Saltan chispas en Reino Unido por luz verde a perforaciones mediante “fracking”

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En Reino Unido se esperan confrontaciones relacionadas con el fracking después de que una resolución histórica abriera la puerta a las primeras perforaciones en cinco años.

El Gobierno ha respaldado varios proyectos muy polémicos de extracción de gas pizarra en varias zonas del norte de Inglaterra, lo cual ha provocado protestas de las comunidades, activistas y trabajadores.

A principios del mes de octubre, el Gobierno de Reino Unido revocó la decisión de un ayuntamiento en Lancashire de prohibir realizar perforaciones de prueba a la empresa de gas y petróleo Cuadrilla Resources.

Los que se oponen a esta polémica práctica (mediante la cual se extrae el gas pizarra bombeando líquidos llenos de sustancias químicas en el subsuelo a través de la fractura hidráulica o fracking) aseguran que podría provocar la contaminación de acuíferos y un mayor riesgo de lesiones y muertes en el trabajo debido a accidentes y explosiones.

El fracking se suspendió en 2011 en toda Inglaterra después de que la empresa Cuadrilla admitiera que sus actividades de perforación en un pozo cerca de Blackpool habían provocado microseísmos. En 2012 se anuló la moratoria, pero desde entonces numerosos funcionarios locales han denegado solicitudes de perforación o las han retrasado a través de recursos judiciales. Las moratorias se mantienen en Escocia y Gales y el fracking está prohibido en Irlanda del Norte.

La decisión de Sajid Javid, secretario de Estado para las Comunidades, de revocar la prohibición del ayuntamiento de Lancashire permitirá a la empresa Cuadrilla perforar los primeros pozos horizontales de Gran Bretaña, a pesar de las más de 18.000 quejas que han hecho llegar los habitantes locales.

Haciéndose eco de las declaraciones del ex primer ministro David Cameron, según las cuales el Gobierno “va a apostar todo al gas pizarra”, Javid prometió: “Vamos a tomar las grandes decisiones que son importantes para el futuro de nuestro país, para construir una economía que funcione para todos, no solo para unos pocos privilegiados”.

El director ejecutivo de Cuadrilla, Francis Egan, envió un firme mensaje a otras empresas de gas pizarra que están intentando convencer a las comunidades y los ayuntamientos locales.

“Sin duda otra gente presentará solicitudes de planificación. Esto demuestra que se pueden y se deben aprobar”, declaró Egan.

Una semana después de que el Partido Laborista británico prometiera prohibir todos los proyectos de fracking si llegaba al poder, Barry Gardiner, ministro de Energía del gabinete en la sombra, afirmó que la decisión “acabaría” con los deseos de las comunidades y supondría un riesgo añadido: dejar a Gran Bretaña estancada con la anticuada energía derivada de los combustibles fósiles.

“Las propias cifras de Cuadrilla sobre los puestos de trabajo demuestran que serían empleos muy temporales y sus afirmaciones de que el fracking tendría como resultado unas facturas energéticas más bajas ya han sido desacreditadas”, explicó Gardiner en un comunicado de prensa.

Asimismo, miles de quejas de las comunidades cayeron en saco roto en mayo, cuando el ayuntamiento de Yorkshire del Norte aprobó un proyecto de fracking de la empresa británica Third Energy cerca de Ryedale.

El 97% de dicha empresa es propiedad de la multinacional bancaria Barclays. Esta semana los activistas están organizando una serie de protestas contra dicho banco por su implicación en el fracking.

Además, la multinacional petroquímica Ineos tiene planeados 30 nuevos proyectos de perforación para los próximos 12 meses, con cinco propuestas para antes de Navidad. Ineos ha sido muy criticada por sus planes de verter aguas residuales del fracking en el mar y por prohibir las pausas para el té de la mañana a los trabajadores de su planta escocesa.

Se esperan más perforaciones con fracking. Las peticiones, manifestaciones y recursos judiciales casi se han agotado. Por tanto, los ecologistas de todo el país han hecho un llamamiento para lograr “una escalada de las tácticas de acción directa”.

