¿Por qué uno de los países más felices del mundo quemó su Congreso?

¿Por qué uno de los países más felices del mundo quemó su Congreso?

A demonstrator with a Paraguayan flag covered in blood faces one of the many street barricade-fires during confrontations with the police.

(Santi Carneri)
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Llamas de más de tres metros de altura devoraban la entrada principal del Congreso Nacional de Paraguay mientras un millar de personas invadía el edificio y arrancaba carteles, rompía puertas, ventanas y computadoras ante la inacción policial.

Durante unas dos horas, el recinto donde los diputados y senadores de uno de los países más felices del mundo debaten cada semana, fue un escenario de guerra. En el interior del Congreso sonaban detonaciones de bombas y disparos, al tiempo que cada vez aparecía más fuego y más humo.

En el exterior del edificio, las miles de personas que se habían congregado para protestar en rechazo a la reelección del presidente Horacio Cartes, prohibida según la Constitución, huían presas del pánico, perseguidas por policías a caballo y disparos de escopetas de los antimotines.

A las pocas horas, un líder juvenil del principal partido opositor al Gobierno, el Partido Liberal, era asesinado por las balas de escopeta de un policía antidisturbios en la propia sede de la formación.

¿Qué ocurrió el 31 de marzo de este año en Paraguay, uno de los países más desconocidos de América? ¿Por qué ardió el Congreso y no el Palacio de Gobierno? ¿Quién es Horacio Cartes, el conservador multimillonario y actual presidente que quiso reelegirse pese a la oposición de buena parte de su propio partido?

El origen de la violencia

La mañana del viernes 31 de marzo, tenía lugar en Asunción la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que se celebraba en Paraguay por primera vez, y donde el Gobierno paraguayo presentó su nueva “marca país”, una costosa imagen diseñada para “fortalecer la integración” de Paraguay al mundo. Algo sin duda necesario en el país que tuvo la dictadura más larga de Sudamérica, con el general Alfredo Stroessner como tirano y que lo mantuvo aislado hasta 1989.

Pero horas después era otra la imagen de Paraguay que recorría las redes y televisiones: el congreso ardía en llamas, también por primera vez, mientras en los alrededores se desataba una batalla campal.

El martes anterior, una acalorada discusión terminó a gritos en los pasillos del Palacio Legislativo de Asunción. Senadores de izquierda discutían entre ellos, y conservadores del gobernante Partido Colorado se dividían en dos facciones: oficialistas, que apoyaban la reelección de Cartes, y disidentes, que la rechazaban. Todo ocurrió en un ambiente enrarecido. El Congreso había amanecido totalmente rodeado por policías: camiones lanza agua y centenares de antidisturbios impidiendo el paso de la gente. Ese fue el detonante de la primera ola de indignación, que fue creciendo hasta que estalló el viernes.

De pronto, sin previo aviso, 25 de los 45 senadores se reunieron ese viernes en un despacho del minoritario partido de izquierda Frente Guasú –del expresidente Fernando Lugo, quien, como Cartes, también busca su reelección–. En el interior del Congreso, con el presidente de la Cámara ausente y con su voto cambiaron el reglamento interno del Senado. De esta forma, modificaron las atribuciones del presidente de la Cámara alta para que éste no pueda rechazar un proyecto de enmienda, una maniobra defendida por cartistas y luguistas que permitía la presentación del proyecto en cualquier momento.

Cuando se conoció la noticia de que el senado había aprobado el proyecto de enmienda, los legisladores opositores a Cartes se lanzaron a la calle y cientos de manifestantes tumbaron las vallas que defendían el perímetro del congreso, entraron corriendo y rompieron lo que encontraron a su paso.

“Fue una manifestación dura y siempre hay barras bravas [hooligans de los equipos de fútbol] adentro. Son como las maras o las pandillas, tienen un rol político, muchos jefes de barras bravas juntan votos y les encanta pelearse con la policía como en las canchas de futbol”, explicó a Equal Times Milda Rivarola, historiadora e investigadora paraguaya.

