¿Qué puede ayudar a salvar el sector textil de Nigeria? ¿La sindicación es la clave?

Funke Omoniyi Johnson es la fundadora de Mama Tee Fashion. Saidat Taiwo Oshodi, por su parte, es la orgullosa propietaria de Sai Tai Enterprises Nigeria Limited. Ambas son sastres por cuenta propia en Lagos, la bulliciosa capital comercial de Nigeria. Entre ellas acumulan un total de 55 años de experiencia en el sector. Uno se imagina que eso debería ser suficiente para impulsar el crecimiento de sus negocios, garantizar su seguridad financiera y asegurar su futuro. La realidad es que tienen dificultades para mantenerse a flote debido al declive continuo del sector textil de Nigeria.

La unión sidical nigeriana National Union of Textile Garment and Tailoring Workers of Nigeria (NUTGTWN) continúa luchando por sastres por cuenta propia como Johnson y Oshodi, con la esperanza de que un día la industria recupere su gloria. Sin embargo, el NUTGTWN también libra su propia batalla para seguir siendo pertinente en un sector muy poco predecible.

Los sastres por cuenta propia necesitan que el NUTGTWN los defienda en lo que se refiere a las políticas, mientras que el NUTGTWN necesita a los trabajadores de la economía informal en sus efectivos para garantizar su base de poder y pertinencia en el movimiento sindical en general.

En su auge en la década de los ochenta, la industria textil nigeriana era un sector dinámico y próspero, con más de 150 fábricas textiles y más de 350.000 trabajadores. Era el tercer sector más importante en África después de Sudáfrica y Egipto, y “el segundo empleador más importante después del Gobierno” de Nigeria, según el informe Trade Union in Transformation: A Case Study of The National Union of Textile, Garment and Tailoring Workers of Nigeria, elaborado por Ismail Bello, secretario general adjunto del NUTGTWN, y publicado por la fundación alemana Friedrich-Ebert-Stiftung (FES).

Con una tasa de crecimiento anual de 67% entre 1985 y 1991, y una tasa de empleo de aproximadamente 25% de la fuerza de trabajo en la industria manufacturera de Nigeria, este período a menudo se describe como ‘la era dorada’ del sector. En esa época se consideraba al NUTGTWN como uno de los sindicatos más poderosos e influyentes de Nigeria.

En su apogeo, contaba con más de 75.000 trabajadores afiliados, lo que permitía al sindicato “movilizarse en torno a cuestiones críticas como la negociación salarial, la defensa de los derechos de los trabajadores, la mejora de las condiciones de trabajo y la justicia en el sector para sus afiliados”, dice Bello.

Sin embargo, “la preponderancia del neoliberalismo en la década de los noventa como el marco en el que se basa las políticas económicas” llevó a “la liberalización del mercado y la desregulación económica, con las consecuencias pertinentes para las industrias locales, en particular el sector textil y de confección de prendas de vestir”.

Bello explica a Equal Times que “la situación actual empezó a gran escala a mediados de la década de los noventa. En 1997, Nigeria se convirtió en Estado Miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que implicó la liberalización absoluta del mercado textil en Nigeria. Antes de ello, el mercado textil nigeriano estaba salvaguardado y protegido. La pertenencia a la OMC abrió el espacio para la importación de productos textiles en un momento en el que la maquinaria del sector se estaba quedando obsoleta y no estaba preparada para hacer frente a la competencia masiva que experimentaba”.

Según Bello, “los efectos fueron casi inmediatos y dramáticos”, lo que llevó a años de cierres de fábricas, supresión de puestos de trabajo y un declive general. Además, “la cuestión interna del suministro eléctrico, la disponibilidad de fondos y la protección del mercado local” contribuyeron a la crisis y el estancamiento del sector.

Nueva estrategia para la supervivencia

A lo largo del tiempo, el declive ha tenido el consiguiente efecto: la fuerza de trabajo pasó a ser de más de 350.000 trabajadores en 1980 a tan solo 27.000 en 2016, y el número de afiliados al NUTGTWN se ha reducido en más de la mitad a aproximadamente 35.000. Con un número de trabajadores afiliados en el sector cada vez menor –lo que significaba una pérdida de poder e influencia– el NUTGTWN necesitaba una estrategia para garantizar su supervivencia, una que ayudara a transformar y reforzar su posición en el movimiento sindical de Nigeria y su capacidad de influir en las políticas del Gobierno y generar cambios en un momento crítico.

