¿Puede la tecnología digital ‘blockchain’ mejorar las condiciones laborales en el Sur Global?

¿Puede la tecnología digital ‘blockchain' mejorar las condiciones laborales en el Sur Global?

Un trabajador indonesio vigila racimos de palma aceitera apilados mientras prepara su transporte hacia una refinería en Indonesia.

(Laura Villadiego)

Cuando se avista desde el cielo, la costa de la provincia tailandesa de Surat Thani se muestra como un mosaico de piscinas donde crece uno de los principales motores económicos de la región: las gambas. Sin embargo, desde tierra, la mayor parte de esas piscinas se esconde tras altos muros y la información sobre lo que ocurre tras ellos es escasa.

La industria pesquera de Tailandia, el principal productor mundial de gambas, lleva años en el punto de mira por su opacidad y por los numerosos escándalos de abusos laborales en las diferentes etapas de la cadena de producción. A pesar de las reformas emprendidas por el gobierno durante los últimos años, las piscifactorías siguen siendo uno de los puntos más conflictivos de la industria.

“En la acuicultura [en Tailandia] normalmente se contrata a trabajadores de otros países, como Myanmar [Birmania], que viven allí, en las piscifactorías. Suelen ser condiciones duras porque trabajan bajo el sol”, asegura Juliette Alemany, especialista en datos de FairAgora Asia, una consultora especializada en trazabilidad de la industria alimentaria con sede en Tailandia. Escondidas tras esos muros, algunas empresas no siempre registran a sus empleados ni respetan la legislación laboral vigente.

Ahora, una simple aplicación de móvil desarrollada por FairAgora Asia podría franquear, virtualmente, esas paredes y arrojar algo de luz sobre lo que ocurre en esas piscifactorías.

Basada en la tecnología digital blockchain (o ‘cadena de bloques’, un registro compartido que garantiza la veracidad de las operaciones por internet), FairAgora Asia ha adaptado su plataforma digital VerifiK8 para ayudar a las empresas a controlar e informar sobre sus condiciones laborales y su huella medioambiental.

“Es una herramienta digital que monitorea los impactos sociales y medioambientales [de las empresas]. Corrobora los parámetros sociales [introducidos por las empresas] con los datos de producción para saber si las empresas a lo largo de la cadena están en el lado ‘rojo’ o ‘verde’ en cuanto a sus impactos”, explica Emmanuelle Bourgois, fundadora de la consultora.

Así, añade Bourgois, entre otros valores, la aplicación puede comprobar el número real de horas trabajadas al compararlo con el nivel de producción, y saber si las empresas están cometiendo fraude en sus informes laborales. Según el último informe del Departamento de Trabajo de Estados Unidos sobre trabajo esclavo e infantil, se ha encontrado mano de obra infantil en la producción de gambas en Bangladés y Camboya, trabajo forzoso en Birmania, y tanto infantil como forzoso en Tailandia.

La cadena de bloques es un protocolo que permite compartir bloques de datos entre individuos en un proceso en el que la información es confirmada por las diferentes partes implicadas. Se considera una tecnología segura, democrática y descentralizada, ya que los datos no son controlados por ninguna de las partes y no pueden ser alterados salvo que haya un consenso. “La Blockchain puede suponer algo revolucionario cuando hay varios actores implicados, especialmente en el caso de las empresas orientadas a la exportación”, explica Om Prakash Routray, vicepresidente de SourceTrace, otra consultora con sede en India que también está implementando este tipo de tecnología en industrias como el algodón.

Los datos son además indelebles. “Una vez que se guarda, no puedes modificar el documento original. Se convierte en un punto de información fijo. Sólo puedes añadir capas de información para actualizar el documento, pero siempre tendrás la copia inicial guardada”, explica Alemany.

Aunque la blockchain fue originalmente desarrollada en 2008 para dar soporte a las criptomonedas, en concreto la bitcoin, la tecnología se ha extendido a cualquier sector que necesite transacciones de información seguras.

