Por qué la Commonwealth debe promover los derechos de las trabajadoras del hogar

Hace diez años, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio 189 y la Recomendación 201 sobre los derechos de las trabajadoras y los trabajadores del hogar. Desde aquella innovadora iniciativa, 35 países de todo el mundo han ratificado el C189. No obstante, solo siete de ellos pertenecen a la Commonwealth, una organización que agrupa a más de 50 Estados miembros y que representa a una tercera parte de la población mundial. A lo largo de los últimos 18 meses, la pandemia de covid-19 ha dejado patente lo vital que resulta el trabajo de cuidados, pero los trabajadores del hogar –en su mayoría mujeres– han sido los más afectados por la pandemia. Esta ha trastocado la seguridad del empleo y los ingresos de millones de trabajadoras del hogar, exponiéndolas a un mayor riesgo de abusos, explotación y trata.

El Día de los Derechos Humanos (10 de diciembre), la Commonwealth Human Rights Initiative (CHRI), con el apoyo de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y el Commonwealth Trade Union Group, publica un nuevo informe en el que se analiza la experiencia de diversas trabajadoras del hogar de los cinco países de la Commonwealth que han ratificado el Convenio, así como de los cuatro países que están contemplando la posibilidad de ratificarlo, y de varios países que todavía no han llegado tan lejos.

Los estudios y análisis de casos muestran que el llamamiento a la amplia ratificación del C189 por parte de ONG de derechos humanos como la CHRI, de sindicatos que representan a las trabajadoras del hogar, y de grupos de trabajadoras del hogar (muchos de los cuales forman parte del movimiento sindical), es fundamental en la lucha para poner fin a los abusos y la explotación de las trabajadoras del hogar. Este llamamiento a la acción forma parte intrínseca de la agenda global de la economía del cuidado, que requiere mayores inversiones, en particular en la creación de millones de puestos de trabajo decente en el sector de los cuidados, y la transición de puestos de trabajo informales a puestos de trabajo formales en dicho sector, con un salario y unas condiciones de trabajo decentes en el marco de una transición justa con perspectiva de género hacia una economía sin emisiones de carbono.

Desde la adopción del Convenio y la Recomendación en 2011, la OIT estima que se ha producido:

• un aumento del 15% en el número de trabajadoras del hogar que están incluidas en el ámbito de aplicación de las legislaciones y normativas laborales;
• un aumento del 21% en el número de trabajadoras del hogar que tienen derecho a un descanso semanal equivalente, como mínimo, al que disfrutan otros trabajadores; y
• un aumento del 12,6% en el número de trabajadoras del hogar que tienen derecho a períodos de vacaciones anuales iguales o más largos a los de otros trabajadores.

Y, sin embargo, muchos países de la Commonwealth todavía no han dado el paso necesario para ratificar –cuanto menos aplicar– el Convenio, algo que el Commonwealth Trade Union Group solicitó durante su presentación ante la reunión de septiembre de 2020 de ministras y ministros de Igualdad y Asuntos de la Mujer de la Commonwealth, con objeto de abordar los bajos salarios, la inseguridad y los equipos de protección individual inadecuados frente a la pandemia de Covid-19.

Mientras que Antigua y Barbuda y Malta están en proceso de ratificar el C189, y Granada, Guyana, Jamaica, Mauricio, Namibia, Sierra Leona y Sudáfrica ya lo han hecho, más de 40 países de la Commonwealth todavía están lejos de hacerlo, entre ellos Dominica, India, Papúa Nueva Guinea, Uganda (aunque el sindicato Hotels, Food, Tourism, Supermarkets & Allied Workers Union espera que se logren avances en breve) y el Reino Unido, cada uno de los cuales es objeto de un estudio de caso en el informe de la CHRI.

En 2019 había en todo el mundo más de 75,6 millones de trabajadores del hogar de 15 años o más, tres cuartas partes de los cuales son mujeres. Las trabajadoras del hogar suelen trabajar muchas horas por un salario muy bajo y a menudo están excluidas de las protecciones laborales y sociales.

En los casos en los que la legislación nacional contempla las protecciones y los derechos mencionados, existe un alto riesgo de que no se respeten debido a la falta de mecanismos de aplicación adecuados, en particular su derecho a organizarse y negociar de forma colectiva. Las probabilidades de sufrir abusos y explotación son aún mayores en el caso de las trabajadoras del hogar migrantes, que tienen una libertad limitada o nula para cambiar de empleador y que a menudo dependen de agencias de contratación ilícitas que imponen unas tasas de contratación exorbitantes y rigurosas condiciones de visado. La OIT estima que, a escala global:

• el 28% de los países no imponen límites a las horas de trabajo semanales normales para las trabajadoras del hogar;
• el 94% de las trabajadoras del hogar no están cubiertas por todas las ramas de la seguridad social de su país;
• el 43% de las trabajadoras del hogar están excluidas de la cobertura del salario mínimo o tienen un salario mínimo legal inferior al de otros trabajadores.

Sudáfrica fue el primer país de la Commonwealth en ratificar el C189, en gran parte debido a la larga tradición de sindicalismo entre los 1,3 millones de trabajadoras del hogar. Eunice Dhladhla, secretaria general adjunta del South African Domestic Service and Allied Workers Union (SADSAWU) es citada en el informe diciendo: “Si queréis luchar por vuestros derechos debéis ser fuertes y seguir organizando y reclutando. Pero también tenéis que apreciar a las trabajadoras por las que lucháis. No ayudéis porque queréis, trabajad porque las apreciáis”.

Como sobrino de dos trabajadoras del hogar residentes en el Reino Unido, quiero que las trabajadoras del hogar de todo el mundo tengan los mismos derechos laborales sólidos y el mismo reconocimiento que quiero que tengan todos los trabajadores. Este informe es el comienzo de una campaña para impulsar la ratificación del Convenio 189 en toda la Commonwealth.