Como resultado, el NUTGTWN decidió que la reorganización interna y la “ampliación del alcance de su base de afiliados más allá de los trabajadores de las fábricas para incluir a sastres por cuenta propia” fuera una manera de lograr este objetivo.

“Que un sindicato explorara un nuevo terreno más allá de las paredes de la fábrica para organizar a las personas que trabajan por cuenta propia era una estrategia nueva. Era algo que llamó la atención y constituyó un acontecimiento muy sorprendente”, dice Bello.

“Si el sindicato se hubiera sentado y simplemente observado [el declive de la industria textil], su poder estructural habría disminuido. Por lo tanto, la sindicación de los sastres por cuenta propia fue una manera de compensar la disminución del poder estructural y aprovechar el poder asociativo para garantizar que el sindicato mantiene su pertinencia en la negociación colectiva y la representación de trabajadores”, añade.

Así que, ¿cómo ayuda el NUTGTWN a los sastres por cuenta propia? Según Oshodi, le da una voz. “Sola, el Gobierno no te escucha, pero cuando cuentas con el apoyo de un sindicato al que estás afiliada, el Gobierno definitivamente te escucha. También habla por nosotros en cuestiones como la doble imposición [estatal y federal] y el suministro de energía”.

Para Johnson, que está afiliada al NUTGTWN desde hace más de una década, el sindicato ha sido esencial para su desarrollo profesional: “Además de organizarnos, realizan seminarios y conferencias sobre formación en liderazgo, nuevas tendencias de moda, negocios y conocimientos financieros sobre cómo sobrevivir cuando ya no podemos seguir trabajando y cómo podemos beneficiarnos los unos de los otros”.

Además de la formación, Bello dice que el NUTGTWN ayuda a los sastres por cuenta propia dialogando con el Gobierno sobre las cuestiones de mayor importancia para ellos. “[Por ejemplo] la importación ilegal de productos textiles afecta tanto a la producción textil como a los sastres por cuenta propia. Si se importan ilegalmente prendas de vestir al país, ¿qué oportunidad tienen los sastres de mostrar sus competencias?”

Garantizar lugares de trabajo adecuados y ocuparse de las consecuencias de las importaciones del extranjero también constituyen una cuestión clave para los trabajadores textiles de la economía informal de Nigeria. Johnson y Oshodi cuentan a Equal Times que su negocio cada vez es más difícil con la importación de tela y prendas de vestir de otros países, en particular de China, que es conocida por fabricar falsificaciones de calidad inferior de los diseños locales.

Cuando se le pregunta si prohibir la importación de productos chinos ayudaría a reactivar la industria, Oshodi se muestra de acuerdo. “Estoy totalmente segura de ello. En China tienen acceso a un suministro de energía. Nosotros tenemos que comprar gasóleo para encender nuestros grupos electrógenos para poder asegurar la producción. Esto aumenta los precios. Si el Gobierno puede ayudarnos, creo que el sector textil y de la confección de prendas resucitará y las cosas irán bien para el hombre de la calle”.

Por desgracia, Bello sabe que el reto al que se enfrenta el NUTGTWN es proteger a sus trabajadores en ausencia de proteccionismo. “En la época de la globalización, las manos del país ya están atadas a todo tipo de acuerdos: multilaterales y bilaterales. Dialogamos periódicamente con el Gobierno en todos los niveles. Recientemente, el Gobierno nigeriano elaboró un nuevo plan de revolución industrial”. Bello dice que el plan, cuyo objetivo es que Nigeria pase de ser un importador neto de productos a un país fabricante, es “probablemente fruto de nuestra labor de promoción y de la de otras personas interesadas en la reactivación industrial en Nigeria”.

Bello dice que hay una serie de cuestiones que el Gobierno debería abordar con urgencia. “Pensamos que es importante solucionar el problema de la electricidad para que las importaciones que llegan al país lo hagan de forma legítima y con la calidad adecuada. No pueden violar los derechos de autor porque hay diseños locales, que la gente roba y mete de contrabando en el país. Todo esto acaba con los negocios y afecta a la industria”.

La ejecución también es clave: “Lo que queda es poder llevar a la práctica algunas de las ideas que se han presentado”, dice Bello. Sin embargo, es optimista y cree que el sector textil de Nigeria puede ser de nuevo competitivo si se proporciona el entorno apropiado. “Como sindicato no nos rendimos”.