“Es una guerra por el poder entre grupos asuncenos. Es una clase política muy prebendaria, muy despectiva de la gente, muy ligada a intereses de grandes propietarios; y sobre todo al Congreso se lo quiere cuando hace de poder contralor de otros poderes, pero tanto en la derecha como en la izquierda hay mucha rabia y desprecio hacia el Congreso”, agregó.

El Palacio Legislativo está en pleno centro de la ciudad, a doscientos metros de la zona burocrática y financiera, y a unos veinte pasos de la Chacarita, la centenaria villa de Asunción, a la vera del río Paraguay. A menos de un kilómetro de allí, entrada la madrugada del sábado, la policía antidisturbios ingresaba en la sede del opositor Partido Liberal, donde se habían refugiado tres diputados y decenas de militantes liberales, y abría fuego contra el joven Rodrigo Quintana, quien murió de camino al hospital.

“Estamos frente a la amenaza más seria a la democracia desde 1989, las intenciones de Cartes y que se sumen sectores opositores como el Frente Guasú y facciones del Partido Liberal generan un escenario muy complejo de atropello constitucional, quizá aquellos sectores en los que uno confiaba como más democráticos y sus referentes puntuales”, señaló por su parte Camilo Filartiga, abogado y docente de la Universidad Católica de Asunción.

Filártiga aseguró que “hay una indignación de jóvenes universitarios y gremios empresariales, y otros sectores sociales que se han manifestado en su diversidad, todos con un elemento común, el rechazo enérgico a la violación constitucional”.

Tras la sangre y el fuego, Cartes renuncia a su reelección

Dos semanas después de los disturbios que desembocaron en la quema del Congreso, el presidente Horacio Cartes publicó en su cuenta de Twitter una carta dirigida al arzobispo de Asunción en la que le comunica su “gesto de renunciamiento”, que espera “sirva para la profundización del diálogo dirigido al fortalecimiento institucional” de Paraguay.

“He tomado la decisión de no presentarme, en ningún caso, como candidato a presidente de la República para el periodo constitucional 2018-2023”, dijo Cartes en su misiva a Edmundo Valenzuela, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya y mediador en la violenta crisis política abierta en el país sudamericano.

Cartes, que termina su mandato dentro de un año, fue elegido como presidente en 2013 en los primeros comicios celebrados en Paraguay tras la destitución en un juicio político muy similar al que sufrió la mandataria brasileña Dilma Rousseff, del primer presidente progresista de la democracia, Fernando Lugo.

El actual mandatario paraguayo, empresario multimillonario que nunca había mostrado interés en la política y que votó por primera vez en 2013, gobierna con el Partido Colorado, la misma formación que el dictador Stroessner utilizó para perpetuarse en el poder.

Cartes, quien cuenta ahora con un grupo empresarial compuesto por una veintena de empresas que van desde la banca, la producción de tabaco y bebidas a la producción ganadera, tiene un largo historial relacionado con actividades ilegales que comenzó durante la dictadura. En 1985, fue condenado por estafar unos 34 millones de dólares al Banco Central del Paraguay pero escapó y estuvo prófugo de la justicia paraguaya por 4 años. Regresó tras la caída del régimen y en 2008 finalmente fue sobreseído por la Corte Suprema de Justicia.

Según un cable de Wikileaks, también fue investigado por la agencia estadounidense DEA (Administración para el Control de Drogas) por supuesto lavado de dinero proveniente del narcotráfico y del contrabando masivo de cigarrillos.

Además, diarios de México, Brasil y Chile han publicado investigaciones periodísticas según las cuales buena parte del tráfico ilegal de cigarrillos en América proviene de la Tabacalera del Este SA, propiedad de Cartes.

Desde que Cartes renunció públicamente a ser reelecto, el Partido Colorado se ha lanzado a duros enfrentamientos internos entre oficialistas y opositores que buscan ser el próximo presidente del país. Lidera las encuestas el que es considerado su delfín, Santiago Peña, su hasta ahora joven ministro de Hacienda, quien ha renunciado al cargo para comenzar con su campaña electoral interna de cara a las próximas elecciones, anunciadas oficialmente el 22 de agosto, y que tendrán lugar el 22 de abril de 2018.

This article has been translated from Spanish.