“No dejar a nadie atrás” en la lucha contra la extrema pobreza

“Empecé a trabajar a los seis años. He vivido momentos muy difíciles. Ya no quiero ser pobre. No quiero que me llamen más pobre. Hermanas y hermanos de todo el mundo, sigamos trabajando con lucha y con fuerza para que nuestros hijos no lleven la vida miserable que hemos vivido durante mucho tiempo”.

Estas fueron las palabras de Juan Carlos Baltazar, de Bolivia, durante su participación como delegado en el seminario organizado en junio de 2013 por ATD Cuarto Mundo en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

La emotiva intervención de Juan Carlos fue acogida con una gran ovación por parte de todos los presentes, incluyendo embajadores de los cuatro continentes presentes en el estrado, y fue ampliamente difundida en las redes sociales.

Trece años antes, en septiembre del año 2000, las Naciones Unidas presentaron los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para el período de 2001 a 2015. El primer objetivo trataba de reducir en un 50% el número de personas que viven con menos de 1,25 dólares USD al día (alrededor de 1,06 euros). Cuando la información sobre los nuevos objetivos llegó hasta las zonas de extrema pobreza, la reacción fue dramática.

Los residentes dijeron a los miembros de los equipos de ATD: “¿Sólo a la mitad? Entonces nosotros seguro que nos quedamos fuera. No se incluirá a ninguno de los que estamos aquí”.

A sus oídos, este objetivo era como una declaración de abandono, ya que alentaba a los agentes públicos y privados a dar prioridad a quienes son más fáciles de alcanzar, y a excluir a los demás, los que viven en situaciones más graves de pobreza.

No era la primera vez que ATD Cuarto Mundo había aprendido de la experiencia y del conocimiento de las personas en situación de pobreza la importancia de no dejar a nadie atrás. De hecho, la fundación misma de ATD Cuarto Mundo se basaba en este concepto cuando, en el asentamiento de urgencia de Noisy-le-Grand, situado en las afueras de París, en los años 60, las familias a quienes se ofrecía la posibilidad de ser realojadas acordaron entre ellas que únicamente aceptarían el traslado bajo la condición de que todas las familias pudieran hacerlo juntas.

En 1970, esta lección resultaría esencial para la elaboración por parte de ATD Cuarto Mundo del concepto de “proceso de selección social de los pobres” —que designa los programas sociales que fallan a la hora de alcanzar a las personas que viven las situaciones más graves de pobreza, pero que en cambio seleccionan a quienes son más fáciles de alcanzar por encontrarse en una situación mejor y, en virtud de ello proclaman su éxito—.

Posteriormente, en la década de los 80, ATD Cuarto Mundo puso esta cuestión en el centro del pensamiento de la UNICEF, al convencer de la necesidad de abandonar el objetivo de alcanzar al 80% de la población infantil general, intentando llegar también al 20% más difícil de alcanzar.

El camino hasta la inclusión de los más desprotegidos

Con todos estos antecedentes, no supuso una sorpresa para nuestros equipos implicados en la mejora de los OMD que lo que una parte del mundo entendía como un ambicioso objetivo —reducir la pobreza en un 50%—, era sin embargo percibido por las comunidades más excluidas como un auténtico rechazo y abandono —por parte de la ONU por su apoyo a los OMD—.

En 2011, la Asamblea General de la ONU encargó una evaluación de los ODM desde la perspectiva de la población en situación de extrema pobreza y se encomendó a ATD Cuarto Mundo la tarea de liderar esta evaluación que se llevó a cabo en colaboración con otros agentes como Social Watch y la Confederación Sindical Internacional (CSI).

ATD Cuarto Mundo presentó una serie de propuestas y recomendaciones basadas en su investigación-acción participativa ante la ONU en Nueva York en junio de 2013. Y en abril de 2015 publicó el informe “Hacia un desarrollo sostenible que no deje a nadie atrás: Desafío 2015”.

“El principio de ‘No dejar a nadie atrás’ fue oficialmente reconocido en la formulación de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible en septiembre de 2015, reemplazando al desacreditado objetivo de reducción de la pobreza en un 50%”.

Erradicar la pobreza extrema para todas las personas para 2030 es ahora un compromiso universal vinculado a la puesta en práctica a nivel nacional de sistemas de protección social para todos (meta 1.3) y alcanzar el pleno empleo y el trabajo decente para todos (meta 8.3).

Esta fue una victoria que se alcanzó con y para las personas en situación de extrema pobreza y sus familias. Ahora ha llegado la hora de que los Gobiernos conviertan sus promesas en realidad y apliquen plenamente la Agenda 2030 para que no haya pobreza nunca más y no dejar a nadie atrás.

Este artículo ha sido traducido del inglés.

Este blog, que sintetiza un esfuerzo común y compartido para no dejar nadie atrás, está respaldado por las siguientes organizaciones y representantes: Alison Tate, directora de Relaciones Externas de la Confederación Sindical Internacional (CSI); Roberto Bissio, coordinador del Secretariado Internacional de Social Watch; e Isabelle Pypaert Perrin, directora general de ATD Cuarto Mundo Internacional.