¿Por qué Grecia preside la UE si sus derechos humanos están en la auténtica ruina?

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El pasado miércoles, se desempolvó la alfombra roja en Atenas. Los dirigentes de la Unión Europea se reunieron en la capital helena para celebrar los seis meses de la presidencia griega del Consejo de la Unión Europea, que este país asumió por quinta vez desde su adhesión a la UE.

En innumerables declaraciones se jactaron del progreso del país y de su insólita oportunidad para acelerar la recuperación en los próximos meses.

“Grecia llevó a cabo reformas y la UE demostró su solidaridad”, declaró el presidente del Consejo Herman Van Rompuy.

El primer ministro Antonis Samaras afirmó que Grecia estaba “sanando sus heridas” y se comprometió a trabajar por la legitimidad democrática durante la presidencia.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, añadió: “Grecia está saneando su economía”.

Yo no le veo la gracia al asunto. Las glamurosas sesiones de fotos no pueden esconder la amarga realidad. Grecia es un Estado fallido y en bancarrota.

En octubre de 2013, el desempleo alcanzó el máximo histórico del 27,8%.

Hordas de jóvenes desesperados están saliendo del país mientras las medidas de austeridad y los altísimos impuestos despojan a sus padres de sus ahorros.

Numerosos miembros del Fondo Monetario Internacional, la UE y el Banco Central Europeo (los verdaderos responsables del llamado plan de rescate de Grecia) ya han admitido que el país no podrá salir del círculo vicioso de la deuda si sigue recorriendo este camino autodestructivo caracterizado por la austeridad.

Sin embargo, no son la deuda ni los niveles de desempleo los que debían haber descalificado a Grecia para asumir la presidencia de la UE, sino su terrible trayectoria en materia de derechos humanos.

No me refiero únicamente a los migrantes indocumentados a los que amontonan en centros de detención en unas condiciones que Human Rights Watch ha calificado de “peligrosas” e “inhumanas”.

Nuestra clase política se ha vuelto en contra de todos sus ciudadanos, en especial de los más vulnerables.

Un caso que ejemplifica la agresión de las autoridades griegas se puede analizar en el documental Ruinas: Crónica de una caza de brujas por el VIH, que dirigí y coproduje junto a un magnífico equipo de periodistas griegos.

La historia del documental Ruinas hace que nos hierva la sangre.

 

‘Una auténtica caza de brujas’

En mayo de 2012, pocos días antes de las elecciones nacionales, cientos de mujeres fueron detenidas en las calles del centro de Atenas y sometidas a una prueba forzosa del VIH por médicos del Estado y policías.

Las que fueron diagnosticadas como seropositivas acabaron siendo procesadas como parte de un juicio colectivo que recordaba a los juicios medievales contra las brujas.

Sin ninguna prueba ni una sola denuncia contra ellas, 30 mujeres fueron detenidas y acusadas de ejercer la prostitución ilegal y de un delito grave por haber causado lesiones dolosas a sus supuestos clientes.

Estuvieron detenidas durante meses en un sistema penitenciario que se encuentra casi al límite de su capacidad, donde les sometieron a más humillaciones y penurias.

Antes de meterlas en prisión, publicaron sus fotografías en internet y en televisión en una implacable campaña de humillación en la que mostraron rostros y cuerpos marcados por el consumo de drogas y la lucha diaria de la vida en la calle.

Este caso fue tan horrendo como emblemático.

La humillación pública de las mujeres fue un reflejo de la humillación de Grecia en el ámbito político internacional.

Este país ha sido víctima de una profunda humillación, pues le han impuesto una supervisión fiscal y le han amenazado con convertirlo en un Estado paria si no cumplía con unos objetivos imposibles que han destruido su soberanía económica.

Por tanto, no es de extrañar que los oportunistas, tanto nacionalistas como extremistas, se hayan aprovechado de la humillación colectiva de los griegos.

Entre ellos no solo se encuentra el partido neonazi Amanecer Dorado, sino también miembros del centro político como los socialistas Andreas Loverdos y Michalis Chrysochoidis, antiguos ministros del PASOK que organizaron la campaña descrita en el documental Ruinas.

Ambos ministros salieron reelegidos.

 

Ataque a los vulnerables

Presionada para que siguiera apostando por la “opción europea”, la clase política griega ha atacado a los miembros más vulnerables de su sociedad.

Las mujeres en el documental eran consumidoras de drogas intravenosas, a su vez víctimas del desmantelamiento en curso del sector de la sanidad pública y más concretamente de los recortes que afectaron a los programas de reducción de riesgos y de intercambio de jeringuillas.

Su diagnóstico como seropositivas se ajusta al de otros cientos de drogodependientes, quienes en 2012 se convirtieron en el grupo más afectado por el aumento sin precedentes de los nuevos contagios.

La mayoría de estas mujeres ya han sido absueltas o les han reducido la acusación de un delito grave a otro menor.

Recientemente, interpusieron una demanda contra el Estado y sus representantes, tanto en Grecia como ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Este último ha recibido cantidad de nuevos casos contra Grecia, pues los consecutivos gobiernos a favor de la austeridad han reforzado la actuación de la policía estatal en una muestra de poder contra los débiles y en un intento fallido por esconder la miseria urbana.

Los migrantes, drogodependientes y mujeres víctimas de la trata constituyen los chivos expiatorios de una sociedad enferma.

Ninguno de estos asuntos se abordó el miércoles pasado en la declaración conjunta del primer ministro Samaras y del señor Barroso.

Como era de esperar, Samaras pregonó a los cuatro vientos su idea de una ‘historia de éxito’ griega, afirmando que desea más influencia de Europa mientras machaca a los griegos con más impuestos y recortes.

Pero no nos confundamos: hay gente real que está pagando el precio de toda esta pantomima.

Ruinas incluye entrevistas con dos mujeres que relatan de un modo desgarrador su detención y el efecto que ésta ha tenido en sus familias.

Una de ellas declaró: “Somos personas, no basura”.

Puede que su testimonio nunca llegue a formar parte de la historia oficial de la Unión Europea, pero es más importante que cualquiera de los elegantes discursos que hemos escuchado esta semana.

La presidencia griega de la UE demuestra la determinación de la UE por defender sus normas ante una amplia y descontrolada revisión de los derechos de sus ciudadanos y ciudadanas.

Quizá ver a los políticos griegos presidiendo grandiosos rituales sea divertido, pero las vidas que han arruinado con sus acciones no tienen ninguna gracia.

 

En esta página web se puede ver el documental Ruinas en línea (subtítulos disponibles en inglés, finlandés, francés, alemán, polaco, español y sueco):

 

Asimismo, puede informarse sobre los juicios en curso de las mujeres que aparecen en Ruinas. También puede hacer un donativo para apoyar su demanda de justicia: http://ruins-documentary.com/en/donate/