¿Qué hay detrás del aumento del diseño defensivo?

¿Qué hay detrás del aumento del diseño defensivo?

People in central London sit on one of a number of ‘Camden Benches’ dotted around the city. It is what artist Stuart Semple calls a “textbook example” of “hostile design”.

(Amy Fallon)
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Cuando en 2017 se instalaron tachuelas por un valor de 20.000 dólares estadounidenses en la fuente de un parque del centro de Toronto, el malestar de algunos vecinos se vio atenuado por la aceptación general de que la medida, diseñada para prevenir el daño causado por los usuarios de monopatín, era necesaria.

Las tachuelas no eran abiertamente excluyentes, al menos no en comparación con los picos de acero de una pulgada de alto colocados fuera de una tienda de comestibles de Londres para evitar que las personas sin hogar duerman allí. Sin embargo, no dejan de ser lo que Cara Chellew, investigadora y defensora del espacio público residente en Toronto, denomina “arquitectura hostil”.

Esta tendencia, es decir, tratar de controlar el comportamiento y prevenir la delincuencia a través del diseño ambiental, no es nueva. Sin embargo, no cabe duda de que está ganando terreno en ciudades y poblaciones de todo el mundo.

“Desde que tenemos ciudades, siempre hemos utilizado una forma de arquitectura defensiva”, señala Chellew. “Pero esta tendencia realmente ha aumentado en los últimos 15 años más o menos, ya que se ha centrado más en el espacio público a la hora de construir la ciudad”, comenta a Equal Times. “Estamos creando espacios públicos, pero estos espacios públicos conllevan la intención de mantenerlos ordenados y cuidados, ahorrar en costos policiales o reducir el mantenimiento y el vandalismo”.

Un ejemplo infame son los bancos Camden de Londres, lo que el artista británico Stuart Semple, que lleva a cabo una campaña en contra del “diseño inhumano y antihumanos en los espacios públicos” a través de su trabajo, describe como un "ejemplo de libro de texto" de diseño desagradable.

En un día soleado, la gente puede sentarse en los bancos de hormigón ligeramente inclinados que el ayuntamiento de Camden instaló por primera vez en 2012 en el centro de Londres mientras almuerzan, esperan amigos o simplemente pasan el tiempo. Pero resulta muy difícil utilizarlos para jugar con un monopatín, dormir a la intemperie o incluso para sentarse durante mucho tiempo.

Las repercusiones de este tipo de arquitectura incluyen desde los tradicionales bancos con una barra en el medio hasta formas más extremas como rebordes salientes en las puertas o, como Chellew ha encontrado, vidrios rotos incrustados en el hormigón para evitar que las personas escalen un muro. Es estéticamente desagradable, pero su efecto va más allá de lo estético.

El diseño hostil generalmente está dirigido a las personas sin hogar, pero afecta negativamente a las personas mayores, a las mujeres embarazadas y a las personas con discapacidad. Y todos experimentan sus consecuencias: “Acabas por decir: ‘Este lugar es un poco inquietante’ o ‘Este lugar debe ser un poco inseguro’, no vas a detenerte y hablar con la gente. Es así como este miedo comienza a infiltrarse en un espacio público”, asegura Semple.

Una respuesta a la creciente indigencia callejera

La arquitectura defensiva es particularmente frecuente en las principales ciudades del mundo donde las políticas neoliberales se han arraigado, en correlación conel aumento del número de personas sin hogar tras la crisis financiera de 2008. Según una investigación publicada a finales de 2016 por Crisis, la organización benéfica para personas sin hogar del Reino Unido, el 60% de las personas que recurren a este tipo de servicios en Inglaterra y el País de Gales señaló un aumento del tipo de arquitectura defensiva que hace imposible sentarse o acostarse en público. Un portavoz del alcalde de Londres, Sadiq Khan, comentó a Equal Times que cree que este aumento es una “desgracia nacional” y que el alcalde “se opone a los tipos inhumanos de arquitectura defensiva, tales como los picos metálicos contra las personas sin hogar”.

Quienes defienden la arquitectura hostil argumentan que es necesaria para la seguridad pública, y Chellew afirma que se está generalizando a medida que los diseñadores y planificadores urbanos comienzan a pensar en ella como “una especie de mejor práctica”. Esta idea está calando hondo entre la comunidad de diseñadores, ya que se tiene la idea de que así podríamos crear espacios a un menor costo y supuestamente accesibles a todos”.

El diseño hostil también tiende a ponerse en boga en el hemisferio sur. Los afilados picos metálicos que una sucursal del banco HDFC, en Mumbai, colocó al exterior del edificio para disuadir a los vendedores ambulantes y a las personas sin hogar fueron retirados el año pasado después de que los habitantes de la localidad expresaran su indignación en Twitter.

En Ciudad del Cabo, el Centro de recursos de historia social Iziko, que alberga varias obras de arte importantes, tiene paneles de vidrio entre los arcos de su edificio para que las personas no puedan dormir o merodear en los espacios que hay detrás y debajo de las arcadas.

