¿Qué supondrá un cambio de nombre para la identidad de Macedonia (Norte)?

El 17 de junio de 2018, los ministros macedonio y griego firmaron un acuerdo para resolver la inveterada e inextricable disputa en torno al nombre de "Macedonia". Este país de la antigua Yugoslavia será rebautizado como "Macedonia del Norte" y, a cambio, Grecia acepta retirar su veto a la adhesión de Macedonia a la Unión Europea y a la OTAN.

Se trata de un acuerdo histórico que debería poner fin a un conflicto que comenzó en 1991, hace 27 años, cuando Macedonia se independizó tras la desintegración de Yugoslavia. Su vecino del sur, Grecia, reivindicó el nombre del país recién fundado para su región septentrional de Macedonia. Grecia también interpretó el nombre de la nueva nación como un intento de apropiarse de los símbolos y figuras históricas de la Antigua Grecia.

Desde entonces, la República de Macedonia se ha denominado (internacionalmente) ARYM, la Antigua República Yugoslava de Macedonia. La crisis del nombre ha alargado el camino de Macedonia hacia la adhesión a la UE; el país del sudeste de Europa lleva siendo candidato a la UE desde 2005, pero su proceso de adhesión ha estado congelado a la espera de una resolución sobre la cuestión del nombre.

Muchas personas de fuera consideran contraproducente mantener durante tanto tiempo una disputa en torno un nombre a tan alto costo. Pero, para Macedonia, no se trata sólo del nombre sino de una cuestión fundamental sobre la identidad del país.

"La cuestión de la identidad y la cultura compartidas son clave en esta disputa", afirma Ljubomir Frčkoski, profesor de Derecho de la Saints Cyril and Methodius University de Skopje y ex ministro de Interior y de Asuntos Exteriores. Las fronteras del país fluctuaron a lo largo de los siglos y el territorio macedonio actual ha pertenecido, sucesivamente, a los imperios romano y bizantino, a los imperios medievales serbio y búlgaro, seguidos por el Imperio Otomano, durante casi 500 años, hasta la Primera Guerra Balcánica en 1912. Muchos historiadores y etnógrafos consideraron a los habitantes de Macedonia de etnia búlgara, aunque hay pruebas de que los emigrantes del siglo XIX declararon en los documentos oficiales de entrada a los Estados Unidos que eran "macedonios".

Frčkoski señala que Macedonia es una pequeña nación que comparte muchos elementos de las culturas búlgara y albanesa. El país es relativamente joven, ya que fue la Yugoslavia de Tito, tras la Segunda Guerra Mundial, la que creó Macedonia con las fronteras que hoy conocemos y promovió una lengua y una identidad macedonias.

"Podemos vivir con el prefijo ’Norte’ en el nombre del país. Nunca se trató sólo de ese nombre", explica Frčkoski. "El nombre también está ligado a nuestro concepto de identidad, de quienes somos. [...] es una cuestión de ‘supervivencia’ para una minúscula nación eslava de sólo dos millones de habitantes que puede ser fácilmente ‘asimilada’ por sus vecinos más grandes", explica.

Skopje 2014 y el proceso de ‘antiquización’

En un intento de afirmar su identidad nacional, Macedonia ha recurrido en los últimos años a la Antigüedad y a la idea de que los antepasados del país descendían de Alejandro Magno, conquistador de Macedonia, que reinó desde el 336 hasta el 323 a.C. La principal autopista y el aeropuerto del país fueron nombrados en honor al célebre guerrero, que los nacionalistas macedonios consideran suyo, al igual que los griegos −ese es el problema−.

Nada encarna mejor el intento de "antiquización" de Macedonia que el proyecto de renovación urbana Skopje 2014. La ambiciosa tarea de construcción, que comenzó en 2010, cambió la fisonomía de la capital y, en apenas un año, el centro de la ciudad de Skopje se convirtió en un museo al aire libre salpicado de estatuas, puentes y fachadas remodeladas al estilo clásico y barroco.

Aunque sobre el papel el proyecto pretendía dar un impulso a la industria turística de la ciudad, se percibía claramente el esfuerzo de cambiar el legado cultural de la ciudad y, de hecho, del país.

La joya de la corona del nuevo parque monumental de Skopje es la estatua conocida oficialmente como "El guerrero a caballo", un jinete de 22 metros rodeado de leones que presume ser Alejandro Magno. "Esta es nuestra manera de decirles [a los griegos] ¡que os den!", dijo Antonio Milososki, ex ministro de Asuntos Exteriores de Macedonia, al diario the Guardian en 2011.

El relato para forjar la identidad del país, del que se hace eco el proyecto Skopje 2014, hace caso omiso de importantes elementos que configuran la historia macedonia, como el alzamiento de Iliden, una revuelta contra el Imperio Otomano en la pequeña ciudad de Kruševo que dio lugar a la creación de la efímera República de Kruševo (que con el tiempo se convirtió en símbolo de la liberación nacional de la República de Macedonia).

La identidad macedonia impulsada por el Estado también minimiza la herencia socialista del país. En un artículo académico sobre el proyecto Skopje 2014, Maja Muhić, profesora asociada de la South East European University de Tetovo, Macedonia, cita una encuesta realizada en 2013. Cuando se pregunta sobre el período histórico que mejor define la identidad nacional macedonia, el 31% de los encuestados responde que la etapa revolucionaria y el 30% señala a la República Federal Socialista de Yugoslavia. "Según los resultados de la encuesta, sólo el 5,8% de la población considera que la Antigüedad es el período que define histórica y culturalmente a Macedonia", dice Muhić.

