de los países más afectados del mundo.

Sin embargo, en lo que respecta a salarios, condiciones de trabajo y el trato que reciben por parte de sus empleadores y de la población en general, los trabajadores del saneamiento “siguen estando en el estrato más bajo de la sociedad”.

Por otra parte, debido al aumento del número de pacientes de covid-19 a quienes se recomienda hacer cuarentena en casa, las familias están generando más residuos de lo habitual, en su mayoría potencialmente peligrosos. “Esto ha obligado a eliminar los residuos infecciosos a través del circuito municipal de gestión de residuos. Pero los recogedores de basura no cuentan con una protección ni formación adecuadas para manipularlos, y eso les expone a mayores riesgos de infección que a los demás”, afirma Priti Mahesh, coordinadora principal de programas de Toxic Link, un grupo de investigación, política y defensa, sin ánimo de lucro, con sede en Delhi, que trabaja en la gestión de residuos. Los materiales desechados por los pacientes de covid-19, que personas como Borun tienen que recoger a diario sin disponer de la protección adecuada, pueden actuar como transmisores del virus.

“Siempre se han distanciado socialmente de nosotros”

Al igual que en muchos otros países donde políticos y gobiernos oportunistas han rebautizado a los trabajadores de los servicios básicos mal remunerados como “héroes” de la “guerra contra la covid”, los “guerreros de la covid” de la India –profesionales sanitarios, bomberos, trabajadores ferroviarios, trabajadores postales y otros trabajadores de servicios básicos– reciben infinidad de elogios públicos. Sin embargo, dado el estigma histórico y social que pesa sobre el trabajo de saneamiento como algo realizado por quienes se considera que pertenecen a castas inferiores e “impuras” (los denominados “intocables”), los trabajadores de este sector reciben muy poco apoyo en lo que a equipos de protección, salarios dignos o incluso respeto básico se refiere.

“El año pasado, inmediatamente después de la aparición de la covid, nos entregaron en una ocasión una mascarilla y un par de guantes, pero desde entonces no nos han dado nada”, explica Borun, cuyos comentarios dejan patente que los safai karmacharis (también denominados safai karamcharis y safai karmcharis, que significa “trabajadores del saneamiento” en hindi) no están recibiendo equipos de protección nuevos ni adecuados, pese a las obligaciones de sus empleadores. Borun afirma asimismo que algunos de sus compañeros contrajeron la enfermedad pero tuvieron que volver al trabajo tras solo 14 días de baja. “Tras presentar el certificado de covid con resultado positivo se les pagó el sueldo, pero dígame: ¿es posible recuperarse de una enfermedad tan mortífera en un período tan corto de tiempo?”, pregunta.

Todas las mañanas, seis días a la semana, Borun va con su carro al tiempo que hace sonar un silbato para avisar a la gente de su presencia y pasa por las casas para recoger la basura. Los habitantes de la localidad son reacios a acercarse a Borun y a su carro para depositar la basura. Algunos la dejan delante de su puerta, mientras que otros la arrojan desde balcones, ventanas y puertas, apuntando al carro pero a menudo fallando, lo que obliga a Borun a apurarse para recoger los deshechos desperdigados.

Sabe que el distanciamiento social es necesario para vencer al coronavirus, “pero ¿quizás no se han distanciado siempre de nosotros?”, pregunta secamente.

Según una investigación sobre el impacto de la covid-19 en los trabajadores del saneamiento de la India realizada en junio de 2020 por Dhamma Darshan Nigam y Sheeva Dubey, el 95% de dichos trabajadores proceden de los sectores demográficos socialmente más desfavorecidos. “Pertenecen tradicionalmente a determinadas castas que siempre se han situado en el estrato más bajo de la sociedad y han estado marginadas y estigmatizadas”, afirma Pragya Akhilesh, secretaria del sindicato All India Bhim Safai Karamchari Trade Union (AIBSKTU).

La pandemia ha puesto por tanto de manifiesto la contradicción inherente al hecho de que este trabajo vital siga estando enormemente devaluado, debido en gran parte a la condición social de las personas que lo realizan. Aunque la discriminación por motivos de casta en la India está totalmente prohibida desde 1950, los prejuicios, abusos y estratificación social basados en la casta siguen siendo moneda corriente, y millones de personas siguen viéndose privadas del derecho a la educación, a una vivienda digna y a un trabajo decente debido a una posición social que se determina en el momento de su nacimiento.

Según VK Madhavan, director ejecutivo de WaterAid India, los recogedores de basura, los trabajadores del saneamiento y los barrenderos son algunos de los grupos profesionales más vulnerables. “Su vulnerabilidad ha aumentado considerablemente durante la pandemia”. La mayoría de ellos trabaja de manera informal, como consecuencia de lo cual los trabajadores del saneamiento no tienen acceso a las medidas de seguridad social ni disponen de recursos económicos suficientes para hacerse un test o recibir algún tipo de atención sanitaria en relación con la covid. Enfermar también supone una pérdida de salario y de oportunidades para ganar dinero. “Además suelen ser percibidos como posibles portadores del virus y se les estigmatiza aún más”, afirma.