Al Williams, de la organización para la justicia climática Reclaim the Power, advirtió que es posible que la gente tenga que arriesgarse físicamente para detener las perforaciones.

“Entre las acciones directas que han sido eficaces para detener los proyectos de fracking se encuentran las acampadas para ocupar lugares amenazados, los bloqueos, atarse a las máquinas y cualquier intento de ralentizar o impedir el progreso de sus actividades”.

El cambio radical en la postura del Gobierno para permitir el fracking en el subsuelo de los parques nacionales británicos ha ayudado a reforzar la determinación de los activistas, al igual que el plan de la primera ministra Theresa May de otorgar pagos en efectivo a los lugareños afectados por la fractura hidráulica, una medida que equivale a “un soborno”, según la organización ecologista Amigos de la Tierra, sección británica, Friends of the Earth UK.

La organización de vigilancia en el ámbito de la transparencia Spinwatch también ha manifestado su preocupación por el apoyo gubernamental al fracking, debido a la influencia que ejercen los grupos de presión de la industria y a las “puertas giratorias” entre los departamentos gubernamentales y las empresas extractoras.

 

La perspectiva de los trabajadores

Al aprobar la perforación en Lancashire, el Gobierno afirmó que el fracking crearía 64.000 puestos de trabajo. Sin embargo, dicha cifra no se corresponde con los cálculos de la central sindical británica Trades Union Congress (TUC) que ascenderían a 32.000, una cifra respaldada por los propios asesores del Gobierno.

Además de la TUC, algunos de los mayores sindicatos de Reino Unido (Unite, Unison y el Public & Commercial Services Union) se oponen al fracking o apoyan una moratoria del mismo. Como era de prever, el sindicato GMB, que representa a los trabajadores del gas, apoya la expansión de la industria.

El secretario general de GMB, Stuart Fegan, citó la seguridad e independencia energética respecto a regímenes extranjeros “liderados por esbirros, verdugos y matones” como la razón principal para apoyar las futuras prospecciones.

Equal Times entrevistó al profesor Sean Sweeney, coordinador de la iniciativa Sindicatos por la Democracia Energética con sede en EE UU, que ha sido testigo del impacto que ha provocado el boom del fracking en numerosas comunidades de los estados orientales de Estados Unidos.

“Soy británico de origen y pensar en la posibilidad del fracking en Inglaterra es bastante aterrador”, explicó. “Pennsylvania tiene una quinta parte de la densidad de población de Lancashire y la idea de que allí se pueden llevar a cabo fracturas hidráulicas de alto volumen hace que salten todas las alarmas”.

El profesor Sweeney declaró que, al oponerse a los proyectos de extracción en sus comunidades, ahora los activistas de base estaban estableciendo el vínculo entre el trastorno a nivel local y el contexto más amplio del debate climático, como se puede observar en el actual enfrentamiento en el estado de Dakota por la construcción de un oleoducto.

“Lo que está ocurriendo ahora en todas partes es que, a medida que los proyectos energéticos no convencionales afectan a más gente y provocan conflictos sociales más graves, esto se está convirtiendo en la típica situación de: o estás con nosotros o contra nosotros”.

“Pero aparte de las muertes y accidentes de trabajadores, la interrupción del tráfico, los riesgos de contaminación de acuíferos, las llamaradas en la noche y las consecuencias sismológicas, la energía del gas pizarra simplemente es incompatible con los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático firmado por Reino Unido”.

El profesor Sweeney explicó que el fracking se ha promovido como una alternativa más limpia en la transición energética desde el carbón. Sin embargo, aseguró que las investigaciones más recientes demuestran que el boom del gas en Estados Unidos (y el hecho de que el metano de las emisiones de gas retiene 86 veces más calor atmosférico que el dióxido de carbono durante un período de 20 años) sería peor que el carbón para las emisiones de gases de efecto invernadero durante la transición.

“La eficacia de la industria del gas ha mejorado, pero debido al enorme volumen de las perforaciones de gas, lo que ahora tenemos es una emergencia a nivel mundial debido al metano”, concluyó.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.