“Es sin duda una solución que marca una diferencia porque con la cadena de bloques se puede asegurar, una vez que los datos están en el sistema, que son fidedignos. [Además] proporciona el nivel de transparencia a lo largo de la cadena de producción que se está exigiendo”, asegura Kamales Lardi, CEO de Lardi & Partner Consulting GmbH, una consultora especializada en mejorar la digitalización de empresas.

Al igual que FairAgora Asia, la empresa de Lardi se ha embarcado en llevar la tecnología a otra polémica industria, la del aceite de palma. Así, el aceite vegetal más consumido ha sido relacionado con la deforestación, el trabajo infantil y el trabajo esclavo, entre otros.

A través de BloomBloc, su filial en Malasia, la consultora está desarrollando un proyecto piloto para el Consejo Malayo para el Aceite de Palma (MPOC en sus siglas en inglés), un lobby que representa los intereses de la industria del país asiático. La aplicación permite identificar cada uno de los racimos de palma aceitera y seguir su camino hasta la refinería para conocer exactamente de qué plantación procede cada uno de ellos. Los datos están además disponibles para los diferentes actores implicados, con el objetivo de incrementar la transparencia y la credibilidad de la industria, asegura Lardi.

Ni un trabajador sin contrato

La industria agrícola es a menudo sinónimo de trabajo informal, especialmente en regiones como Asia donde casi el 70% de la población empleada trabaja sin contrato. Esto no sólo les convierte en blanco de abusos laborales, sino que también perjudica su futuro profesional. “Una de las cosas que hemos percibido es que muchos trabajadores en el sector de la acuicultura no tienen contratos escritos, sólo orales, y no hay ningún seguimiento o registro de sus actividades o trabajos pasados”, explica Alemany. Para atajar este problema, la aplicación de FairAgora Asia incluye un perfil de cada empleado donde se registra una especie de currículum que pueden utilizar después cuando busquen un nuevo trabajo. “Incluso si no hay contratos de trabajo en papel, hay una entrada de datos [aprobada] y es mejor que nada”, explica la especialista.

La plataforma de BloomBloc también verifica que cada uno de los racimos de palma aceitera está asociado a un trabajador que tiene un contrato y cuya documentación ha sido verificada, especialmente si es inmigrante.

“Monitoreamos lo que ocurre desde la plantación hasta la refinería, que es la parte más difícil de trazar porque el 40% de la industria lo componen pequeños propietarios”, explica Kamales Lardi. Además el sistema permite controlar otros elementos más técnicos, como la humedad o la temperatura, si se instalan los sensores necesarios para ello.

Pero será el consumidor quien finalmente decidirá el éxito de estos proyectos, dice Om Prakash Routray de SourceTrace. “La conversación ha estado ahí desde hace tiempo, pero ahora estamos viendo que no sólo las grandes empresas [están implementando esta tecnología], también los pequeños”, explica el empresario. Esto se debe a que cada vez hay más consumidores dispuestos a financiar, con un precio más alto, una mayor transparencia en lo que compran. “Ahora las empresas pueden conseguir un [precio] 10 o 15% mayor si pueden contar la historia [de su producto]. Esto puede mejorar espectacularmente gracias a la demanda de los consumidores”, continúa Routray.

De hecho, estas consultoras también están adaptando sus plataformas para ayudar a los productores, especialmente los más pequeños, a obtener certificaciones de sostenibilidad. Así, FairAgora Asia ha iniciado un proyecto piloto en Vietnam, mientras que BloomBloc y SourceTrace trabajan con esquemas como la Mesa Redonda para el Aceite Sostenible o las certificaciones orgánicas.

No obstante, la curva de aprendizaje necesaria para utilizar estas aplicaciones puede presentarse empinada para los pequeños productores. “El punto más problemático de la blockchain en la cadena de suministro está relacionado con la entrada de datos. Así que estamos intentando hacer que la entrada de datos sea lo menos manual posible para que los datos sean fidedignos”, asegura Lardi. Por su parte, el piloto de FairAgora Asia incluye formaciones específicas para que aprendan a registrar todos los datos. “Ha sido un proceso largo, pero ha sido una bonita historia de éxito”, concluye Alemany.