En definitiva, pese al protagonismo que ha adquirido la salubridad durante la pandemia, las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores del saneamiento de la India no han experimentado ninguna mejora significativa. Los sueldos siguen siendo exiguos, no disponen de viviendas adecuadas donde alojarse, están desnutridos y a menudo carecen de acceso al agua potable. “Por consiguiente, desarrollan sistemáticamente numerosos problemas de salud, lo cual les hace más propensos a contraer la covid”, señala Akhilesh.

Hasta “un 70% de muertes por covid”

Según una estimación obtenida mediante las consultas públicas llevadas a cabo por AIBSKTU con más de 3.000 trabajadores del saneamiento de toda la India, al menos “el 70% de los pacientes que fallecieron durante la segunda fase de la covid-19 [de marzo a junio de 2021] eran trabajadores del saneamiento y familiares de estos”, sostiene Akhilesh, que asegura que, durante la primera ola, cerca del 30% de las personas que murieron por covid eran trabajadores del saneamiento y familiares de los mismos.

Aunque no se dispone de datos del Gobierno central para corroborar estas cifras, las estadísticas publicadas por Indian Express en marzo de 2021 muestran que la mitad de los trabajadores municipales que fallecieron en Delhi durante el primer año de la pandemia eran trabajadores del saneamiento. “Hemos escrito a varios organismos municipales y Gobiernos estatales [para tratar de recabar estadísticas nacionales] pero de momento nadie nos ha proporcionado cifras”, explica M. Venkatesan, presidente de la National Commission for Safai Karamcharis (NCSK), establecida para examinar, supervisar y formular recomendaciones sobre las condiciones de trabajo, las condiciones de vida y los salarios de los trabajadores de los servicios de saneamiento. Sin embargo, como órgano no estatutario cuyo mandato se renueva cada tres años, la NCSK carece de poder judicial para presionar a los Gobiernos locales, estatales o federales en lo que respecta a la aplicación de sus políticas.

Diversos Gobiernos estatales han anunciado indemnizaciones de entre 2,5 y 5 millones INR (aproximadamente entre 28.500 y 57.000 euros) para las familias de los trabajadores del saneamiento fallecidos a causa de la covid, pero no existen datos de los importes abonados hasta ahora. Además, “conseguir un certificado que demuestre que un trabajador de saneamiento ha fallecido por covid es una tarea hercúlea debido a las dificultades técnicas que conlleva”, señala Babban Rawat, vicepresidente del NCSK. Resulta irónico que, pese a lo sumamente importantes que son los trabajadores del saneamiento en la lucha contra la covid, en los registros de defunción rara vez se especifica que sus muertes guarden relación con el coronavirus, y así las autoridades se libran de tener que indemnizar a las familias.

El estudio de Nigam y Dubbey de junio de 2020 también muestra que el carácter generalmente temporal de los trabajos de saneamiento es una de las principales razones de la pésima situación de los trabajadores del sector.

El estudio señala que “una vez que los trabajadores se desvinculan del Gobierno, la responsabilidad de garantizarles derechos y servicios se traslada a los contratistas, y estos pueden infringir fácilmente las normas porque su trabajo no está prácticamente sometido a ningún control”.

Confirmando las conclusiones anteriores, Raghu Balmiki*, limpiador y recogedor de basura subcontratado, que trabaja para la Corporación Municipal de Kanpur en Uttar Pradesh, explica a Equal Times: “A menudo nos vemos obligados a trabajar entre 14 y 16 horas al día, cuando en principio solo deberíamos trabajar ocho. No nos pagan ningún extra ni recibimos el salario mínimo estipulado por el Gobierno estatal”. Raghu cuenta que gana unas 7.500 INR (cerca de 85,40 euros) mensuales. Eso no es suficiente para alimentar a su familia, pero los trabajadores como él temen protestar por miedo a perder su empleo.

Su compañero Raju Parihar* admite que le da miedo volver a casa y estar con su familia después del trabajo. “Mi casa es un espacio minúsculo y destartalado en el que conviven a duras penas mis tres hijos, mi mujer y mi anciana madre. Después de todo a lo que me expongo en el trabajo, no quiero que sus vidas corran peligro por entrar en contacto con ellos”. Dice que prefiere dormir en un refugio fuera de la casa para mantener a su familia a salvo del coronavirus.

Raghu recuerda además un incidente que se produjo cuando pidió un vaso de agua en una casa donde recogía basura durante el período de confinamiento. “La empleada del hogar llegó, mantuvo el vaso de agua apartado a medio metro de mí y se marchó diciéndome que me quedara con el vaso. Así es como nos recompensa la gente a la que servimos”, se lamenta.

