¿Conseguirán los programadores introducir sindicatos en Silicon Valley?

¿Conseguirán los programadores introducir sindicatos en Silicon Valley?

Docenas de trabajadores del sector de la tecnología se movilizaron en San Francisco (California) el 2 de marzo de 2018 para protestar contra el despido de 14 ingenieros de software en Lanetix, una empresa emergente estadounidense.

(Labor Video Project)

A comienzos del pasado mes de marzo varias maniesfestaciones tuvieron lugar delante de las oficinas de Lanetix, una empresa de transporte y logística con sede en San Francisco, por el supuesto despido de 14 trabajadores que habían intentado crear un sindicato. Los carteles llamaban al director general de Lanetix, John Golob, “ladrón” y “fracaso empresarial en serie” mientras que en un equipo de música portátil sonaban a todo volumen canciones para animar a los manifestantes.

Podría parecer un caso habitual de organización sindical, si no fuera por las personas congregadas. Lanetix es una empresa emergente de software y los trabajadores a los que despidió son programadores, un grupo de personas que han eludido a los sindicatos durante décadas. Los salarios altos, las ventajas legendarias en el trabajo y el alto nivel de movilidad laboral de este tipo de puestos del sector tecnológico han perjudicado los esfuerzos de organización de los sindicatos. La decisión de los programadores de Lanetix de afiliarse a un sindicato es un gran paso y podría significar que Silicon Valley está finalmente preparado para una presencia sindical.

“Este caso va más allá de estos programadores. Si perseveramos podría tener repercusiones en todo el sector”, dice Cet Parks, de la sección de Washington-Baltimore de NewsGuild-CWA (Communications Workers of America), el sindicato al que decidieron afiliarse los programadores de Lanetix. “Serviría para mostrar cómo los programadores también pueden organizarse, lo que podría dar pie a acciones colectivas similares en otras partes del sector”.

Hay mucho en juego: de las 10 mayores empresas estadounidenses según la capitalización bursátil en 2017, seis eran empresas de tecnología como Apple, Google y Facebook; sin embargo, pocas de ellas cuentan con presencia sindical. La misma Lanetix no es una empresa insignificante. Crea programas informáticos de logística y hasta la fecha ha obtenido más de 9 millones de dólares estadounidenses para financiar proyectos.

El caso de Lanetix empezó con el despido de una programadora que había manifestado explícitamente las inquietudes de los trabajadores por prácticas de la dirección, en particular la posibilidad de tomarse tiempo libre remunerado.

“Todo indica que Jane [nombre ficticio] desempeñaba sus funciones satisfactoriamente. Tenía buena reputación. De hecho, se la acababa de ascender a jefa de equipo y se le había dado más responsabilidad”, dice Will, el pseudónimo adoptado por uno de los programadores despedidos, en una entrevista con Jacobin Magazine.

El despido de Jane hizo que el resto del equipo de ingenieros de software empezara a organizarse. Tras conversaciones entre los trabajadores descontentos y la dirección, se retiró la invitación a la reunión anual de la empresa a los programadores y se anunció la apertura de una nueva oficina en un país por determinar de Europa oriental, lo cual se interpretó como una amenaza de deslocalización.

“La dirección no tenía un plan”, dijo Björn Westergard, otro programador de Lanetix entrevistado por Jacobin. “Solo querían intimidarnos, pero se volvió en su contra porque es cuando la mayoría decidió afiliarse al sindicato. Tenemos un apoyo abrumador. El 16 de enero de 2018 enviamos una carta a la dirección en la que planteábamos nuestras quejas y anunciábamos nuestra intención de afiliarnos a NewsGuild-CWA. Además, presentamos una petición a la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, por sus siglas en inglés)”. El grupo también colgó la carta original en Github, una plataforma en la que los programadores pueden compartir sus códigos entre ellos.

Sin embargo, el intento de sindicarse no fue recibido positivamente por la dirección. “Diez días después, la dirección de Lanetix despidió a todo el equipo de ingenieros”, explica Westergard. Se perdieron 14 puestos de trabajo en total. A continuación, NewsGuild-CWA presentó una queja en la NLRB para exigir la readmisión de los trabajadores con abono de los salarios con efecto retroactivo. Y es en este punto en el que se encuentra el caso ahora.

