Nuit Debout, en París y en otras partes: “algo está pasando”

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En París, en este atardecer soleado, los patinadores tienen que ir cediendo poco a poco la plaza de la República a los centenares de personas que van llegando, venidas para participar en la Asamblea General de Nuit Debout (‘La Noche en Pie’). Como cada noche desde el 31 de marzo, el mismo ritual se repite en París, en provincias del país galo (Estrasburgo, Rennes, Lille, Nantes, Lyón, Marsella, Toulouse...) e incluso en el extranjero (Berlín, Bruselas, Madrid).

Una semana después del comienzo del movimiento, el fin de semana del 9 y 10 de abril (rebautizado 40-41 de marzo en referencia al primer día del movimiento), sobre las 18h en República, más de un millar de personas han invadido finalmente la plaza, que se ha convertido en un campamento efímero, con sus puestos improvisados de paletas y lonas.

“¡Aquí debatimos, discutimos, compartimos, soñamos, deconstruimos, reconstruimos, con ganas de ser nosotros!”, proclama uno de los numerosos eslóganes y poemas escritos con tiza en el suelo. Entre los humos de los kebabs, que han olido el buen negocio, y los de la cantina de Nuit Debout, el ambiente es alegre pero también aplicado.

Durante toda la tarde, los voluntarios han celebrado comisiones, sentados en pequeños comités sobre las grandes baldosas grises, formando “círculos de palabras”. Todo el mundo puede participar e incluso proponer una idea de comisión, ya sea para organizar el movimiento (logística, campamento, acogida...) o para hablar a fondo de algún tema (economía, política, medio ambiente, modelo europeo, agricultura...).

Los debates son registrados por un referente distinto cada vez, en una simple hoja de papel. Son presentados ante la inter-comisión y después en la asamblea, donde pueden ser sometidos a una votación popular a mano alzada.

“Al venir aquí he descubierto un espacio de intercambio con mucha vida. A mi no me interesa el compromiso político, pero aquí, por una vez, sí que dan ganas de implicarse. Discutimos de temas de sociedad, de política. La gente se preocupa por lo que los otros dicen, no hay sensación de apatía. Hay una voluntad de expresarse, de contar en primer lugar lo que le decepciona a uno y a continuación de construir”, afirma Jocelyn, participante de la Comisión de Acogida.

“Proponemos hablar a todo el mundo, la gente vuelve cada noche, a menudo después de trabajar. Es un movimiento ciudadano y voluntario. Reestablecemos un verdadero debate democrático”, se felicita Bruno, uno de los miembros de la Comisión de Comunicación y Prensa.

Los grupos de discusión y de trabajo no faltan. El contenido es rico. “Es sorprendente ver cómo las personas que están aquí se apasionan por temas económicos, incluso complicados. Aunque en ocasiones les falten las herramientas y los conocimientos, quieren realmente recuperar el debate económico y social”, constata Jean-Eric, Doctor en Economía.

Esta voluntad de reunirse para debatir ante todo podría ser una de las características específicas del movimiento francés frente a lo que son los Indignados de Madrid o los Occupy Wall Street (OWS) de Nueva York, en 2011.

“El gran interés de Nuit Debout de París, como de las otras ciudades de Francia, es poder recuperar la palabra, el derecho a hablar, no tener que seguir dependiendo de quienes la han monopolizado. Los participantes debaten, reflexionan sobre temas sociales y proponen modos de funcionamiento independientes de las instituciones políticas y de los calendarios”, cuenta Michel Lussault, profesor de Geografía en la escuela superior École Normale Supérieure (ENS) de Lyon, que ha estudiado el movimiento español y el estadounidense.

Los nuitsdeboutistas reivindican claramente una democracia directa, lo cual se ha convertido de hecho en uno de los eslóganes del movimiento. Sin portavoz en los platós de televisión, sin líderes, sin organización, la Nuit Debout espera inventar una nueva forma de expresión colectiva, aunque siga siendo embrionaria, pocas semanas después de su lanzamiento.

“Este funcionamiento horizontal sigue siendo todavía difícil de aplicar. Estamos experimentando. La sociedad no nos ha acostumbrado a actuar de esta manera. De momento la improvisación funciona. Pero las asambleas llevan tiempo y la construcción de ideas es bastante complicada”, reconoce Jocelyn de la Comisión para la Acogida.

 

Auto-organización y símbolos

A pesar de los tanteos, el movimiento Nuit Debout se construye en torno a los debates.