La pantomima de la falsa glorificación

Según el galardonado activista Bezwada Wilson, lo primero que necesitan los trabajadores del saneamiento es material de seguridad adecuado, en particular mascarillas, guantes, calzado protector y equipos de protección individual (EPI). Wilson es uno de los fundadores de Safai Karmachari Andolan, un sindicato que desde 1993 ha estado protegiendo a los trabajadores del saneamiento y haciendo campaña para poner fin a la práctica del vaciado manual de letrinas (retirada de excrementos humanos de los retretes sin cisterna). Al principio de la pandemia muchos empleadores entregaron a sus trabajadores mascarillas y guantes de mala calidad como gesto simbólico, pero desde entonces no les han dado gran cosa, dice Wilson.

Cuenta a Equal Times que llegó a ver a trabajadores en zapatillas realizando ritos funerarios en los crematorios para fallecidos por la covid: “Es triste que nadie entienda la vulnerabilidad a la que se exponen. Durante la pandemia el sindicato proporcionó 10.000 kits de protección a los trabajadores de crematorios, depósitos de cadáveres y alcantarillado, pero tenemos nuestras limitaciones”.

Wilson afirma además que, desde que estalló la pandemia, las trabajadores sanitarios de estas categorías han estado trabajando todos los días sin descanso. Recuerda haber visto a limpiadores trabajando con fiebre que, a lo sumo, descansaban un rato bajo un árbol y proseguían con su trabajo.

“Leemos informes de gente que les lanza flores y guirnaldas desde sus terrazas. Esta falsa glorificación es una burla para ellos. ¿Las flores y las emociones se traducen quizás en una mejor remuneración o en mejores condiciones?”, se pregunta con escepticismo.

La situación no es mucho mejor para el personal sanitario de hospitales y centros de cuarentena, según explica Ranbir Balmiki, coordinador de AIBSKTU que además es limpiador de hospitales y ha trabajado durante toda la pandemia. Señala que, para la realización de su trabajo, los médicos y el personal sanitario, a quienes se ha alabado por los servicios prestados a los pacientes de covid, dependen en gran medida de los limpiadores y demás personal auxiliar. Y, sin embargo, estos son los que menos medidas de protección y seguridad tienen. Además, a diferencia del resto del personal sanitario, tampoco están formados para desempeñar funciones especializadas como, por ejemplo, la manipulación de desechos biológicos.

Balmiki y sus colegas trabajan en varios hospitales de Uttar Pradesh. Cuando la segunda ola de covid alcanzó su máximo a principios de este año, se registró una cifra inaudita de muertes, y no había nadie para deshacerse de los cadáveres –salvo los limpiadores–. “Dado que [con objeto de limitar los contagios] los hospitales se negaban a entregar los cuerpos de los fallecidos a los familiares para realizar los ritos funerarios, no solo llevábamos a los muertos del hospital a las ambulancias, sino que, en la mayoría de los casos, también cavábamos sus tumbas junto a las riberas de los ríos y los incinerábamos. Todo eso lo hacíamos sin EPI ni guantes”, recuerda.

Como solución inmediata a algunos de los problemas a los que se enfrentan los trabajadores del saneamiento durante la pandemia, el NCSK les solicita que se sometan a revisiones sanitarias periódicas y que se les vacune con carácter prioritario. “Hay que acabar con el régimen contractual de los trabajos de saneamiento: es preciso que se les proporcione un contrato fijo. También hace falta una política de bienestar unificada que los vincule a los regímenes públicos de seguros de salud y accidente”, recalca Venkatesan.

Wilson afirma que hay que poner a disposición de los trabajadores del saneamiento subvenciones de emergencia relacionadas con la covid y que deben recibir el mismo trato que otros trabajadores de primera línea, como los médicos o los enfermeros, que reciben un salario mínimo, un EPI adecuado y un horario de trabajo regularizado. Los investigadores Nigam y Dubey afirman, además, que los trabajadores del saneamiento deben ser considerados profesionales y recibir formación en materia de gestión de residuos, prácticas de saneamiento seguras y manejo de la tecnología de saneamiento.

Balmiki, de AIBSKTU, insta a que se mejoren sus condiciones de vida para que, por lo menos, puedan volver a casa de forma segura y contar con un alojamiento digno tras una jornada de labor crucial para salvar vidas. “Dados los riesgos que implica su trabajo, se les deben proporcionar condiciones de salubridad adecuadas, acceso a agua potable y servicios médicos apropiados”, afirma. También deben ganar, por lo menos, el salario mínimo fijado por los respectivos Gobiernos estatales.

*Nombre ficticio

La realización de este reportaje ha sido posible gracias a la financiación de Union to Union, una iniciativa de las uniones sindicales suecas LO, TCO y Saco.