Reticencia a organizarse

Habitualmente, los programadores que trabajan en empresas de software y tecnología, ya sea en empresas mundiales como Facebook o en empresas emergentes más pequeñas, se han mostrado reticentes a formar sindicatos. Ganan mucho más que el trabajador medio y a menudo reciben opciones sobre acciones. Además, las empresas de tecnología son famosas por ofrecer a sus trabajadores todo tipo de ventajas, desde mesas de ping-pong a comidas gratis, y vacaciones y períodos sabáticos retribuidos, y los trabajadores pueden cambiar de trabajo fácilmente cuando no están satisfechos.

Según una encuesta realizada por Stack Overflow, una plataforma popular para programadores, el salario anual medio de un programador generalista en los Estados Unidos (alguien con un abanico completo de conocimientos sobre software para la interfaz del usuario y para el procesamiento y almacenamiento de información) es de 100.000 dólares, aproximadamente. En comparación, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, el salario anual medio en los EEUU es casi la mitad de esa cifra, es decir, 50.620 dólares. En 2017 solo el 4,9% de los trabajadores estadounidenses dentro de la categoría “profesiones informáticas y matemáticas” estaba representado por sindicatos, frente al 11,9% por ciento en el resto de categorías de trabajadores.

Hasta ahora, la sindicación en las empresas se ha limitado principalmente a subcontratistas y personal con salarios más bajos como restauradores, limpiadores y guardias de seguridad.

Grupos de la comunidad de Silicon Valley, el área de San Francisco donde se encuentra la mayoría de estas empresas, han protestado contra el creciente aburguesamiento y la presión que ejercen los salarios altos de empresas como Google y Facebook en los precios de alquiler.

Sin embargo, el caso de Lanetix presenta una perspectiva diferente. Aunque los programadores en los EEUU están bien remunerados, siguen siendo vulnerables a una dirección autoritaria y condiciones de trabajo de explotación, como las jornadas de trabajo excesivamente largas. Además, no todos los programadores reciben salarios tan altos, ya que los trabajadores se clasifican en función de la experiencia.

Como consecuencia de la elección de Donald Trump como presidente, un número cada vez mayor de trabajadores del sector de la tecnología se ha involucrado políticamente en causas de movimientos de izquierdas. El mes pasado, por ejemplo, más de 3.000 trabajadores de Google pidieron a la empresa que abandonara una iniciativa de investigación del Pentágono para mejorar la teconología de vigilancia militar.

La protesta de los trabajadores de Lanetix fue respaldada por grupos de trabajadores como la Tech Workers Coalition, que se autodescribe como “una coalición de trabajadores de y relacionados con la industria de la tecnología, organizadores laborales, organizadores comunitarios y amigos”. La sección de San Francisco de los Socialdemócratas de América también apoyó a los trabajadores despedidos.

Esta “izquierda tecnológica” ya ha agitado las aguas, por ejemplo, mediante el apoyo de los programadores a un sindicato para personal de restauración en el campus de Facebook o la organización de protestas contra Palantir, una empresa de análisis de datos cofundada por el multimillonario de derechas de la industria tecnológica, Peter Thiel, por el apoyo que brindó a la política de inmigración de Trump.

El caso de Lanetix también muestra cómo las herramientas digitales permiten utilizar nuevas formas de organización.

Por ejemplo, los programadores hicieron público su llamamiento a afiliarse a un sindicato a través de Github, una plataforma popular entre los programadores. También utilizaron ampliamente Slack, un servicio de chat popular en las empresas de tecnología, para comunicarse.

“No habríamos podido realizar esta campaña sin Slack”, dice Westergard. “Más del 90% de la actividad se produjo en Slack. No se podría haber hecho de otra manera porque la empresa [Lanetix] tiene dos oficinas diferentes: San Francisco y Arlington (Virginia)”.

Slack también permitió a los trabajadores de Lanetix comunicarse en una oficina abierta sin la injerencia de la dirección, aunque la dirección exigió rápidamente que los trabajadores cerraran el canal externo de Slack que crearon posteriormente.

“Slack se convirtió en una herramienta de organización, pero también en un motivo de queja”, dice Westergard. “La gente estaba indignada no solo porque Jane fuera despedida, sino porque no podía utilizar su propio Slack si la dirección no tenía acceso. Como se suele decir, los jefes son los mejores organizadores”.

Hasta el momento Lanetix no ha readmitido a los 14 programadores. Queda por ver qué decisión tomará la NLRB, pero el caso ya ha tenido repercusiones. “Nuestra prioridad sigue siendo que se haga justicia con estos trabajadores”, concluye Parks, de NewsGuild-CWA. Sin embargo, sea cual sea el resultado, los trabajadores de Lanetix ya han dado un paso importante hacia una mayor presencia sindical en Silicon Valley y más allá.

Este artículo ha sido traducido del inglés.