“La asamblea tiene un rol muy estructurante, con sus gestos codificados para expresarse. Sirve de espacio-tiempo y de atracción para el público. Pero recuerda también mucho a las asambleas estudiantiles clásicas; se encuentra en una filiación”, considera Michel Lussault, que ha ido dos noches a la Nuit Debout de París y de Lyon.

En cambio, “en Madrid y en Nueva York se trataba más de movimientos de ocupación, en los que se dormía, se vivía en el lugar. El campamento, tanto en Wall Street como en Madrid, se mantenía como forma de contestación, era un objetivo en sí. El hecho de dormir afuera, no estaba únicamente vinculado a la crisis económica y a la situación de indigencia de algunos jóvenes. La auto-organización del campamento tenía que demostrar que se podía vivir de otra manera, de manera más sencilla. Era una experiencia colectiva de autorregulación en lo cotidiano frente al capitalismo”, afirma el profesor de la ENS de Lyon.

En París, el movimiento se monta y se desmonta cada noche. “No nos gusta demasiado el término ocupación, porque tenemos una autorización de la prefectura para manifestarnos (de 18h a medianoche). Preferimos hablar de reapropiación de un espacio público para debatir; las tiendas de campaña están ahí por cuestiones prácticas”, dice Bruno de la Comisión de Comunicación.

El pequeño campamento que se instaló en un primer momento en París, no duró mucho tiempo, en parte debido a las presiones de las autoridades, que evacuaron la plaza el lunes por la mañana, tras una semana de tolerancia.

En el plano logístico, la segunda semana fue por tanto más complicada para Nuit Debout, incluso para instalar una mesa, un sillón, generadores para su Radio Debout, TV Debout y el sistema de sonido de la asamblea.

También hemos podido asistir a la “marmitegate”, una anécdota curiosa que se divulgó por las redes sociales cuando se prohibió a los participantes de los CRS hacer entrar en la plaza una marmita de sopa, que terminó siendo vertida en las alcantarillas por las fuerzas del orden.

 

¿Y la noche después?

A pesar de todo, el movimiento dura y se va diseminando por la periferia de París, por los suburbios con más o menos éxito (Saint-Denis, Saint-Ouen, Montreuil), en las provincias galas, en los territorios de ultramar e incluso en el extranjero (sobre todo en Bélgica), donde las agrupaciones cuentan ya con un centenar de participantes.

Ahora que el movimiento está en marcha, la pregunta que se hace todo el mundo es: ¿y después?

La retirada del proyecto de reforma del Código Laboral, que en gran parte originó el movimiento, es por supuesto uno de los objetivos de Nuit Debout, aprobado en la asamblea. “Pero eso no es todo, comiendo entra hambre”, adelanta Bruno de la Comisión Campamento.

François Ruffin, redactor jefe del periódico Fakir y realizador de la película “Merci Patron !” en torno a la cual se creó un primer núcleo (Convergence des luttes) de la primera Nuit Debout, considera que “hay que pensar en las alianzas, en particular con los sindicatos”, declaraba en la asamblea del 10 de abril.

“Hay que bloquear para que todo se desbloquee”, lanza la misma noche el economista Frédéric Lordon, del mismo colectivo, con el fin de “crear las condiciones para una huelga general”.

Pero por ahora nada se impone. Y menos la idea de un partido político, como han hecho los Indignados con Podemos. “Es demasiado pronto para pensar en eso y falta mucho para que haya consenso en ese sentido”, advierte Bruno.

En definitiva, la Nuit Debout aún se tiene que inventar. “La convergencia de las luchas pertenece al vocabulario clásico del movimiento de extrema izquierda. El movimiento puede durar y triunfar si consigue mantener otros discursos políticos, no crear una homogeneidad de puntos de vista sobre el capitalismo o sobre la policía”, explica Michel Lussault.

“Una democracia de implicación seria interesante con Nuit Debout, donde cada persona se sienta ciudadana en el día a día, sin verse reducido a un voto en unas elecciones. Sin embargo las instituciones también son importantes en Francia, y por eso habría que pensar en cómo podríamos hacer coexistir Nuit Debout con el Parlamento, por ejemplo”, añade.

En cualquier caso, para los participantes, incluso sin saber realmente hacia dónde van, lo más importante ya se ha logrado: reunirse.

Como dicen casi todos: “algo está pasando”.

 

Este artículo ha sido traducido del francés.