"No creo que el proyecto deba ser visto como un acto de despecho hacia nuestro vecino del sur. El proyecto sirvió más bien al entonces partido gobernante, VMRO-DPMNE [Organización Revolucionaria Macedonia Interna - Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia] como herramienta para afirmar su papel histórico en [forjar] la identidad del país", sugiere a Equal Times Muhić, coautor de Redefining National Identity in Macedonia. Analyzing Competing Origins Myths and Interpretations through Hegemonic Representations, (Redefiniendo la identidad nacional en Macedonia. Analizando mitos e interpretaciones opuestas sobre sus orígenes, a través de representaciones hegemónicas).

La politización de la identidad macedonia

El partido derechista VMRO-DPMNE fue el cerebro y el principal inversor de Skopje 2014. En 2015, la oposición intervino varias conversaciones telefónicas en las que se señalaba al líder del partido y ex primer ministro, Nikola Gruevski, como la "mano oculta" detrás del cambio de imagen de la capital, según publicó Balkan Insight.

Es importante señalar que Skopje 2014 también descuidó la herencia otomana del país, así como la influencia de la cultura albanesa. La etnia albanesa representa alrededor de una cuarta parte de la población del país, el Gobierno de VMRO-DPMNE les presentó como una amenaza para Macedonia, con aspiraciones de crear una Gran Albania.

"En las naciones pequeñas, los grupos nacionalistas encuentran su nicho ideológico en la ’defensa de la nación’ desde dentro y desde fuera. En Macedonia, utilizaron la retórica victimista de que “no caemos bien” a los búlgaros, ni a la comunidad internacional y de que la minoría albanesa de Macedonia conspira desde dentro contra nosotros[...]. La derecha encuentra su sitio presentándose como el partido que nos defiende, el único partido que nos defiende", dice Frčkoski.

El partido de Gruevski permaneció en el poder durante 11 años, y su Gobierno cuasi autoritario comenzó a desmoronarse sólo tras el escándalo que en 2015 reveló que el partido gobernante había ordenado la intervención telefónica de unos 20.000 ciudadanos, entre ellos periodistas, civiles y opositores políticos. También salió a la luz que Gruevski, junto con muchos funcionarios de alto rango de su partido, podría estar involucrado en abusos de poder, malversación de fondos y fraude. El escándalo provocó protestas durante un mes y, finalmente, la transferencia pacífica de poder al nuevo Gobierno socialdemócrata de centro-izquierda.

En cuanto al legado de Skopje 2014, lo más probable es que el proyecto sea recordado como símbolo de corrupción y malversación de fondos, más que como un proyecto de construcción de identidad, según Muhić.

"La identidad nacional podría cambiar en un par de generaciones; depende de lo que se enseñe a los jóvenes en las escuelas y de cómo vayan a referirse a los monumentos. Pero, teniendo en cuenta el acuerdo con Grecia, según el cual todos los monumentos que se refieren a la Historia Antigua necesitan indicar su relación con la cultura helénica, es difícil prever cuál será el desarrollo de la identidad[de Skopje 2014]", afirma.

El "cebo" de la UE

La caída del Gobierno de Gruevski ha contribuido considerablemente a la percepción de estancamiento en la disputa sobre el nombre de Macedonia, según Marko Trosanovski, presidente de la ONG con sede en Skopje Instituto por la Democracia (Societas Civilis). Según una encuesta realizada por este instituto en febrero de 2018, la mayoría de los ciudadanos macedonios apoya una solución de compromiso a la disputa sobre el nombre.

"Esta es la cuarta vez que nuestra ONG realiza una encuesta de este tipo, y la primera que constatamos un cambio significativo en la percepción popular sobre el acuerdo", explica Trosanovski. En la encuesta realizada en 2015, alrededor del 40% de los macedonios encuestados se mostraban dispuestos a aceptar un acuerdo de compromiso. En la encuesta más reciente, ese porcentaje ha aumentado a más del 60%.

"El Gobierno anterior tenía un relato euroescéptico: llamaba a la UE ’una unión de hipócritas’, y decía que no obtendríamos nada perteneciendo a la UE". Con el nuevo Gobierno, "eso ha cambiado", dice Trosanovski.

Aunque la aprobación pública de la adhesión a la UE y a la OTAN ha disminuido con el paso de los años, todavía se mantiene "en torno al 70 por ciento", afirma. La perspectiva de unirse a la UE –y de disfrutar de la estabilidad social y de un mejor nivel de vida que promete la adhesión– podría servir para convencer a los macedonios de que aprueben el acuerdo sobre el nombre.

Zoran Zaev, actual primer ministro, así lo espera. El acuerdo con Grecia aún debe ser aprobado en el referéndum previsto el próximo 30 de septiembre. Zaev anunció que dimitirá si el pueblo veta el cambio de nombre aunque se muestra confiado en su éxito. "Espero un apoyo enorme y un porcentaje elevado... en línea con el porcentaje de personas que respaldó la adhesión a la Unión Europea y a la OTAN", dijo Zaev en una reciente entrevista.