Perú: los pueblos indígenas amenazados por la explotación del gas

News

En el curso de la última década, en la reserva Amarakaeri, localizada en la selva al sureste de Perú, el Estado ha descubierto un tesoro: hidrocarburos.

En más del 90% de este territorio subyacen 12.000 millones de metros cúbicos de gas, suficiente para abastecer Francia durante 300 años. Su nombre en clave es: el “Lote 76”.

Pese a haber obtenido en 2002 el estatuto protegido de reserva, una empresa petrolera estadounidense, Hunt Oil, ha conseguido la autorización del Gobierno peruano para explotar estos recursos. La empresa siempre ha gozado de una reputación execrable, jactándose particularmente de ser “sumamente proactiva y agresiva desde el punto de vista operativo”.

Las primeras fases de exploración se realizaron a marchas forzadas: 20.000 voladuras de carga sísmica y la instalación de 166 campamentos necesarios para los empleados de la empresa estadounidense.

Sin embargo, los pueblos de la reserva, severamente afectados por estas actividades, tienen dificultades para hacer oír sus preocupaciones acerca de una empresa que parece cerrada a todo diálogo.

Convocadas por la FENAMAD (Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes), las diez comunidades indígenas directamente afectadas por el proyecto de exploración se reunieron por primera vez en su historia, los días 4 y 5 de junio de 2014.

“La falta de información a menudo crea confusión”, explica el presidente de la Federación, Klaus Quique.

Y, visiblemente, están cansados de que sean otros los que decidan por ellos. “Hunt Oil nos promete el desarrollo” comentó con ironía. “Pero, ¿qué es el desarrollo? ¿Más cervezas? ¿Más dinero? ¿Qué sean otros los que sigan haciendo ‘planes de vida’ para nosotros?”

 

Divide y vencerás

La comunidad nativa de Puerto Luz está situada de lleno en el “Lote 76”. Integrada por 600 miembros, es la primera afectada por el proyecto de Hunt Oil.

Alejada, aislada, se requiere por lo menos un coche, un barco, un todoterreno, una motocicleta y seis horas de viaje para llegar hasta allí. No hay Internet ni servicio postal.

Por tanto, la información suele ser distorsionada y contradictoria. “Siempre hay dudas con Hunt Oil, no hay suficientes visitas ni información”, continúa Federico, antiguo alcalde de Puerto Luz. “Y hay necesidades en la comunidad”.

Para muchas familias, es difícil resistir al dinero y los regalos de Hunt Oil.

Ricardo, el director de la escuela del pueblo, se expresa duramente contra la empresa: “Dan dulces a los niños para que no lloren”. Y cuando prometen promover la educación, afirma Ricardo, en realidad se trata de dar unos pocos lápices y cuadernos... con el logotipo de la empresa estadounidense.

Durante cuatro años, Hunt Oil ha proporcionado al pueblo un barril de petróleo cada mes para alimentar un generador tres horas al día. El pasado mes de diciembre, puso fin de repente a la entrega de este barril. Puerto Luz había decidido no ratificar el acuerdo propuesto por la compañía petrolera para la perforación de pozos y quería consultar primero a la FENAMAD.

Dividir para vencer y explotar mejor las debilidades de su oponente, esta es la estrategia aplicada por Hunt Oil, a juicio de Jorge Tayori, vocal de alcalde de la comunidad de Puerto Luz: “Cuando la empresa suspende su “donativo” mensual porque los líderes se van a consultar a la Federación, la propia población acusa a la FENAMAD. Es una manipulación enorme”.

Sin embargo, admite que algunos líderes de la comunidad se muestran más conciliadores, por no decir más sensibles a la corrupción, que otros. “Compraron a las familias influyentes a mis espaldas. Su estrategia consiste en dividir. Y hacen lo mismo en las diez comunidades”.

“La población piensa que Hunt Oil va a mejorar nuestras condiciones de vida”, añade. “En Loreto, en el norte del país, llegó una compañía petrolera. La población creyó que iba a significar una mejora. Ahora su río está totalmente contaminado, ya no pueden beber ni bañarse en sus aguas”.

 

La respuesta se organiza

Por primera vez en la historia, las comunidades nativas han decidido, conjuntamente, redactar con toda urgencia una contrapropuesta dirigida a Hunt Oil, planteando como requisito previo indispensable la ausencia total de contaminación de sus tierras y sus aguas.

A su vez, la Federación está tratando de organizar la respuesta jurídica y política, a pesar de la falta de diálogo con los diputados peruanos y las costas judiciales que por ahora resulta imposible conseguir.

Las comunidades afirman que el contrato del “Lote 76” se concluyó sin pedirles su opinión, lo cual es, no obstante, una condición indispensable para su validez.

Por otra parte, el antiguo primer ministro peruano Pedro Pablo Kuszunski (conocido como PPK), que firmó el 19 de octubre de 2005 el contrato de cesión del “Lote 76” con la empresa estadounidense, es antiguo consultor y lobbista de Hunt Oil , lo cual plantea interrogantes respecto a la independencia del poder ejecutivo peruano.

A pesar de la ausencia de diálogo, la empresa petrolera no duda en afirmar que las extracciones empezarán a finales de 2014.

Invitada a la reunión del 4 y 5 de junio, la respuesta de Barbara Bruce, directora y gerente general de Hunt Oil Perú, dice textualmente: “Lamentablemente no podemos asistir a su reunión porque no hemos podido incluirla en nuestra agenda”.

Por nuestra parte, nuestros intentos de ponernos en contacto con Hunt Oil o con el Gobierno peruano resultaron infructuosos.