Otras instituciones públicas en Sudáfrica presentan características similares, así como pavimentos con rocas puntiagudas para evitar dormir sobre ellos. Las altas tasas de criminalidad en ciudades como Johannesburgo y Ciudad del Cabo y la desigualdad de ingresos presente en todo el país añaden complejidad al tema del diseño hostil.

La percepción de la delincuencia es lo que motiva las respuestas a la delincuencia, y son las zonas más seguras de las ciudades las que suelen contar con las medidas más preventivas (es decir, hostiles), afirma Rashiq Fataar, director fundador de Our Future Cities, una organización sin fines de lucro con sede en Ciudad del Cabo que trabaja sobre la manera de conseguir que las ciudades sean más equitativas y socialmente inclusivas.

El diseño hostil, señala, a menudo tiene la intención de crear espacios más seguros que requieran menos mantenimiento, pero en la mayoría de los casos surte el efecto contrario. “La seguridad y la protección sostenibles se logran desde siempre únicamente gracias a un buen diseño urbano, con la participación de la comunidad y de las partes interesadas y con lo que denominamos vigilancia pasiva, es decir, con las calles llenas de gente y no con un diseño que excluya a las personas”, asegura Fataar.

En tanto que el país más desigual del mundo, y donde la vida posterior al apartheid aún afecta a todas las facetas de la sociedad, Fataar afirma que se necesita hacer más para alentar e invitar a las personas a sentarse, a quedarse y disfrutar de los espacios sin tener que gastar dinero comprando un café o yendo a un restaurante.

Recuperación del espacio público

¿Cómo podemos entonces recuperar el espacio público? Una forma de lograrlo es poner en cuestión directamente a los planificadores, arquitectos y diseñadores sobre la manera en que están diseñando los espacios públicos. Chellew, por ejemplo, ha planteado el uso de la arquitectura defensiva con la ciudad de Toronto.

Cuando Equal Times habló con una portavoz de la ciudad de Toronto sobre las tachuelas que se añadieron a la fuente del parque Berczy, nos comentó que se introdujeron tras un incidente en el que una estatua resultó dañada por el uso de monopatines, dando lugar a costosas reparaciones. “A veces, se requieren elementos de diseño como estos para proteger las zonas recreativas. Mantener nuestros espacios públicos en buen estado de funcionamiento es importante para garantizar que permanezcan abiertos, acogedores y seguros para todos”.

Por su parte, un portavoz del ayuntamiento de Camden, en Londres, señaló que los “bancos Camden” en realidad habían sido “diseñados para reducir los grafiti, la colocación de carteles y la basura”, y que el ayuntamiento había introducido una serie de medidas para “proporcionar a las personas [sin hogar] rutas efectivas fuera de las calles”. Estas medidas incluyen un equipo especializado de informadores para las personas que duermen en la vía pública y una aplicación electrónica para ofrecer consejos y apoyo a las personas sin hogar que viven en la calle.

Las reglamentaciones en los espacios de propiedad privada, pero de acceso público, podrían ser otra medida, mientras que la consulta comunitaria es una forma de dar mayor acceso a los espacios públicos. En Toronto, Chellew creó recientemente el proyecto cartográfico #DefensiveTO, reuniendo a más de 50 voluntarios para fotografiar junto con ella la arquitectura defensiva. Se inspiró en las campañas Hidden Hostility DC (Hostilidad oculta en DC, en inglés) y #SoyonsHumains ("Seamos humanos", en francés) que incluyen la creación de mapas interactivos señalando tuits geolocalizados.

Semple, quien se “horrorizó” al ver barras de metal colocadas en el medio de los bancos de su ciudad natal, Bournemouth, el año pasado, creó al poco tiempo hostiledesign.org. Este sitio web cuenta con una base de datos con ejemplos fotográficos de arquitectura hostil de todo el mundo, que el artista alienta a las personas a compartir utilizando la etiqueta #HostileDesign para “nombrar y avergonzar” a quienes la han ideado.

Hasta ahora, han sido etiquetados en Instagram más de 500 ejemplos de diseño defensivo a través del sitio. Entre tanto, se han difundido en el sitio casi 2.000 calcomanías que indican “delito de diseño” y que pueden colocarse directamente sobre objetos de diseño hostil.

Sin embargo, tanto Chellew como Semple afirman que la defensa más eficaz contra la arquitectura defensiva puede lograrse a través de la atención de los medios de comunicación. En Toronto, el año pasado, un grupo de personas, incluido Chellew, pidió que se quitara una rejilla defensiva que cubría un respiradero de calefacción donde solían dormir personas sin hogar en una organización sanitaria que supervisa varios hospitales. Después de aparecer en los titulares de las noticias, se retiró la rejilla. Del mismo modo, en las 24 horas posteriores a la publicación de una fotografía de las barras centrales en los bancos de Bournemouth en su página de Facebook, Semple tuvo más de un millón de vistas. El ayuntamiento tardó solo una semana en retirarlos.