Se insta a la UE a dejar atrás la austeridad para luchar contra la pobreza

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Cuando una coalición de ONG afirma que Europa va por mal camino si quiere alcanzar su propio objetivo de sacar a 20 millones de personas de la pobreza para 2020, no es ninguna novedad.

Pero cuando el reconocimiento de tal fracaso proviene del Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso o del Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, la gente empieza a prestarle atención.

Esto es exactamente lo que ocurrió durante la tercera Convención de la Plataforma Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social, que tuvo lugar en Bruselas a finales de noviembre de 2013.

Tres años después del lanzamiento de la estrategia Europa 2020 para una UE más justa y más próspera, no solo no se ha conseguido reducir la pobreza, sino que en realidad ha aumentado.

Uno de cada cuatro ciudadanos europeos, es decir 125 millones de personas, corren actualmente el riesgo de caer en la pobreza. Esto representa un incremento de cinco millones desde 2010.

En su intervención durante la Convención, Barroso admitió que “la situación está peor ahora que en 2010, cuando se adoptó la estrategia Europa 2020”.

Lieve Fransen, Directora de Europa 2020, pide a los Estados miembros de la UE que asuman la parte que les toca en la lucha contra la pobreza: “Hemos establecido el marco legislativo para ganar esta batalla, ahora les corresponde a los Gobiernos nacionales aplicarlo correctamente aprobando las leyes adecuadas”.

 

La austeridad no es la solución

Pero Barbara Hellferich, Directora de la Red Europea Anti-Pobreza, no está de acuerdo en que el fracaso a la hora de combatir la pobreza en Europa deba achacarse a los Estados miembros.

Afirma que la UE debería haber hecho más. “Se necesita urgentemente una estrategia ambiciosa para luchar contra la pobreza y la exclusión social, que incluye políticas educativas, de empleo y macroeconómicas. Además hace falta asignar más recursos financieros”, explica.

Una de las mayores victorias de la sociedad civil en la Convención de noviembre fue la decisión de organizar audiencias anuales en el Parlamento Europeo, donde los ciudadanos de a pie víctimas de la pobreza puedan opinar sobre lo que la UE tendría que hacer para combatirla.

Según Józef Niemiec, Secretario General Adjunto de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), “La austeridad y los fuertes recortes presupuestarios no sólo no han conseguido luchar contra la crisis, sino que además han agravado la situación social.

“La población activa ha sido la más afectada. La pobreza y la exclusión social entre las personas entre 18 y 64 años han aumentado considerablemente, sobre todo a causa de los crecientes niveles de hogares con todos sus miembros desempleados.

“Pedimos a los líderes europeos que den un rápido giro y cumplan sus promesas de sacar a Europa de la crisis. Existen alternativas a la austeridad. La CES propone una Nueva Vía para Europa, un plan básico para la creación de empleos de calidad”.

 

Protestas

Pese a los recientes anuncios de que la crisis ha terminado y la recuperación está en camino, los europeos afectados por la pobreza siguen saliendo a las calles.

Tras las manifestaciones masivas en Grecia y España a finales del año pasado, en Italia ha surgido el denominado movimiento ‘de las horcas’, bloqueando carreteras y paralizando los transportes en todo el país.

Durante la última cumbre europea en diciembre, miles de manifestantes amenazaron con ocasionar graves perturbaciones a la reunión de líderes de la UE. Las manifestaciones reclamaban menos austeridad y medidas más efectivas para sacar a Europa de la crisis.

En ningún otro país se han sentido más las consecuencias de las políticas europeas que en Grecia.

Fue el primer Estado miembro de la UE en sufrir el impacto de las medidas de austeridad impuestas por la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y desde 2010, la pobreza se ha agravado dramáticamente en el país.

Son pocos los que no han resultado afectados por la crisis económica en Grecia, lo que ha llevado a algunos a decantarse por la extrema derecha, mientras que otros se han refugiado en el arte.

El director griego Dimitris Sofianopoulos, por ejemplo, realizó hace poco una película cuyo protagonista es un perro callejero, documentando la lucha cotidiana de la población en Atenas.

Existen ahora esperanzas de que Grecia, que asumió recientemente la presidencia rotatoria de la Unión Europea, utilice esta ocasión para llamar la atención sobre la suerte de millones de ciudadanos de la UE que confían en que se ponga fin a la brecha cada vez más profunda entre el discurso público sobre el alivio de la pobreza y la realidad sobre el terreno.